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Dhejah se reunió con Obi-Wan en una de las terrazas del Senado de Coruscant. Le parecía que aquel era un buen lugar: un lugar neutral para ambos. Siempre se relajaba más cuando se veían lejos del Templo, incluso si no pasara nada entre ellos. Era simple costumbre. Simple preocupación natural, cuando una está enamorada y no debería.

Él ya estaba allí, sentado en un banco y meditando.

La terraza que escogían siempre estaba en uno de los niveles del medio, donde Jira tenía sus oficinas. Dhejah acababa de pasar a verla un momento, pero no sabía cuánto tiempo llevaba Obi-Wan allí.

—¿Te he hecho esperar mucho? —le preguntó en voz baja.

No había quién los escuchara, claro. En la terraza sólo había macetas y bancos, y la puerta de cristal estaba tan lejos que ni siquiera alguien al otro lado podría haberles visto. Además, tampoco había ventanales.

Pero se sentía mejor así, siendo precavida. La conversación que había tenido con Brandar había disparado algunas de sus alarmas.

—Para nada, querida.

Dhejah frunció los labios y se sentó a su lado. Se alisó la túnica con preocupación, y aunque sabía que el gesto no había pasado desapercibido, Obi-Wan no le preguntó nada al respecto.

Le daba su espacio, como siempre.

Dhejah se preguntó por dónde empezar.

—Te marchas pronto, ¿verdad?

Él asintió levemente con la cabeza.

—Mañana al alba. La guerra se extiende, y me preocupa. El Maestro Windu y Anakin me necesitan en Anaxes. Mis hombres partieron hacia allí como apoyo hace dos rotaciones.

Dhejah asintió también.

—Tienes razón —coincidió—. Sospecho que mis tropas y yo tendremos que partir dentro de poco hacia cerca del espacio salvaje.

—No hay rincón de la galaxia que se salve de este conflicto.

—No.

Compartieron un momento de silencio. El atardecer se aproximaba, y los colores del cielo de Coruscant, lleno de vehículos y naves, comenzaba a oscurecerse en tonos anaranjados.

—¿Hablaste con Brandar? —le preguntó él por fin.

Dhejah asintió. No había hablado con él desde que la había acompañado a los niveles bajos: sabía que preguntaría.

—Sí. Quiere hacer las pruebas.

Obi-Wan elevó las cejas ligeramente, pero parecía complacido.

—¿Crees que está listo?

—Más de lo que lo estuve yo en su día —suspiró Dhejah—. En estas circunstancias, además, necesitamos más generales Jedi, aunque no quiera admitirlo. Brandar ha aprendido todo lo que le podía enseñar. Estoy segura de que pasará las pruebas con creces.

BLAME ━ Obi-Wan KenobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora