Capítulo 3

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Gonzalo, le mira con el ceño fruncido.
- ¿Adoptar? – pregunta perplejo- ¿estáis pensando en adoptar, tu esposa y tú?...
- Si... bueno no, vamos que yo lo he pensado, después de haberte visto la otra tarde y saber lo de tus hijos gemelos, pero no lo he hablado con mi Betty, no... solo que, verás, nosotros queríamos tener más hijos, al menos tres, pero hace dos años, sin que nosotros lo supiésemos, mi esposa quedó embarazada y el bebé se malogró a las pocas semanas. No había anidado en el útero, sino en una de las trompas. Mi mujer estuvo muy enferma, y perdió el ovario y la trompa dónde el huevo había anidado. El médico nos dijo, que pasados unos meses podíamos intentar el nuevo embarazo, claro que estábamos al 50% de posibilidades, y... bueno, el embarazo no se produce.
- Entiendo, y tú has pensado en la posibilidad de que vuestro tercer hijo, sea un “hijo del corazón” (*)...
- ¿”Hijo del Corazón”?...
- Si Armando, los niños adoptados no son hijos biológicos, son “hijos del corazón” del amor y del deseo de sus papás, de su familia por tenerlos.
- Es hermoso, “hijos del corazón”... me gusta...
- Bien, el proceso es un poco largo, puede durar más de un año, sobre todo porque siempre hay listas de espera, son muchas las parejas europeas o de EEUU, que quieren adoptar bebés en nuestro país, ya que en los suyos es mucho más difícil.
- Pero, ¿no hay muchos niños que necesitan una familia?, todos sabemos que uno de los grandes problemas de este país es la infancia desvalida, y los embarazos no deseados, de ahí tanto niño abandonado, por Dios si sale cada día en la prensa.
- Y es cierto Mendoza, pero la burocracia en su afán por comprobar que se entrega al menor a una buena familia, se ralentiza mucho en documentos, certificados y entrevistas. De todos modos, tu esposa y tú, por ser colombianos, os pondríais por delante de los extranjeros, así lo marca la ley.
- ¿Cómo dijiste que se llama el organismo para el que trabajas?...
- El Instituto Colombiano del Bienestar Familiar, I.C.B.F.
- Y ¿eres de los influyentes?...
- Jajajajajaja, Mendoza ¿pretende que le de trato de favor?.
- Pues mire que sí, más que trato de favor pretendo iniciar los trámites de adopción sin que mi esposa lo sepa, de manera que cuando ella se entere, quede poco tiempo para que nos den el niño... ¿se puede hacer eso?...
- Armando, lo que me pide es muy complicado, la adopción por un matrimonio, debe ser de mutuo acuerdo, con el consentimiento de ambos, y no a espaldas de uno de ellos.
- Yo sé Lalo, yo sé... pero mi esposa quiere y consentirá, estoy seguro, de verdad Lalo, estoy convencido, pero quisiera darle la sorpresa...
- De acuerdo, veremos el tiempo que podemos llevarlo en secreto. Esta misma tarde te mando un e-mail, diciéndote los documentos y papeles que debes ir preparando, pero debes saber que la solicitud la debéis firmar los dos, y lo mismo otros papeles, a ver como te las apañas...
- Betty firma cada día muchos documentos, perfectamente le puedo poner entre ellos los papeles de la adopción, de verdad, confía en mi Lalo, mi mujer se sentirá inmensamente feliz cuando tengamos ese bebé. No hay otra cosa en el mundo que desee más que volver a ser mamá.
- De acuerdo, confío en que no nos busquemos un disgusto. Estamos hablando Mendoza...
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Armando y Betty caminaban de la mano por la hermosa vereda, flanqueada de árboles centenarios. Camila y Armandito correteaban delante de ellos, montados en sus bicicletas.
- Mi amor desde ayer te veo muy deprimida, debemos superarlo cariño, no se va a terminar el mundo.
- Lo sé Armando, pero aún soy muy joven y que me digan que ya no sirvo para tener hijos, me cuesta. Yo sé que tu hubieses querido tener al menos otro, y yo te he fallado.
- En eso te equivocas monstris, tú nunca me has fallado, nunca. Me haces el hombre más feliz del mundo y me has dado dos hijos preciosos, ¿qué más puedo pedir?, además, hay otros modos de tener hijos...
- No mi amor, eso no... no estoy yo por experimentos, controles médicos y niños de laboratorio... además no sabemos si la fecundación in vitro sería factible en mi caso.
- No me refería a eso amor, sino a la posibilidad de acoger a un niño sin hogar... ¿no te provocaría hacerlo?...
- La acogida es siempre temporal, no sé si soportaría que se lo llevasen al tiempo de estar con nosotros, para ser familia de acogida hay que ser muy fuerte, yo no lo soy Armando.
- No me refería a acoger niños, sino a adoptarlos, ¿no lo has pensado nunca?...
- ¿Adoptar?... ¿Acá en Colombia?...
- Sí, claro, ¿Dónde  si no?...
- Bueno, como se ha puesto de moda, traerse niñas de China...
- No monstris, yo estuve el otro día con mi compañero Lalo Alvear, ¿recuerdas que te conté?...
- Si, el día que llegaste tan tarde...
- Justo, estuvimos conversando bastante, hablamos de nuestras familias, de nuestras esposas, nos mostramos fotos y, verás que Lalo tiene cinco hijos...
- No entiendo mi amor, a dónde quieres llegar.
- Las tres mayores, son niñas, clavaditas a la mamá, no he visto cosa igual...
- Tu hijo se parece muchísimo a ti cuando eras de su edad...
- Ya, y Camila eres tú...
- Camila es bella, y yo era una niña fea...
- No mi amor, tú eras bella, lo mismo que lo es Camila, solo que tu mamá no acertaba demasiado en el modo de peinarte y arreglarte. Sin embargo, tú te esmeras con Camila y así se ve, siempre con peinados y vestidos que la realzan.
- Catalina y tú mamá me siguen ayudando mucho.
- Bueno a lo que íbamos, las tres mayores son chicas, y los pequeños, unos gemelos idénticos...
- ¿Y?...
- Los gemelos son de color café, negritos, negritos...
- ¿Tú quieres tener un hijo negrito?...
- Me daría igual, monstris, lo que te quiero decir es que Lalo tiene a esos dos gemelos adoptados.
- No sé mi amor, de momento no tengo ganas de papeleos, ni historias... ¡Armando, Armando!... ¡vaya por Dios, se cayó!...
Efectivamente Armandito, que iba haciendo el caballito con la bici, había perdido el equilibrio y había dado con su cuerpecillo sobre el suelo, quedando la bici encima de él, y su cabeza a pocos milímetros del bordillo del alcorque de unos de los árboles que había en ese lado de la calzada.
Armando y Betty corrieron hasta el niño que lloraba a gritos, siempre era muy aparatoso para esas cosas. Lo mismo se tronchaba de la risa, hasta el punto de hacerse pis encima, como lloraba a chorros y con unos gritos tan lastimeros que partían el alma. Decía la abuela Margarita que en eso era igual que el papá cuando era chico. Por el contrario Camila era mucho más comedida a la hora de expresar sus emociones y sentimientos, lo mismo que Betty.
- A ver hijo, a ver que tienes – dijo Armando, mientras retiraba la bicicleta de encima del crío – pero no llores así hombre que asustas a tu mamá.
- ¡¡¡Buaaaaa, buaaaa, buaaaaa... es que me duele, me duele muchísimo, buaaaa, buaaaa...!!! – lloró el niño.
- Deja mi amor, deja que te vea... menos mal que te pusiste el casco, ya está hijo, ya está, solo es un rasponazo en la rodilla... ¿ves cariño?, ni siquiera tienes sangre, a Dios gracias...
- Ni lágrimas, mami – replicó Camila, escéptica- está llorando sin lágrimas...
- ¡¡¡Buaaaaa, buaaaa, buaaaa...!!!, si que tengo, si que tengo... me duele mi rodilla... – berreó Armandito
- Ya mi vida, anda levanta que tu papá te carga y yo llevo la bici, vamos que os invito a merendar...
Armando cogió a su hijo en hombros, mientras Betty tomaba la bici del crío y la empujaba por el manillar. Armandito, limpiándose la nariz con el dorso de la mano, preguntó:
- ¿Puedo pedir chocolate caliente con nata, mami?.
- Si cariño – le respondió Betty sonriendo.
- Y... y... ¿puedo pedir torrijas mami?...
- Claro hijo, puedes pedir torrijas...
- Y ¿tarta de zanahoria?...
- ¡Glotón! – rezongó Camila, un poco celosilla de la atención que estaba recabando su hermano.
- ¡No soy glotón! –protestó el chiquillo, que lo mismo que era exagerado en sus llantos y en sus risas, era de tan buen apetito, que el abuelo Hermes siempre decía que parecía familia de Nicolás Mora.
- ¡Si que lo eres!, además eso es “pecado de gula”, que lo ha dicho mi catequista – le replicó marisabidilla Camila, que se estaba preparando para recibir su Primera Comunión en el mes de Junio, y había memorizado el catecismo infantil con el que se preparaba para un concurso que había en el colegio, y que por supuesto había ganado, para orgullo de su abuela Julia, que era muy piadosa y estaba encantada con que la nieta supiese todas aquellas preciosas cosas de Diosito y la Virgen, como decía ella.
- ¿Pecado de gula?, jajajajajaja – se rió divertido Armando - ¿de verdad tú sabes lo que has dicho Camila?...
- ¡Pues sí! – le respondió un tanto ofuscada la hija, que no soportaba que su papá le dedicase más atención de la que ella consideraba adecuada, al hermano- es... es un “apetito desordenado en el comer y en el beber”...
- Tengamos la fiesta en paz, medió Betty, cuando observó el brillo de rabia mal contenida en los ojos del niño.
Y es que el pequeño Armando, cuando no se sabía defender, o bien pillaba una rabieta, se lanzaba con los puños cerrados y la boca abierta, para poder morder, sobre el objeto de su rabia. No pasaba habitualmente, pero cuando pasaba era temible. En más de una ocasión, después de señalar bien señalada a su hermana o a María Calderón, o a algún compañerito de clase, con esos dientecillos de aguja que ya estaba mudando, después de ser bastante tardío y estar con los de leche hasta que cumplió los siete años, su mamá le había puesto pimiento chile en la boca, como castigo por morder, que era lo único que lo hacía desistir. Armandito era fiel retrato de su papá en todo, pero a terco no le ganaba nadie, en eso les había salido, Pinzón, Pinzón...
Cuando llegaron al carro, una camioneta de la marca Ford, de color oscuro, Armando dejó al crío en el suelo y abrió para que se sentasen detrás. Mientras Betty ataba bien con los cinturones de seguridad a los niños, él guardó la bicis en la cajuela.
- ¿A dónde vamos, monstris?...
- Pues para dar satisfacción al exigente paladar de nuestro pequeño goloso, creo que deberíamos ir al “Café de Indias”...
- Como Vd ordene, señora...
En el “Café de Indias”, pasan un buen rato merendando. AL final, todos toman chocolate caliente con nata montada, torrijas y los dos “Armandos”, un trozo de tarta de zanahoria, cubierta de coco rallado, que está deliciosa. Después de la merienda, Camila les convenció, sin mucho esfuerzo, todo hay que decirlo, que los llevasen al cine para ver, por tercera vez, la última película de Harry Potter.
Ya en casa, mientras cenaban, la niña suspiró feliz.
- ¡Adoro las pelis de Harry Potter!
- Y yo – replicó el hermanito
- Mamá, ¿cómo me puedo poner el pelo como Hermione? – pregunta Camila interesada.
- ¿El pelo como Hermione?, ¿por qué?...
- Es que yo voy a pedirle al Niño Jesús en mi cartita que me traiga la ropa de maga, como la de Hermione y de Harry, la de la casa de Griffindor, y también una varita mágica, la escoba y los libros de Harry Potter los quiero leer, ¿crees que el Niño Jesús me lo traerá?...
- Si eres buena, te lo traerá seguro –aseveró convencido su hermanito- ¿verdad mamá?...
- Claro mi amor, pero Camila ¿aún faltan muchos meses para que sea la Navidad?, apenas si estamos terminando marzo... si tantas ganas tenía de vestirte con la ropa de Hermione, ¿por qué no lo dijiste y te la hubiésemos hecho para la fiesta de Carnaval que tuviste en el colegio?- preguntó Betty.
- Porque también tenía muchas ganas de vestirme de Pocahontas, el traje que me hizo la abuela Julia, era el mejor... el mejor de todos... ¿Cómo me tengo que poner el pelo, mamá?...
- Bien, supongo que tendremos que cardarlo un poco, para darle más volumen, no sé... ¿habéis terminado la cena?, pues venga a lavarse los dientes y a la cama, que mañana hay colegio...
- ¿Y el cuento? –preguntó Armandito
- Ahora voy yo a leerlo, andando, obedeced a mamá – contestó Armando.
Un rato después Armando se deja caer en el sofá de la sala, dónde Betty ya lleva sentada un buen rato, ojeando algunos documentos, antes de ir metiéndolos en su maletín.
- ¿Ya se durmieron?
- ¡Ajá!, acabo de llevar a Camila a su cama, se vino a escuchar el cuento a la cama de Armando, y se quedó dormida la primera.
- ¿Qué cuento le contaste?
- Ya sabes, que el sastrecillo valiente es el favorito de tu hija, y hoy le tocaba elegir a ella.
- Mañana debo ir a la cámara de comercio, antes de la oficina, ¿me podrás llevar o me llevo el otro carro?...
- Te puedo llevar, ¿para que es?...
- Hay que legitimar estos documentos de la franquicia de Cartagena.
- Mi amor, dejamos la charla sobre la adopción a medio terminar, al final no sé si te gustaría que comenzásemos los trámites, o no. Mi amigo trabaja en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, él nos puede echar una mano.
- Mi amor – le respondió Betty, mientras se acurruca entre sus brazos- si adoptar fuese tan sencillo como solicitarlo y que me entregasen al niño o a la niña, mañana mismo, ahora bien, pasar por todos los trámites, entrevistas y demás papeleo, me da mucha pereza, detesto la burocracia y que nos hagamos ilusiones y meses y meses esperando...
- Entonces si yo te traigo a un niño o una niña mañana mismo, con todos los papeles arreglados, ¿tu lo aceptarías, mi amor?
- Ojojojojojojojoj, si, como el que trae un perrito o un gatito con su licencia, que no es tan fácil mi amor, que yo sé de una familia del barrio de Palermo que estuvieron más de un año para poder tener un niño adoptado, y no veas que de trastornos...
- Pero si fuese como yo te he dicho...
- ¿Qué pasa monstris?, ¿es que has tenido un bebé por ahí con alguna triplemamita y quieres que te lo críe?, ojojojojojojoj... –bromeó Betty
- No bromees mi amor, que hablo en serio –insistió Armando
- Si, de acuerdo, si me traes al bebé, con todos los papeles, sin que yo tenga que molestarme ni un poco, claro que lo querría, ¡cómo no lo iba a querer!, pero eso es imposible, necesitarías mis firmas y mi consentimiento, para todo el papeleo, así que es absurdo pensar en ello... ¡ahhh!, me muero de sueño, creo que me voy a dormir, ¿vienes?...
- Claro, vamos, ha sido un día muy cansado...

Ecomoda parte 2:)Where stories live. Discover now