32. Michael.

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Devon no estaba muerta. Devon ni siquiera estaba en coma. Devon, de hecho, había dejado la escena de su accidente con un simple golpe en su brazo izquierdo y un pequeño rasguño en su frente. Sin embargo, ella estaba atrapada en el hospital, en observación hasta que el doctor considerara que estaba lista para darle de alta.

—Traigan al chico —una enfermera ladró mientras Devon miraba desde su posición sentada en una cama de hospital. La sala de emergencias ahora estaba repleta de ruido; con los médicos desesperados tratando de ayudar a este chico desconocido a que llegara a una habitación del hospital a tiempo. Devon surcó las cejas la confusión, pero decidió, que era una gran ciudad y probablemente ella no lo conocía.

Sin embargo, había encontrado extraño que Marina la fue a visitar y Michael no lo había hecho. Marina dijo que había llamado a Michael para informarle del accidente y supuso que estaba en camino. Incluso sus padres la habían llamado.

Este muchacho fue llevado más allá de Devon tan rápido que no pudo conseguir una visión clara de su cara. — ¿Me puedo ir ahora? —le preguntó a su enfermera. Lo único que quería hacer era dejar el hospital y olvidar todo lo que había sucedido. Ella sólo quería ver dónde estaba Michael y por qué aún no había venido a visitarla.

—Necesita el visto bueno de su médico, pero estoy segura de que estará bien. Iré a preguntar —la enfermera salió de la zona de Devon y cerró la cortina detrás de ella, dejando a Devon consigo misma. Esto le dio tiempo para examinar el moretón en el brazo, que venía de su choque menor contra el volante. El hematoma se estaba convirtiendo de un púrpura desagradable.

La enfermera regresó rápidamente, diciéndole a Devon que ya estaba bien para salir. Devon le dio las gracias y salió corriendo, encontrándose con Marina en la sala de espera. Marina se paseaba de un lado a otro con preocupación, con pequeñas lágrimas cayendo por su cara. Ver a Devon hizo que sus ojos se ensancharan y dio pasos para llegar a su mejor amiga. Ella envolvió a Devon en un abrazo gigante, haciéndola jadear. —Oh Dev estoy tan triste, lo siento tanto, no sé cómo estás manejando esto con tanta calma pero —

—¿Manejar qué? —Devon preguntó con suspicacia, empujando suavemente a Marina de encima—. ¿Qué pasó?

Una mirada de comprensión cruzó la cara de Marina, seguido rápidamente por una mirada de pesar ya que sabía que ella sería la portadora de la noticia. —Devon… sé por qué Michael no vino a visitarte.

—¿Qué? ¿Por qué?

Marina dio un suspiro tembloroso y se secó las lágrimas. —Michael corrió aquí tan pronto como recibió mi llamada. Conducía. Y era tanta la prisa para ver si estabas bien que él... él…—se interrumpió, incapaz de terminar su pensamiento sin la voz quebrada—. Devon, tuvo un accidente de coche. Uno más grave. Y él fue trasladado de urgencia al hospital y yo no sé si él lo hizo.

Devon cerró los ojos y procesó cada una de las palabras de Marina con cuidado. —Mari —, empezó con cautela— ¿cuándo llegó por primera vez?

—No sé, ¿hace unos quince minutos?

Devon contuvo las lágrimas mientras corría de vuelta a recepción. —Hola, estoy buscando a un chico que acaba de llegar hace unos quince minutos. ¿Michael Clifford? Pelo de colores, de esta altura, ¿el chico más atractivo que ha visto probablemente nunca? —ella dijo tan rápido que ni siquiera estaba segura de sí el empleado la había oído correctamente.

—¿Michael Clifford? No lo puedes ver en este momento, pero voy a comprobar su estado con el médico y me contactaré con usted —, respondió ella, dejando a Devon al borde de un ataque de pánico.

Lágrimas se reunieron en la parte inferior de su barbilla, una gota tras otra y cayeron en su camisa. No había manera de que la señora gitana estuviera en lo cierto. Era solo una adivinación. Era falso, falso falso. Al menos, eso es lo que ella trató de decirse a sí misma.

Las cosas no exactamente fueron de la manera que ella lo había esperado.

Michael Gordon Clifford falleció el 27 de Agosto 2014 a las 10:53 horas. Sus últimos pensamientos no fueron del camión lanzándose hacia él, o el pánico que sentía en sus pulmones, fueron de la hermosa chica que sabía que no sería capaz de tocar o ver nunca más.

***

mis palabras al terminar de traducir este capitulo fueron "oh weón me dio pena" :(  

sex addicts || M.C «español»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora