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Los soldados avanzaban hacia la segunda base para recuperarla. Dhejah y Brandar caminaban codo con codo entre los hombres de la Compañía Tormenta. Kenobi y los suyos se encontraban más al frente, liderando la caminata alrededor de la vegetación de vivos colores.

Nadie había sobrevivido a las naves estrellándose lejos del punto de encuentro, y Dhejah sentía el conflicto dentro de su Padawan tras ver a los clones asesinados, los cadáveres dentro de una habitación que no podía ser mucho más que un amplio armario. Sentía la furia en su interior, y a Dhejah no le gustaba.

Después de un rato, decidió que era hora de volver a hablar con él.

—Siento tus emociones, Brandar.

Sentía la mirada del chico en su perfil. Siempre había sido un joven muy energético, y se dejaba guiar por sus emociones muy a menudo. Dhejah se esforzaba por ser una buena Maestra, pero a veces le costaba encontrar qué decir ante las dudas de su aprendiz. Ella siempre había tenido un conflicto interno respecto a las normas de los Jedi, respeto al Código que había jurado, y, sin embargo, se había hecho seguir adelante y luchar esa guerra. Sabía que su aprendiz podía percibir la duda de vez en cuando en ella. Muchas veces le había dicho que, si siguiera las normas del Consejo, hubiera tenido un asiento en él. Pero Dhejah no quería un asiento en el Consejo Jedi.

Tampoco es que rompiera las órdenes de manera estrepitosa como lo hacía Skywalker, pero a veces discutía planes porque pensaba que ponían demasiadas vidas en juego, o improvisaba cuando otros Jedi se hubieran ceñido a lo que dijera del Consejo. También parecía seguir a veces una filosofía distinta, pero siempre había enseñado a su Padawan a seguir las normas. A ser fiel a algo que ella no podía entender del todo, o al menos no en su plenitud. A veces se sentía como una hipócrita.

Su propio Maestro, Geral Treye, le había repetido muchas veces que la misión siempre venía primero. Que uno no podía dejar que los sentimientos nublasen su juicio. Pero, aunque las filosofías contrarias a las del Consejo las tenía bien asentadas, Dhejah no había tenido tantos problemas con el manejo de sus emociones hasta que su Maestro había muerto. Sintió mucha furia y tristeza cuando él se fue, y se las tragó tan de inmediato como pudo. Se preguntaba si era cuestión de tiempo que resurgieran para llevarla a su última caída, pero, como ese momento aún no había llegado, era el deber de Dhejah inculcarle a Brandar lo que Geral le había inculcado a ella.

—Es el lado oscuro, Maestra —le dijo el niño—. Lo sentí alrededor de los cuerpos, y lo siento muy cerca de nosotros ahora.

Dhejah lo sentía también.

—Sé que sientes enfado, Brandar —le dijo en voz baja—. Pero si tienes paciencia en un momento de furia, entonces escaparás de cientos de momentos de pena.

La mirada de su Padawan no abandonaba su perfil.

—Siempre me dices esa misma frase, Maestra.

Ella se obligó a mirar a su aprendiz. Le dio una pequeña sonrisa que no le llegaba a los ojos.

BLAME ━ Obi-Wan KenobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora