PICAAAAAA!!!

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La varicela de Camila, duró los nueve días que pronosticó el pediatra. Gracias a Dios, que no le dio muy fuerte y apenas si le subió la fiebre, y tuvo pocas �pupas�. Los primeros días, los pasó un poco intranquila y lloriqueaba, intentando rascarse dónde más le picaba, pero siempre estaban con ella, la nana, alguna de las abuelas, mamá o papá y le soplaban, o le ponían �talquistina� para aliviarle las molestias.

Por primera vez, desde que nació la niña, Betty se sentía culpable, cuando cada mañana debía dejarla con Lina y con su mamá. Camila, estando malita, la echaba muchísimo de menos. Pero a Betty, le pilló en una semana horrible de trabajo y no tenía modo de evadir, tanta reunión y tanto informe. Armando sin embargo, iba todos los días a comer a la casa, para darle una vuelta a la niña, mientras que Betty, tomaba un sándwich en la oficina, para poder salir a las seis y volarse para estar con su hija.

Andy comenzó a trabajar para Armando, y aunque a éste le fastidiara admitirlo, no podía negar que el muchacho era despierto, estaba muy preparado y era muy trabajador. En unos días, se le hizo de gran ayuda y Armando, se pudo relajar un poco, descargando parte de su trabajo en él. Pero sobre todo no lo perdía de vista, en su poquísimo trato con Betty. Y empezaba a respirar tranquilo, cuando veía que era sumamente respetuoso con una Beatriz, que prácticamente lo obviaba. Más miraba su mujer, la maceta que había junto a la puerta del ascensor, que a Andy.

Aquella mañana se sentía bien. Marcela por fin se había regresado a Miami y no regresaría hasta la próxima junta. Los resultados de la colección, estaban siendo excepcionales, y sus previsiones de expansión para el Caribe, estaban arrojando los resultados deseados.

Camila, ya no tenía fiebre y había dormido toda la noche, lo que les permitió a él y a Betty �jugar un poquito� y descansar, que falta les hacía. Sus papás, estaban en New York, aprovechando una invitación de Mister Stevenson, para asistir a un concierto de la Filarmónica de Londres, en el Metropolitan y sus suegros, pasarían unos días en Cali, con la familia Pinzón.

Calderón estaba de viaje, visitando a algunos clientes, que habían surgido del lanzamiento y no tenía, que soportar sus ironías, que aunque habían disminuido desde la conversación con Betty, a veces le daba como la �neura� y regresaba el Mario de siempre, con toda su acidez. Andy, llevaba varios días sin ir por Ecómoda, porque terminaba las sesiones de fotos y el spot, en esos días y además, tenía un fuerte examen en la Universidad... y lo mejor de todo, era viernes y se le presentaba un feliz fin de semana, solito con Betty y la niña.

Mientras tecleaba en su ordenador, empezó a pensar, que quizás sería agradable, pasar el fin de semana en el campo. Desde que tenían a Camila, casi nunca habían salido de viaje... ¿Dónde podrían ir?, debería pensarlo y hablarlo con Betty, esa misma tarde deberían hacer la reserva en cualquier hotelito y si no iban muy lejos, a lo mejor podrían viajar por la noche, para aprovechar, el sábado desde la mañana y siempre podrían regresar el lunes, tampoco pasaría nada si no iban por la mañana a la oficina.

A la hora del almuerzo lo hablaría con Betty, y enseguida llamaría a su agencia de viajes... �-Ufff, estaba empezando a hacer calor�-, así que se desabrochó el cuello de la camisa, se aflojó la corbata y se quitó la chaqueta.

-�Vaya, algo se le debía haber metido por la camisa, quizás un bichito, porque la espalda, le estaba empezando a picar mucho�. Hizo movimientos con los hombros, y se restregó contra el respaldo de la silla, a ver si se calmaba. Intentó alcanzarse con sus manos, el sitio, pero no había manera, así que por el hueco, pasó a la oficina de Betty.

Armando.- ¡Hola mi amor! (besito)

Betty.- ¡Hola! (otro besito)... ¿Qué te pasa que te mueves así?

Ecomoda parte 2:)Where stories live. Discover now