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Brandar tenía un vago recuerdo de lo que eran las fiestas de cumpleaños. Cuando aún vivía con su padre, sabía que los otros niños tenían fiestas de cumpleaños. Su familia no era de celebrar nada, y cuando la Maestra Ernark le había llevado al Templo, aquella tradición se esfumó del todo de su vida.

Aun así, esperaba poder pasar el día, aunque fuera algunos minutos de él, haciendo algo especial. El año anterior, la Maestra Ernark le había llevado un pastel típico de Naboo a su habitación.

Ese día cumplía diecisiete años, pero se pasaría el día destrozando hojalatas.

—Maestra —llamó por el transmisor—. Axton me indica que la chatarra se da a la batida en el punto 55.21.

Sin esperar respuesta, dio un salto potenciado por la Fuerza y aterrizó en un droide de infantería, atravesando su cabeza con su sable y saltando automáticamente a otro cercano.

—Que tus hombres aguanten la posición: dejad que se retiren.

Brandar dio una voltereta hacia atrás, destrozó a un par de hojalatas más y salió corriendo hacia el comandante Axton con un sprint que era sólo posible para los Jedi. Se apartó la trenza de Padawan de la cara: algunas de las cuentas que le había dado Ahsoka seguían unidas al final de su pelo.

Sacudió la cabeza, haciéndole una señal al comandante. El clon asintió, repitiendo la señal para los soldados que había a sus espaldas, y Brandar se giró para reflectar los disparos que los droides dirigían a los hombres de la República.

—Toda una fiesta —se dijo a sí mismo.

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—Te dije que su plan sería tendernos una emboscada a la salida del sector de fábricas, Obi.

El Jedi se encogió de hombros, dándole una sonrisa divertida a su amiga.

—No siempre puedo darte la razón, Dhejah. Si lo hago, se te subirá a la cabeza.

La mujer se cruzó de hombros con gesto ofendido, pero la sonrisa la delataba.

—Eso suena más a usted, Maestro Kenobi.

Ambos se obligaron a perder las sonrisas al ver que el comandante Axton, Cody y Brandar se acercaban a ellos. Dhejah pasó la mirada entre los tres hombres, porque a Brandar ya podía comenzar a considerársele uno. Se estaba dejando el pelo largo, y le había crecido a gran velocidad esos meses, rozándole en partes las orejas e incluso los hombros. La trenza de Padawan también le había crecido, pero había mantenido algunas cuentas de su amiga togruta al final de ella, como recuerdo de la que había sido Padawan también. Se le habían ensanchado más los hombros y la espalda, y había ganado algunos centímetros, casi igualándose ya a los clones. Dhejah llevaba varias semanas pensando que cada vez se acercaba más a dejar de ser un Padawan y a ser caballero Jedi. En condiciones normales, tardaría más en dar ese paso, pero la guerra hacía que necesitaran más generales, más Jedi independientes, y la verdad era que Brandar había crecido mucho como Jedi en los últimos meses.

BLAME ━ Obi-Wan KenobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora