Capítulo 9

16 7 0
                                    

Narra Valeria

Al recoger el alta y las recetas de los medicamentos que tengo que comprar salí con ayuda de keila del hospital, ahora tengo que andar en silla de ruedas hasta que tenga fuerzas para andar con muletas.

Al llegar a mi departamento le pido a Keila que me lleve a mi habitación, con su ayuda me pongo un pijama cómodo y me acuesto en la cama. Enseguida caigo rendida, hacía días que no dormía bien, nada como mi cama.

Al otro día despierto y veo a Keila durmiendo junto a mi, me levanto de la cama con cuidado de no despertarla y trato de pararme para alcanzar la silla de rueda, fallo en el intento porque caigo al piso, mis piernas aún no tienen la fuerza necesaria para aguantar mi peso. Keila al escuchar el estruendo se levanta de un salto de la cama y en dos minutos la tengo junto a mi en el piso.

—Valeria por qué no me llamaste para ayudarte, aún estás débil.

—Es que no quería molestarte, quiero valerme por mi misma.

—Val acabas de salir del hospital, es lógico que aún no puedes mantenerte en pie por ti misma además de que tienes un pie inmovilizado, anda no seas terca y déjate ayudar.

Paso mi brazo por encima de su cuello y con su ayuda me levanto, ella trae el sillón de ruedas hasta mi y me dejo caer, esta situación me desespera pero bueno tengo que estar agradecida con la vida por sobrevivir a tal accidente. Kei me lleva hasta la cocina y me prepara el desayuno.

—Que sería de mi sin ti —le digo con tono de burla pero en el fondo sabe que le agradezco todo lo que está haciendo por mi.

—Morirte —dice riendo— sabes que me tienes aquí para lo que sea Val eres como mi hermana y puedes contar conmigo para lo que quieras.

—Muchas gracias por todo esto que estás haciendo por mi Keila, no tenías por qué hacerte cargo de mi y aún así no te haz apartado de mi lado en ningún momento desde que desperté del coma.

—Anda déjate de boberías, como no voy a estar ahí para la niña más caprichosa y hermosa que tengo en mi vida.

—Jajaja te amo Keila,  nunca olvidaré todo lo que estás haciendo por mi.

—Basta que vamos a terminar llorando —dice dramatizando pasando su dedo por debajo de su ojo borrando una lágrima imaginaria—  anda vamos a desayunar.

Ambas nos concretamos en nuestros planos mientras hablamos de trivialidades.

—¿Y entonces no tienes nada con el guapetón del hospital?

—No, no tengo nada con Yojed, pero te agradecería que te mantuvieras lejos de él.

—De echo anoche le escribí para agendar lo de la cafetería y me dijo que hoy podía ser.

—¿Por qué hiciste eso? ¿No podías hacerme caso por una vez?

—No entiendo por qué te pones así si supuestamente no tienen nada pero tranquila que el insistió mucho en que tú también fueras, no pienso intentar nada con él porque se ve que muere por ti.

—¿Yojed morir por mi? si claro de agobio —hablar de esto me incómoda así que trato de cambiar te tema—  anda y deja el tema de Yojed y cuéntame qué ha pasado en la compañía en mi ausencia —Keila también es bailarina, de ahí nos conocimos.

Ella se pone a contarme como las demás bailarinas de la compañía se alegran de que ya no pueda bailar lo que me entristece un poco, en esa compañía todos compiten contra todos, harían lo que fuera por ocupar tu lugar por lo que siempre me ando con ojo y solo confío en Keila, también me dice que Norma, la dueña de la compañía, no pierde las esperanzas de que yo me recupere y regrese pues asegura que soy muy fuerte, eso me hace sentir feliz y ahora más que nunca daré todo de mi para poder volver a bailar.

Después sigue hablando pero yo dejo de escucharla por andar pensando en que Yojed quiere que yo vaya a su encuentro con Keila lo cual demuestra que no siente atracción hacia ella porque sino no me hubiera invitado, lo cuál me hace sentir feliz y no sé por qué.

Ramé (Borrador)Where stories live. Discover now