Capítulo 14. Bajo mi piel

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~Leonardo~

Quite el broche de su sostén al tiempo que metía uno de sus senos en mi boca. Lo lamí y mordisque suavemente provocando que se endureciera un poco más .Un ronroneo escapo de su garganta, sabía que todo aquello la tenía excitada, lista y preparada para ser tomada, pero quería mortificarla un rato por haber intentado rechazarme, por haber creído que ella tenía el control. Por haberse atrevido a decirme que no.

Deslice mis manos por debajo de su falda elevándola hasta su cintura y ella no tuvo oposición alguna. Acariciar su ropa interior de encaje provoco que el pene apretara dentro del pantalón y todo mi auto-control de hace tan solo un segundo se desvanecido en aquel preciso momento. Le arranque la braga con mis manos y me frote con lascivia sobre su coño desnudo, la tome del cuello y la hice mirarme a los ojos. Era tan hermosa y sensual una maldita diosa. Una con la cual me comenzaba a obsesionar.

—Tengo que entrar en ti—susurre sobre sus labios al tiempo que me bajaba el zipper del pantalón. Saque un condón rápidamente de la cartera y ella me lo arrebato de las manos, rompió la envoltura con sus dientes y luego despacio comenzó a deslizarlo por mi longitud.

—Nos necesitamos los dos—dijo colocándose sobre mi pene y pude sentir el calor de la entrada de su coño— Y ahora vamos a ver en verdad cuanto nos necesitamos—Bajo despacio y entre por completo en ella. Un alarido de placer escapo de mi garganta, mientras Genave gemía moviendo sus caderas con sensualidad.

Deje una pequeña mordida sobre su hombro, mientras ella subía y bajaba sobre mi polla haciéndome enloquecer. De esta manera no iba a poder alejarme, cogerme de aquella manera no era para nada inteligente de su parte, sin embargo no podía enojarme me gustaba bastante la forma de coger de esta mujer. La levante repentinamente y la hice acostarse sobre el asiento. Todavía no quería venirme, lo que quería era darle un inmenso placer a ella. Así que había llegado el momento de meterme entre sus piernas y hacer algunos movimientos en su sexo con mi lengua.

Genave me tomo del cabello, mientras introducía uno de mis dedos en su cavidad y con el pulgar comencé hacer círculos sobre su clítoris. Ella separo los labios y luego mordió uno de sus dedos, sabía que se estaba conteniendo de gritar y eso me enloquecía. Me encantaba saber que lo estaba disfrutando, era realmente caliente mirar el placer reflejado en su rostro.

—Te prohíbo venirte, porque quiero estar dentro de ti cuando eso suceda—le advertí mientras lamia con la punta de mi lengua su clítoris. Un grito escapo de su garganta y se cubrió rápidamente la boca aunque aquel grito no había pasado desapercibido para nadie.

—Tú chófer—dijo con voz agitada, pero simplemente la ignore y me dedique por entero hacerla gritar más fuerte.

Le di una suave palmada a su coño y la observe morderse los labios. Deslice mi lengua de manera mortificadora y luego chupe provocando que Genave temblara. Halo con fuerza mi cabello, mientras yo me hacía camino con mi lengua por su cavidad. Esta mujer era demasiado deliciosa y sentía mi pene palpitar por toda aquella maldita excitación.

—Sé que voy arrepentirme de esto, pero si sigues no podré hacer caso a tu petición. Así que mete tu pene en mi coño ahora mismo—demando y no me pude negar a su petición.

La coloque de espaldas, levante su culo y ella me observo atentamente por encima de su hombro. Abrió un poco más las piernas haciéndome una invitación que no pude rechazar y me deslice dentro de ella, llenándola por completo. Agarre sus caderas con firmeza mientras el calor de su sexo abrazaba el mio. La embestí con un poco de rudeza y la vi llevarse los dedos a la boca para luego comenzar a tocarse. Aquel se había convertido en el viaje más placentero de toda mi vida.

***

Genave había bajado de la limosina sin mirar atrás. No hubo un beso de despedida, ni un nos vemos luego y se sintió extraño. Aquella frialdad quizás debió venir de mi parte y si, sé que sueno machista. Pero siempre el desinterés se mostraba por parte del hombre, sin embargo con la señorita Stevens era todo lo contrario. La observe perderse en el interior del edificio y le pedí a Martín que se pusiera en marcha. Busque el móvil donde lo había tirado y vi que tenía varias llamadas perdidas de mi padre.

Rechace por completo aquella llamada porque en este momento no podía hablar con él y marque el número de mi abogado en Italia. Roque Jones era uno de los mejores abogados de Europa y habíamos compartido algunas materias en la universidad. También fue quien me ayudo con el caso con la polaca que intento chantajearme. Ahora necesitaba que usara algunos de sus contactos para conseguir información importante.

Mi amigo Leonardo—saludo con aquel acento británico.

—Roque, mi viejo amigo ¿cómo estás?

Bien, bien y para que soy bueno. Sé que esto no es una llamada solo de cortesía—Roque me conocía mejor que nadie, sabía que si lo contactaba era para algo importante.

—Necesito información sobre Los Patrovick—lo escuche toser y luego se aclaró la garganta.

Eso no será tan fácil, aunque tampoco imposible ¿Qué quieres saber en específico?—indago con curiosidad.

—Su relación con una mujer. Genave Stevens—sabía que si no era de esta manera nunca obtendría aquella información sobre ella.

Esto es muy raro lo sabes ¿verdad? —nunca me había interesado por conocer la vida de una mujer. Roque lo sabía mejor que nadie, pero ahora me inquietaba todo aquel misterio que envolvía a Genave.

—Lo admito, me gusta esa mujer—dije de manera sincera—Aunque ya me conoces, nunca me entrego por completo. Solo quiero saber el terreno que estoy pisando, dar un paso atrás a tiempo es de inteligentes, no de cobardes.

En eso estoy contigo. Dame un par de horas y te suministro la información que necesitas—Con aquello termine aquella llamada y recosté la cabeza sobre el respaldo del asiento.

Debía admitir que mi encuentro con Genave había apaciguado un poco la ira que crecía dentro de mí, aunque eso no había bastado. Solo pensar en Brizna Princeton me hacía querer matar a alguien y tenía que hacer todo lo que estuviera en mis manos para hundirla. Ahora tenía que enfocarme en convertirme en el puto jefe de este imperio. Porque cuando ese día llega seria el final para aquella puta.

La pantalla de mi móvil se ilumino y era un mensaje de mi primo. Quería reunirse conmigo en las oficinas de la firma Lombardi y no podía simplemente negarme, porque aunque mi humor estuvieses de los mil demonios mi asunto no era con Alessio. Él solo estaba intentando ayudarme y ahora más que nunca debía poner atención a cada una de sus palabras.

—Vamos a las oficinas de la firma Lombardi—me acomode el traje y me pase la mano por el cabello. Alessio se fijaba en el más mínimo detalle y no estaba de humor para contestar sus preguntas. Aquel hombre era un maldito zorro.

El chófer se detuvo frente al edificio y fue algo raro encontrar a mi primo esperando por mí en la entrada. Trate de relajar el rostro, pero note que Alessio se encontraba algo serio y no sé porque aquello me inquieto. Sin embargo antes de llegar a él se ilumino la pantalla de mi móvil nuevamente y aquello había sido bastante rápido pues era un mensaje de Roque.

Te acabo de enviar la información a tu correo. Te recomiendo que la leas detenidamente. Estar con esa mujer podría ser realmente peligroso. Tienes que alejarte de ella.

Pero lo que él no sabía era, que yo ya no podía alejarme. Porque Genave Stevens se estaba metiendo bajo mi piel.

Lo claro y oscuro del placer (Libro #3 serie Oscura +18)Where stories live. Discover now