Capítulo 23

2 1 0
                                    

Narra Valeria:

El 25 de octubre del 2018, hace tres años, la perspectiva de mi vida perfecta cambió, dejé de ver todo color rosa y empecé a descubrir secretos de mi familia que jamás noté y siempre estuvieron en mis narices, me empecé a dar cuenta de que los casos que defendían mis padres tenían algún misterio sin resolver pues ganaban más dinero del habitual, empecé a notar el aspecto de las personas que venían a la casa y su aura, un aura oscura y cargada de tensión, tiempo después descubrí que mis padres no eran unos abogados cualesquiera, sino que se dedicaban a defender delincuentes y una vez ganaban sus casos, comenzaban a extorsionarlos con el chantaje de tener bajo su manga las pruebas de los delitos cometidos por ellos a cambio de dinero o los metían a la cárcel. 

¿Cómo me empecé a dar cuenta de todas estas cosas? Su nombre era Aisha Ramírez y era mi mejor amiga: ese día era uno normal como cualquier otro, Aisha había comenzado a cambiar su trato respecto a mí, ya nuestra amistad no era la misma, notaba la envidia surcar sus ojos cada vez que mis padres me daban cualquier estúpido obsequio y a veces hasta notaba odio en su mirada cuando cosas así sucedían, como si yo fuera la culpable de que nuestras clases sociales fueran diferentes cuando eso a mí nunca me importó.

Ese día tuve una fuerte discusión con ella pues nuevamente había pasado una situación similar a las que últimamente siempre pasaban. Mi papá me acababa de regalar un auto por mi reciente graduación y cuando Aisha vió su regalo...

Flashback:

Veo a Aisha mirarme con una mirada furiosa y no soporto más la tensión constante en la que se ha convertido nuestra amistad últimamente y decido encararla de una vez por todas para ver qué es lo que le sucede.

—¿Qué rayos te pasa de hace un mes para acá que todo te molesta?

—Me pasas tú, tu estúpido desgaste de dinero constante, tu ridícula vida perfecta, me cansé de ser la amiga pobre que solo recibe caridad de su amiga millonaria.

—Te cansaste? Cuándo te obligué a ser mi amiga Aisha? Porque que yo sepa, nos hicimos amigas porque ambas nos caímos bien y desde el principio surgió la amistad desinteresada, no entiendo que me culpes de la diferencia de nuestras clases sociales cuando sabes que jamás me han interesado, como tampoco me interesa restregarte mi dinero en tu cara, al contrario, cuando te ofrezco algo es porque quiero que tú también disfrutes de los privilegios que me fueron otorgados sin pedirlos, porque si de verdad eres mi amiga sabes que el dinero jamás estuvo es mis prioridades.

—Eso no es cierto!!! Siempre intentas hacerme sentir inferior, siempre has sido a la que los hombres miran, porque claro, Aisha es invisible, en cambio tú, siempre has sido la mejor de clase, la favorita de los profesores, todo, siempre me ha tocado recoger tus sobras y ya basta —se aproxima a llegar donde yo estoy y me empuja.

Yo me quedo desconcertada por su actitud y cuando noto que es caso perdido seguir hablando, decido girarme por no tirar por la basura años de amistad, cuando lo hago y comienzo a caminar la siento hablar.

—Por eso mereces ser la ilusa que eres y aunque creas que todo en tu vida es perfecto, Carly, no eres más que un adorno para tu familia, la hija predilecta, pero detrás de toda esa fachada, jamás has tenido unos padres que te amen y se preocupen por ti, me robaste mi sueño de ser bailarina, tú si lograste entrar a la escuela, pero no eres mejor que yo, porque ese no fue más que otro logro regalado por tus padres.

Siento mis cejas unirse por la confusión que me causan sus palabras y me giro desconcertada —¿De qué hablas?

—Hablo de que tus papis pagaron en la academia para que tú fueras la elegida a entrar en ella entre todas las demás candidatas, incluyéndome. De que siempre presumiste un logro que no era tuyo y por el cual yo siempre me sentí miserable porque el sueño que compartía con mi mejor amiga de ser bailarinas, solo se le cumplió a ella y puede que al principio me alegrara por ti aunque estuviera triste de yo no conseguirlo, pero cuando me enteré de que era regalado hace unos meses todo cambió y me di cuenta de que eras una egoísta que solo pensabas en ti.

—Eso no es cierto —hablo con voz cortada por el nudo en mi garganta— no son más que mentiras creadas por la envidia que me tienes —intento convencerme a mí misma de que eso no tiene sentido, mis padres no me pueden haber hecho eso.

—Puedes fingir que es mentira, e incluso puedes fingir que no sabías nada, pero a mí no me engañas más —cansada de ver tanto odio en una persona que tanto amaba y en la cual siempre confié decido dar la conversación por terminada, pues por mucho que intentes explicarte cuando la otra persona tiene una idea fija en la cabeza intentar arreglar algo es errado.

Y es triste ver cómo alguien que considerabas tu amiga puede hablar con tanto desprecio hacia ti y suponer cosas que tú harías cuando tú pensabas que ella te conocía tanto como para saber que jamás harías algo así. Es triste saber que perdiste tu tiempo en una amistad de años que solo era real por una parte. Porque si una desilusión de amor duele, más lo hace una de amistad.

—No quiero volver a verte. Nuestra amistad acaba de morir y por respeto a los años que creí en ella no vuelvas a hablarme.

Fin del flashback

Desde ese día algo dentro de mi cambió y dejé de ser la Carly dulce para convertirme en una hipócrita, que ahora sí hacía uso del poder de su influencia, me rodeé con muchísimas amistades que desde el primer momento sabía que serían falsas, pero en un final si todas iban a ser así preferí escogerlas yo misma, empecé a menospreciar a los de clase más baja que yo, cuando eso jamás me dió gusto, pero si iban a juzgarme que lo hicieran con fundamento.

Entre esas cosas estúpidas que empecé a hacer cegada por la desilusión del rompimiento de la mejor amistad que había tenido, comencé a hacerle bullying a Aisha. Convertí su día a día para que viera con sus propios ojos que sí era esa mala persona que ella había insinuado que era. Exactamente un año después Aisha ahogada por el peso del daño que le estaba haciendo mentalmente, decidió suicidarse.

A las doce de la noche en el parque de las palomas, en el cual me citaron hace unos días y donde me secuestraron, el cuerpo de mi ex mejor amiga cayó inconsciente por el puente en el que tantos buenos recuerdos teníamos, Aisha se había tomado un frasco de calmantes y parada en el borde del puente esperó a que su cuerpo se debilitara y cuando no pudo más se dejó caer hacia el vacío.

Ramé (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora