Capítulo 11

12 8 4
                                    

Narra Yojed

Salgo del hospital echando humo por las orejas. ¿Cómo Valeria no puede darse cuenta de que ese tipo estaba coqueteando con ella? y lo peor de todo es que ella no le era indiferente. No sé por qué esto me molesta, pero lo hace.

A mí nunca me ha tratado así de bien, entiendo que esté agradecida porque el tipo la haya ayudado, pero tampoco es para tanto, yo era quien debía haberla ayudado, todo fue por cuestión de segundos. No pienso dejar que se me vuelva a adelantar alguien. Si yo he aguantado sus peores momentos también me merezco los mejores.

<<¿Te estás oyendo máquina?, ¿esa actitud no te dice algo?>>

Que hablas conciencia.

<<Estás celoso>>

Pff, claro que no, no hables estupideces. Solo quiero protegerla de ese tipo de hombres, porque conozco sus intenciones y solo se quieren aprovechar de ella.

<<Si claro, síguete engañando>>

Ignorando a mi conciencia me fui a dar una ducha y arreglarme para esta noche. Me decidí por un pantalón negro y una camisa blanca con los primeros botones desabrochados. Había quedado con Keila de que nos encontaríamos todos en el bar.

Al llegar al bar voy caminando hacia la barra para pedirme un trago y buscar a las chicas con la vista. En una de las mesas veo a Keila haciéndome señas para que vaya. Recojo el trago y voy hasta donde están. Que por lo que veo ya se habían pedido algo y no están solas. Junto a ellas está el pesado de por la tarde.

En la mesa queda un solo asiento que es al lado de Valeria por lo que me siento ahí. Ella ni se inmuta en saludarme lo cual me enoja bastante. Keila por el contrario se pone a hablar conmigo. Nos vamos pidiendo tragos y yo ya ni escucho lo que dice Keila por estar mirando a Valeria que no se corta hablando con el estúpido ese.

Veo que se paran y se dirigen a la pista de baile. Al poco rato veo al tipo ese metiéndole mano a Valeria y ella parece estar tan borracha que ni cuenta se da. Voy hasta donde van con la sangre hirviendo y la cojo por la mano.

—¿Podemos hablar?

—Ahora no Yojed, quiero divertirme —Esas palabras las dice con la lengua trabada y tambaleándose.

—Venga te acompaño a casa que ya haz bebido demasiado.

—Oye déjala en paz, no vez que se quiere quedar —Interrumpe el tipo con el que estaba.

—Ella no sabe ni lo que quiere, no vez lo borracha que está —El tipo la coge por la mano y le da un empujón hacia donde el está provocando que Valeria casi se caiga. Keila aparece y ve las condiciones en las que se encuentra Valeria.

—Yojed llévala a casa.

—Eso intentaba pero este tipo no me dejaba —El cuál al ver que ya Valeria no habla, se rinde y decide irse.

—Que les den.

Ayudo a Valeria a salir la cuál en vez de borracha parece drogada pues ni mantenerse en pie puede. La meto en el asiento de copiloto y me giro hacia Keila.

—¿Te vas con nosotros?

—No, lleva a Keila a su casa, yo voy a recoger nuestras cosas y me voy a mi casa.

—Está bien, ten cuidado.

Al montarme en el coche me doy cuenta de que no sé dónde vive Valeria por lo que manejo hasta mi casa. De todos modos no creo que se de cuenta ni dónde estamos.

Al llegar la cargo hacia mi departamento y la tumbo en la cama. Le quito la ropa concentrándome en lo que estoy haciendo y le pongo una camiseta mía. Me quito mi ropa y me pongo algo para dormir y me acuesto al lado de ella. Mañana será otro día.

Narra Carly:

Abro los ojos y me ataca un fuerte dolor de cabeza. ¡Dios! no vuelvo a beber. No recuerdo nada de lo que pasó anoche, ni como llegué a casa. Espera— me giro hacia un lado y veo que esta no es mi habitación y al girarme al otro lado pego un grito— Yojed está durmiendo al lado mío, no, no puede ser, levanto el edredón y estoy en una camiseta de él, no puede ser que me haya acostado con el y ni me acuerde.

No puedo pensar en nada más porque me entra una fuerte harcada y me levanto corriendo hacia el baño a vomitar. Siento que alguien me agarra el pelo para que pueda vomitar en paz y justo en ese momento quiero q la tierra me trague, que vergüenza por Dios. Me levanto y me lavo la cara en el lavamanos.

—En el cajón de la derecha hay cepillos de dientes nuevos —me dice Yojed al notar que buscaba algo para cepillar mis dientes.

Ni le respondo y abro el cajón, cojo un cepillo y me lavo los dientes. Ha llegado el momento de enfrentar mis responsabilidades por lo que giro hacia Yojed que está sin camisa. Le echo una pequeña mirada y agito la cabeza para concentrarme.

—Yo... no recuerdo nada de anoche... —digo con vergüenza y siento mis mejillas arder por la pregunta que le voy a hacer— nosotros...

—No, estás loca, jamás me aprovecharía de una mujer borracha —dice rápidamente al notar lo que estaba pensando.

—Se me olvidaba lo bueno que eres —le digo sinceramente ya que otro en su lugar si lo hubiera echo.

—Ayer ese chico te estaba manoseando y tú apenas te podías mantener en pie, así que como ví que no podías manejar la situación interferí y te traje a mi casa.

—¿Y Keila?

—Ella estuvo de acuerdo en que te llevara a tu casa, pero cuando ví que no tenía tu dirrección te traje aquí. Espero que no te moleste.

—No al contrario, no quiero ni imaginar que hubiese pasado si no hubieras interferido.

—Ni yo tampoco, estabas fuera de ti, no podías ni hablar.

—No entiendo que pasó porque solo tomé dos tragos.

—Bueno lo importante es que eso ya pasó y no tuviste que pasar por ninguna situación incómoda.

—Aparte de que te tuviste que hacer cargo de mi y que te vomité el baño, no ninguna —le digo riendo y miro hacía mis pies— igual ya va siendo hora de que me vaya. Muchas gracias por todo Yojed.

—No tienes por qué irte todavía —dice y se rasca la nuca por lo incómodo de la situación— digo te podrías quedar a desayunar y podríamos hablar un poco de tu caso, por favor déjame ayudarte.

—Está bien, dejaré que me lleves el caso, pero entonces te tendrás que enterar de toda la verdad y eso implicará que corras peligro —no se porqué pero pienso confiar en el y de una vez contarle toda la verdad.

—Está bien, vayamos a desayunar.

Ramé (Borrador)Where stories live. Discover now