Capítulo 21. Presagio

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~Genave~

Me estrujaba las manos con ansiedad mientras esperaba que Leonardo llegara. No sabía porque me preocupa por él, sin embargo no podía evitarlo. Hacia demasiado tiempo que no sentía aquella conexión con alguien y aunque me asustaba como el demonio muy dentro de mí no quería que aquello cambiara. Me aparte de la ventana y me acomode sobre el sillón cuando vi a Leonardo aparecer en la entrada. No quería que notara lo ansiosa que me encontraba.

Alessio, Gina y mi padre charlaban entre susurros en la cocina, mientras Rubí jugaba tranquilamente en su habitación ajena a toda aquella situación. Había decidido que era mejor que ellos dos tantearan el terreno con mi padre, no tenía fuerzas ni siquiera para mirarlo a los ojos y era que decirle que era muy probable que estuviéramos en peligro de nuevo sabia le afectaría mucho más ahora que aquella vez. Porque la pequeña de cinco años que se encontraba en medio de todo esto era la luz de sus ojos.

— ¿Qué haces aquí sola?—se apresuró a preguntar Leonardo en cuanto se unió a mí en la sala de descanso y llevo la mirada más allá donde se encontraban los demás.

Se acercó a mí despacio y beso mis labios con delicadeza. No pude evitar separarlos y permitir que la pasión nos envolviera. Y me comenzaba acostumbrar a tenerlo a que Leonardo estuviera cerca a dejarlo meterse cada vez un poco más bajo de mi piel y aunque tenía la certeza de que cuando despertara de este sueño todo volvería a donde se encontraba al principio, ahora mismo era simplemente demasiado egoísta para separarlo de mí.

— ¿Qué estamos haciendo?—le cuestione cuando nuestros labios se separaron— ¿a qué estamos jugando Leonardo?—no entendía en aquel momento lo que quería decirme su mirada y quizás fuera lo mejor, pero a decir verdad comenzaba a querer saber todo lo que pasaba por su cabeza.

—Solo sé que mientras más pruebo de ti, más te deseo y esto nunca antes me había pasado con ninguna otra mujer—sus manos acariciaron mi rostro y me deje seducir por su suavidad—Eres lo primero que deseo con tanta fuerza que no me importa lo que tenga que enfrentar para que sea solo mio—lo mire sin comprender del todo sus palabras.

—No tienes que luchar contra nada, ni nadie. No me interesa Emiliano y tampoco le tengo miedo—se apartó rápidamente de mi cuando escuchamos la voz de Alessio mientras se acercaba.

—Llegaste muy silencioso—comento mi cuñado y Leonardo se llevó las manos a los bolsillos.

—Solo pase a ver si todo estaba en orden y decirles que pueden llamar si surge cualquier eventualidad—sabía que aquella situación era realmente incomoda, no tener la certeza de entender con claridad que sentíamos el uno por el otro. Aunque de algo estábamos más que seguros. Nos deseamos con locura—entonces creo que me iré, buenas noches—nos dio la espalda y se perdió en el pasillo, pero yo no quería dejarlo ir así sin más.

Me puse rápidamente de pie y camine detrás de él. Alessio me miro de manera extraña, pero mi cuñado tenía que comenzar a entender que este trato iba más allá de su razonamiento o de todo aquello que el pudiese comprender.

—Leonardo—dije mientras él se detenía y volteaba a mirarme.

Me acerque despacio cortando la distancia entre nosotros y sentí mis latidos acelerarse. Aquella era la confirmación de lo que ya era más que obvio estaba sintiendo por el hombre frente a mí, pero ninguno de los dos se atrevía admitirlo en voz alta. Queríamos aferrarnos al pasado, a las cosas que conocíamos. Porque era más fácil, que arriesgarnos a ser destruidos por este sentimiento.

—Sé que tienes algo más que decirme, lo veo en tus ojos—me tomo por la cintura y me sostuvo con firmeza.

— ¿todavía piensas en ese hombre? —pregunto y me tomo totalmente por sorpresa aquella pregunta. Porque Rubén siempre estaba presente, lo veía en mi hija todos los días. Sin embargo el amor que una vez sentí por él había quedado en el pasado.

—Es el padre de mi hija—dije con mucho cuidado—Es lo único que me ata a él—cerro los ojos mientras se impregnaba de mi aroma y sentí su agarre tensarse un poco más.

—No sabes lo que se siente desear tanto algo y estar a punto de enloquecer por ello—dijo mientras deslizaba su mano por debajo de mi blusa y el toque de sus manos me erizo la piel.

—Sí, lo sé—admití con mis latidos a mil por hora—Porque te deseo con locura Leonardo Lombardi, una que ni yo misma comprendo— Y bajo la sutil brisa de aquella noche que nos acariciaba la piel, nos besamos nuevamente. Y me asuste porque no quería que aquellos labios dejaran de besarme.

***

Una semana más tarde Alessio, Gina y Leonardo habían regresado a Italia. Este último me había prometido que regresaría lo más pronto posible y muy dentro de mí esperaba que así fuera, aunque no le di a demostrarte demasiado que su ausencia me ponía triste y es que mantener la guardia arriba era algo que había aprendido con el pasar de los años. Debía admitir que con Leonardo mis defensas comenzaban a debilitarse.

—Creo que tú nuevo estatus jugo a favor de este trato—Allison me paso los documentos de la demanda a la petrolera y por la expresión de su rostro sabía que aunque accedieron a nuestra petición se encontraba disgustada con el resultado.

—All, lo siento. Lamento no haberte dicho nada. Es más complicado de lo que crees—me miro por encima de sus lentes y negó con la cabeza.

—Debo admitir que me gusta más Lombardi que—hizo silencio por un segundo y sabia que se había arrepentido de decir aquello—De todas formas—continuo quitándole importancia —lo único que quiero es que seas feliz y los Lombardi parece que hacen a sus mujeres felices—asentí en confirmación, mientras ella regresaba a su escritorio.

Allison no estaba de acuerdo con muchas las cosas en las que se encontraba envuelta mi vida. Y es que ella había sido criada en un ambiente totalmente diferente al mio. Se había criado en una familia creyente y conservadora, nunca la había escuchado decir algo fuera de lugar y tampoco le había conocido algún pretendiente. A veces veía mucho de Gina en ella y no me refería solo a su físico, que era bastante similar al de mi hermana. All defendía su persona con uñas y dientes, por eso era tan buen abogada.

Lleve la mirada a los documentos sobre mi escritorio y trate de concentrarme. Todo tenía que quedar listo para entregar a la familia del señor Rodríguez y tenía más que claro que este día sería bastante largo. Lo único que me preocupaba era pasar tanto tiempo fuera de casa, aunque tenía que confiar en los hombres que Alessio había contratado para cuidar a mi familia, sin embargo era difícil no tener miedo.

—Voy por algunas cosas—dijo Allison tomando su bolso— ¿Quieres algo de comer, café o jugo?—negué con la cabeza y esta contrajo el rostro, pero no agrego nada más. Miro antes de marcharse al tipo de pie frente a nuestra puerta y luego me regalo una última mirada. Sabía que para ella aquello era realmente abrumador.

Continúe lo que hacía y me dispuse a revisar la bandeja correos, ya que hace algunos días que no me ponía al día con ellos. Me sorprendió encontrar un correo de Leonardo, no sabía que siquiera tenía el tiempo para redactar alguno e imaginaba que lo había obtenido de mi página en Instagram. Sin embargo el que llamo realmente mi atención provenía de una dirección desconocida. Lleve la mirada donde se encontraba el guardia y luego volví la vista al computador. Solía borrar aquel tipo de correspondencia, pero ponía claramente mi nombre y en el asunto ponía que era urgente.

Cuando lo abrí me fije que tenía varias imágenes adjuntas y el corazón me comenzó a palpitar rápidamente. Lo que ponía estaba escrito en italiano y por más que trate de entender lo que decía me fue imposible. Me debatía entre si abrir o no aquellas imágenes, podía ser cualquier cosa aunque en aquel momento solo pensaba en mi familia. Comencé a sentirme ansiosa y suplicaba que Allison entrara por esa puerta así me obligaría a cerrar aquel correo, aunque al final me arme de valor. La primera foto mostraba una imagen de Jotrov en lo que parecía ser las inmediaciones del río Hudson.

—Qué demonios—dije en voz alta y mire por un segundo la puerta para cerciorarme de que no me hubiesen escuchado. No entendía que diablos estaba pasando, pero al abrir la siguiente imagen todo estuvo bastante claro. Y era que aunque la imagen no se apreciaba con toda claridad, aun así reconocí la figura que aparecía en ella.

Por los nervios empuje la copa que se encontraba sobre mi escritorio esta se hizo añicos bajo mis pies, salpicando el contenido de la misma y tiñendo al mismo tiempo mis pantalones blancos de un rojo oscuro. Y sabía que aquello era el presagio de que algo malo estaba por llegar. Tuve la certeza de que la sangre se derramaría. Otra vez.

Lo claro y oscuro del placer (Libro #3 serie Oscura +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora