Seis Años Atrás (parte 3)

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Habían pasado varios meses desde aquella conversación donde un “nosotros” fue el protagonista.

Era una tarde soleada de verano y muy calurosa; faltaban pocos días para el cumpleaños de Mix, así que acompañé a Earth a conseguir un regalo. En mi caso, ya tenía preparado el perfecto presente para mi joven amigo, y esperaba que Earth no lo encontrara para no estropear la sorpresa.

—¿Qué debería regalarle? —lanzó Earth de repente al aire.

—A ti —le conteste de manera a zagas.

—Eso le encantaría —contestó Earth y sonrió.

—¿Debería comprarle ropa?

—¿Ropa? No son pareja —no entiendo cómo piensa este chico.

—No, ropa no.

—Tal vez una mochila. Sí, para que lleve su equipo de fútbol.

—Recuerda que tiene tres y no las ocupa.

—Es verdad, ya tiene y siempre ocupa la misma.

—¡ya se! Un videojuego. Puede ser el último que salió y podemos jugar juntos.

Una vez decidido el regalo nos dirigimos a la tienda de videojuegos, de pronto dos chicos salieron de una de las tiendas tomados de la mano; Earth hizo una pausa para contemplarlo, era obvio que eran más que amigos, entonces algo llamó la atención de Earth.

—Accesorio de pareja —balbuceo Earth, sin quitar la vista de los muchachos que pasaban justo enfrente.

Earth inició un largo monólogo consigo mismo.

—¿Y si compró dos anillos? Lo puede llevar todo el tiempo. No mejor no. ¡Collares! sí, dos collares a juego con nuestras iniciales. Pero… ¿y si no son de su agrado? ¡Pulseras! Claro, mejor dos pulseras, están de moda y son discretas. Earth se veía emocionado con la idea y sonreía de oreja a oreja.

—Pero… si compró accesorios de pareja se puede molestar o asustar, quizá piense que quiero algo más —la incertidumbre nubló el rostro del joven mayor.

¿Y no es así? Claro que quieres una relación con tu pequeño revoltoso, además ¿cómo piensas justificar la compra? Sera mejor el videojuego, pensé.

Earth sacudió el brazo, un tic nervioso que posee desde hace bastante tiempo, y de pronto una revelación llegó hacia él.

—¿y si le regalo una esclava de plata como la mía? Desde que la vio quiere una —sus ojos se iluminaron de nuevo.

Recorrimos varias joyería para encontrar una pulsera que fuera idéntica a la de Earth, y por fin la encontramos.

La chica que nos atendió fue muy amable, y al parecer la empleada intuyó que: aquella joya sería un regalo para alguien muy especial; la envolvió en una hermosa caja de cartón blanco y colocó un moño rojo con letras a contraste que decían “feliz cumpleaños”.

De camino a casa, mi amigo llamó a Mix para saber si estaba ocupado, y después de unos minutos acordaron reunirse en la cafetería donde se conocieron.

—hola ¿tarde mucho? —saludó Mix jadeante, con ligeras gotas de sudor cristalino sobre su enrojecida frente.

—No. Estaba a punto de ordenar, ¿Qué vas querer? —le señaló Earth la cartelera de alimentos, que estaba colgada en la pared.

—mmmm…. Quiero una malteada de chocolate y pastel de mango —respondió el chico con respiración algo agitada y lanzó una sonrisa en forma de agradecimiento a Earth.

—ok. Ahorita lo traigo —Earth se paró rumbo al mostrador para ordenar.

—¿Cómo estás? Qué bueno que estás acompañando a Earth —me sonreía y agarraba la mano en un pequeño apretón, mientras esperábamos a Earth.

—sí, esta tan ocupado que no tenemos tiempo de salir —le respondí al chico.

—listo, esto es para Mix, esto es para ti y esto es para mí —Earth repartía los encargos de cada uno y tomaba asiento.

—¡gracias! —respondimos al unísono el pequeño chico y yo.

—¿y? ¿Qué vas a hacer para tu cumpleaños? —preguntó Earth y dio un sorbo al late que tenía en sus manos.

—aún no lo sé. Caerá entre semana y tenemos clases —Mix se veía algo deprimido con aquella declaración.

—entonces ¿no lo vas a festejar?

—Si…  no... Bueno…  no sé. Mis compañeros quieren que vayamos a un karaoke o al cine. Algo rápido, porque al siguiente día tenemos clases —, cada vez sonaba más deprimido el pobre —, apesta cumplir años en día de escuela.

—Si, que Horror —contestó Earth con tono sarcástico, haciendo que mix pusiera los ojos en blanco.

—Mejor dime Phi Earth ¿ya compraste mi regalo? —la voz de Mix sonaba juguetona, llevaba un mensaje oculto, junto con la sonrisa traviesas que le dirigió al joven que tenía sentado enfrente, logrando que su receptor se tensara y removiera en su asiento.

—No. Aun no —contestó Earth con voz ronca.

—Ah —exclamó Mix y modio su labio inferior.

El pobre de Earth se encontraba en apuros, al parecer ese pequeño combo resonó en su entrepierna.

—Voy…  voy al baño —gruñó Earth y con movimientos que intentaban ser ágiles corrió al fondo del pasillo.

—¿y tú? ¿Ya tienes mi regalo? —ahora se dirigía a mí el pequeño bribón con su amplia sonrisa, que debo admitir también tiene cierto efecto en mí.

—cla…  claro! Ya lo tengo —respondí y volteé la mirada, antes de que me atacará con algún otro gesto.

Pasaron algunos minutos y Earth no aparecía, me imagino que tenía un asustó que atender antes de regresar a la mesa.

—creo que la leche le cayó mal, supongo que es por la edad. Dicen que a las personas mayores les hace daño y… —un golpe pauso el discurso de Mix —, ¡auch! ¿Por qué me pegas? —grito el chico mientras sobaba su cabeza.

—No soy intolerante a la lactosa y tampoco soy tan viejo —respondió Earth mientras tomaba asiento nuevamente.

—entonces por qué te fuiste corriendo al baño —preguntó mix con cara inocente.

Estaba acorralado mi pobre amigo y su piel morena tomó un tono berenjena. Ahora sí, ¿cómo iba a explicar el pequeño problema que se formó en sus pantalones?

—¡Solo me dieron ganas! No tengo porque avisarte o pedirte permiso, si tengo ganas, tengo ganas. —la voz de earth era paranoica, casi delataba su bochornoso asunto.

Mix lo observó con los ojos muy abiertos y aire aturdido, luego dio un sorbo a su malteada sin quitar la vista de mi gruñón amigo.

—Bueno, si no sabes que regalarme, puede ser un videojuego, acaba de salir la continuación del que jugamos el otro día.

De pronto la cara de earth dibujó sorpresa al oír la petición de Mix, su primera opción antes de la pulsera era el regalo perfecto.

—Puedes regalarme ropa.

Ropa también estaba dentro de las opciones.

—O… —mix recorrió a Earth de arriba abajo en un vistazo rápido y el rubor se hizo presente en sus mejillas.

Earth soltó un sonido gutural y se removió una vez más en su asiento.

—ok, lo tendré en cuenta — replicó el joven mayor intentando sonar sereno.

Por la noche pasamos a dejar a mix a su casa y Earth condujo hasta el departamento. Al parecer su elección de regalo lo tenía preocupado.

—Tendré que comprar otro regalo. —murmuró earth y no hablamos en todo el camino.

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