Tres Años Atrás (parte 4)

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Esa misma semana, Mix habló con su manager para ver si tenía algunos días disponibles, sin embargo, todo el mes estaba lleno de presentaciones, haciendo imposible el viaje con Panther.

—Lo siento Phi, en verdad quería ir, pero tenemos varias presentaciones.

—Lo entiendo, ya me lo explicaste en la universidad. No es tu culpa, pero trabajo es trabajo y hay que seguir. Además, no son las únicas vacaciones que tomaremos juntos —Panther sonaba conciliador y eso tranquilizó a Mix.

—Tienes razón, no son las únicas que tomaremos juntos —el chico sonrío ruborizado bajo las atenciones de su amigo.

—¡Exacto! ¿ves? no tienes que preocuparte. Me gusta cuando sonríes.

—¡bro! haces que me avergüence.

—Tu siempre estas ruborizado, no creo que sea la única persona que te hace cumplidos o ¿sí?

Mix se perdió por un segundo y creo que por primera vez en un año, el recuerdo de un chico que dejó un beso en sus labios regresó a él.

—No, no eres el único —el chico dejó salir una sonrisa nostálgica y llena de añoranza.

Los dos amigos siguieron hablando por un buen rato, pero Mix parecía ausente, su cuerpo se encontraba presente, pero su alma corría buscando al dueño de su melancolía.

Los meses pasaron y un nuevo año empezó, llenando el aire de suspiros, risas, anhelos, ilusiones y coqueteos. Mix participó en el desfile del partido de fútbol tradicional Chula—Thammasat donde llevó la bandera de la universidad, causando furor entre más de una chica y chico que lo vio.

El día de San Valentín llegó y con ello una cita para el pequeño revoltoso.

—Y bien ¿Cómo me veo? —me preguntó el pequeño echo un manojo de nervios, se mordía el labio para controlar el temblor de su cuerpo.

Se veía hermoso, un pequeño ángel caído, vestido de inocencia y sensualidad. Pará su atuendo eligió una playera gris deslavada, jeans y tenis color negro, en esta ocasión la pulsera de Plata no acompañaba el atuendo, en su lugar, colocó un reloj y un pendiente negro en su oreja.

—Te ves muy bien —Un extraño sentimiento me invadió, quería detenerlo, que no fuera al encuentro con aquel muchacho, pero no podía hacer nada. Ahora era yo el que rompía la promesa de cuidarlo, aunque ¿cuidarlo? ¿Pará quién? El dueño de ese pequeño gato lo abandonó hace poco más de un año y no regresó por él. En ese instante, entendí que sólo podía velar por sus sentimientos y esperar a que mi súplica llegara a su destino.

—ok. Me voy. P’Panther no debe tardar en llegar a la cita. Nos vemos más tarde. ¡Ah! Feliz san Valentín.

Mix salió a toda prisa de la casa, con aquella sonrisa que un día le perteneció a otro hombre y que lo dejó para que conociera el mundo.

La melancolía de los años se apoderó de mi aquella tarde, en la que recordé un primer encuentro, unos lates, una pulsera, un dulce beso y un triste adiós. La nostalgia, amiga mía me visitó una vez más y anhelaba ver a mi viejo amigo antes de dejar este mundo, y volver a unir a esas dos almas que jamás debieron separarse.

Que irónica es la vida, cuando la tormenta se calma y todo regresa a la tranquilidad, una nueva desgracia vuelve a pasar y eso le esperaba al pequeño que salió en busca de un nuevo romance.

—jajaja, debemos dejar de hacer lives antes de llamarnos, o dejemos de llamarnos después de los lives —Mix llegó temprano a casa después de su cita con Panther e hicieron un live por motivo de San Valentín. Y como era costumbre, al término de este su amigo realizó la video llamada de siempre.

—No, no. Claro que no, en los lives no podemos hablar bien, tenemos una reputación que cuidar —Panther soltó una carcajada.

—¿reputación? Pero si no hablamos de otras cosas, los mismos temas, incluso tú me coqueteas —Mix tapó su boca mientras intentaba sofocar una carcajada nerviosa sin éxito.

—No, fíjate bien, en el live no les contamos que hoy salimos en una cita, les dijimos que no nos vimos y también omití que te regale un lindo peluche. En los lives aparento que te coqueteo y cuido mis palabras, aquí si te puedo decir lo que siento.

Mix hizo un sonido con la garganta y se remolino un poco sobre la cama intentando ocultar sus nervios.

—Mix —la voz del otro lado del móvil sonaba tierna y suplicante, una caricia en el oído se quedó al pronunciar ese nombre.

—mmm… —el pequeño revoltoso se convirtió en un dócil gatito, como hace tiempo no lo veía. Entorno una sensual mirada al teléfono que tenía en la mano y mordió su labio inferior en respuesta de su nombre.

—Gracias por salir hoy conmigo.

—Gra… Gracias a ti Phi.

—No, a ti. Dime ¿te gustó tu regalo?

—sí, gracias por el peluche. Lo cuidare bien.

—Muy bien, espero que duerma contigo.

—¿eh? —la respuesta lo sorprendió, de inmediato liberó el labio que tenía aprisionado con sus dientes, dejando una casi visible marca en él.

—El peluche. Espero que te acompañe mientras duermes —Panther dejó salir una sonrisa traviesa.

—Ah…  Claro, te prometo que dormiré con él.

—OK. Ya es tarde. Te dejaré dormir. Mañana será un día pesado y no quiero que estés cansado.

—jajaja…  no te preocupes. No lo estaré. Pero creo que tengo sueño. Muchas gracias por hoy, fue muy divertido.

—Me alegro. Entonces, descansa. Dulces sueños.

—Dulces sueños Phi.

La llamada terminó y Mix se quedó abrazado a su almohada.

—Hoy me divertí mucho. Phi me hace sentir bien, es atento y divertido. Esta a mi lado y no le importa que me comporte como un niño, siempre me dice que eso le gusta de mi.

—entonces…  ¿te gusta? —esa pregunta me revolvió el estómago y sentí un vacío debajo de mi, tenía miedo de la respuesta que era más clara que el agua.

—Creo que me gus… ta… —El chico hundió su cabeza en la almohada y dejó salir un grito ahogado —que estoy diciendo, es muy pronto. No quiero pensar. Me voy a dormir —Mix se acurrucó en la cama y jaló el regalo de aquel muchacho y se quedó dormido.

Me quedé paralizado con la respuesta del pequeño, aunque en el interior algo me decía que así era, tenía la esperanza que negara ese sentimiento. Esa noche, no pude dormir.

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