Capítulo 39. Lo claro y oscuro del placer

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~Genave~

Contemplábamos la noche mientras la brisa acariciaba nuestros cuerpos; me dolían los pies, pero era algo normal y Leonardo había tendido un mantel sobre el pasto para que descansara. El vestido se ondeaba dejando mis piernas y vientre al descubierto mientras él los acariciaba de manera seductora y me sentí en paz. Al fin podía disfrutar de aquel placer sin sentir que mañana todo se derrumbaría, al fin podía disfrutar a plena luz del placer de sentirme querida.

—Me provocas ¿sabes? —levanté la mirada y no pude evitar la sonrisa maliciosa que afloro en mi rostro.

—Soy la única que puede provocarte—le recordé mientras acercaba mi rostro al suyo para besarle.

Nuestros labios se unieron y nuestras lenguas se encontraron comenzando a juguetear la una con la otra. Leonardo relamió mis labios y tomo de una forma caliente el inferior entre sus dientes, comenzaba a sentir que el calor encendía mi piel y al parecer nuestro bebe podía sentir también toda aquella adrenalina, porque comenzó a patear como loco.

—Creo que el también esta excitado—susurro Leonardo sobre mis labios—vamos adentro, tenemos la casa para nosotros. Quiero enseñarte algo dentro de mis pantalones— me susurro y me ayudo a levantarme ofreciéndome la mano me escolto al interior de la casa.

Todo se encontraba sumido bajo una tenue luz y nos besamos con urgencia en cuanto estuvimos en la sala de descanso y las manos de Leonardo viajaron raudas por debajo de mi vestido. Se deshizo de la pequeña tanga que tenía puesta y acaricio con sus dedos mi coño que se encontraba extremadamente mojado. Me empotro en unos de los rincones y me levanto los brazos sobre la cabeza sosteniéndolos allí con firmeza apretando sus manos alrededor de mis muñecas.

—Tengo una maldita fantasía contigo—dijo besando mi cuello; hizo círculos sobre mi sexo caliente y húmedo; uno de sus dedos viajo por interior.

— ¿Cuál? —pregunte entre gemidos y con voz inestable.

—Quiero cogerte en mi despacho, sobre el escritorio—lamió mis labios y saco el dedo de mi coño haciéndome sentir por un momento abandonada.

Se desabotono la camisa, se quitó los pantalones dejándolos allí tirados y me ofreció la mano. Abrió las puertas corredizas que conducían a su despacho y encendió una de las lámparas que provoca que el ambiente se tornara mucho más erótico. Se acercó a mí y comenzó a bajar el cierre de mi vestido el cual callo a mis pies dejándome completamente expuesta ante él. Sus ojos me recorrieron con malacia y yo no evitar recorrerlo con los míos de la misma manera.

Tiro todo lo que estaba sobre su escritorio al piso y tomándome por las caderas me sentó sobre este. Me invito a inclinarme un poco hacia atrás y al tiempo me abrió las piernas, metió la cabeza entre ellas y levantando la mirada la clavo en la mía. Paso su lengua sobre mi coño haciendo tortuosos círculos con ella sobre mi clítoris. Lo tomé por el cabello y le hice apartarse, pero sabía que aquello no sería por mucho tiempo.

—Te quiero dentro mi—suplique, pero al parecer tenía otros planes.

—No seas ansiosa, quiero darte mucho placer—desapareció por un segundo y regreso con una botella de whisky y un vaso con hielo.

—No puedo beber—bromee.

—Pero yo si—dijo con voz profunda—Ahora solo deja que te tome y no pienses en nada más.

Vertió el líquido en el vaso y tomo un sorbo. Volvió abrirme las piernas ahora con más brusquedad y metió nuevamente la cabeza entre ellas. Contuve la respiración cuando sentí el frescor sobre mi sexo y fue la sensación más arrolladora que había sentido en mi vida. Chupo y lamio mientras el frio me hacía estremecer; sentí su lengua juguetear en la entrada de mi coño y un leve temblor me recorrió de la cabeza a los pies, estaba a punto de explotar.

—No te vengas—demando y pude ver la lujuria reflejada en su mirada, no sabía cuánto más podría soportar aquella tortura.

Me tomo por las piernas y me coloco en el borde del escritorio, se metió entre ellas y rozo su miembro sobre mi coño arriba y abajo provocando que comenzara a respirar con dificultad. Metió la punta luego la saco y aquella sonrisa que me cortaba la respiración adorno su rostro. Esa que me hacía delirar y que provocaba que mí bajo vientre se apretara con fuerza. Acaricio mis senos y luego mordió mis pezones con suavidad enloqueciéndome.

—Leonardo—dije con voz quejosa—necesito que entres en mí ahora—exigí y sin mediar cumplió mi mandato y me lleno con su longitud.

—Así—dijo moviéndose despacio dentro de mí—Así es como quieres que te coja—asentí mientras dejaba caer la cabeza hacia atrás y me entregaba al placer.

Leonardo pasó su lengua por mis senos y luego apretó su mano de manera suave y delicada sobre mi cuello. Sus movimientos fueron cada vez más arrolladores y sabía que pronto llegaría al clímax. Era maravilloso disfrutar de estar locura, pero más teniendo la certeza de que el hombre que me hacia el amor era solo para mí. Al final lo claro había vencido lo oscuro y ya no estaría más en las tinieblas.

Lo mire fijamente a los ojos y me entregue al placer con un grito que lleno la habitación. Leonardo me tomo por el cuello nuevamente y me beso de manera apasionada mientras se derramaba en mi interior. Traté de recuperar el aliento y sentí en aquel momento que él se aferraba mucho más a mí.

— ¿Te asustaría si te dijera que te amo? —lo mire sorprendida y sabía que también el miedo se reflejaba en mi mirada—Porque te amo Genave Stevens —continuo — lo siento aquí dentro, siento que el corazón me va explotar cuando estoy a tu lado—coloco una de mis manos sobre su corazón y pude sentir un martilleo intenso dentro de su pecho.

—Estoy aterrada—dije con sinceridad mientras besaba sus labios—Pero no tengo miedo señor Lombardi. No tengo miedo a ser amada, ni amarlo, porque estoy dispuesta a todo si es contigo—Y volví a besarlo de manera apasionada, porque con él había aprendido a disfrutar de «Lo claro y oscuro del placer»

Final


Lo claro y oscuro del placer (Libro #3 serie Oscura +18)Where stories live. Discover now