Las ilusiones del amor

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Llamé enrepetidas ocasiones la puerta de la habitación de Daniel, pero él no la abrió,estaba ocupado discutiendo con Terry. Entré sin su permiso. Ambos estabantensos, mirándose de muy cerca, directo a los ojos. Agitaban el ambiente consus miradas electrizadas. Parecía que invocarían una tormenta. Los comparéentre sí, Terry se veía casi como un adulto lleno de vida y Daniel como unadolescente que le faltaba mucho para madurar. Llevaba un cigarro medioconsumido entre los dedos. Pasé a su lado, dije «hola», no respondieron ni secortó el rígido ambiente que creaban ellos dos. Me senté en la silla delescritorio y les miré desanimado.

—Que no existe, necio —dijo Daniel de un momento a otro, con el ceño fruncido y asesinando así el incomodo silencio—. Es un invento para controlar a la gente estúpida. —Le dio una calada al cigarro y le lanzó el humo en la cara a Terry.

—A Dios no le gusta que lo nieguen, te va a castigar —respondió Terry calmado. Abanicó con su mano el humo del cigarro.

—No me castigará ningún ser ficticio por negarlo y gustarme la verga —dijo Daniel—. Tal vez solo sus dementes seguidores. —Se encogió de hombros—. En el pasado, ellos mataron en el nombre de tu Dios a quienes no aceptan su tonta religión. Además, ¿has leído bien la Biblia? Incesto, sacrificios, muertes, castigos. Es una locura —calló por un momento—. Samuel 20:41 «Cuando el muchacho se fue, David se levantó del lado del sur, y cayendo rostro en tierra, se postró tres veces. Y se besaron el uno al otro y lloraron juntos, pero David lloró más» —citó Daniel—. Samuel 1:26 «Estoy afligido por ti, Jonatán, hermano mío; tú me has sido muy estimado. Tu amor fue para mí más maravilloso que el amor de las mujeres». —Sonrió victorioso después de citar.

—Lo que pasa es que no le entendiste, Dani. No sabes interpretar la Biblia y sacas las cosas de su contexto. —Frunció el ceño—. La Biblia nos enseña a través de los errores ajenos. Hay que ser buenos para que no nos suceda lo mismo que Sodoma y Gomorra. —Sonrió semejante a una flor artificial—. Eran unos degenerados, merecían que Dios los castigara —aseguró.

El rostro de Daniel se trastornó, desapareció su ceño fruncido y dejó de apretar los labios. Tiró el cigarro, lo pisó, y con coraje. Sorpresivamente, tomó de la corbata a Terry. Me incorporé asustado, por un momento pensé que le tiraría un puñetazo, pero en su lugar, lo jaloneó. Todo pasó muy rápido y a la vez lento. Llevó su rostro al de él y lo besó. Vi la escena paralizado, fue irreal para mí. Me pareció que ese lascivo y atrevido beso duró demasiado. Terry empujó a Daniel. El cielo de sus ojos se encontraba derramando las lágrimas contenidas.

—Ya eres un sodomita. Ahora Dios te castigará —expresó con picardía.

El rostro de Terry estaba arrebolado como un bonito atardecer en primavera y sus ojos eran un triste invierno. No dijo nada y salió huyendo. Y yo, bueno, tenía muchas emociones encontradas. Daniel me miró divertido y se rio como si hubiera contado un chiste.

—Le ayudaré a quitarle lo santurrón. —Me guiñó el ojo.

No pude articular ninguna palabra. Tantas emociones me desconectaron. Daniel sacó de un cajón la cajetilla de chocolates en forma de cigarros, tomó uno y lo dejó en mi mano.

—Eh... —logré decir en un hilo de voz.

—¿Qué te pasa? ¿No te gusta el chocolate? Es el único cigarro que puedes fumar tú, bebito cuatrojos. Aún no entiendo cómo es que esas locas no me regañan por fumar, de seguro lo saben, pero prefieren ignorarme. —

Sacó un perfume de un cajón y comenzó a esparcirlo por el ambiente para encubrir el olor del tabaco—. Les intimido también... —murmuró—. ¿Por qué no dices nada? ¿Qué te pasa? ¿Luna te comió la lengua? —Frunció ligeramente el ceño.

Cuando cierro los ojos se van los santosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora