Parte 18: Viaje 2. El reino de los dragones

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El reino de los dragones ¡se abre el telón de la aventura de Eruptor!

La luz del sol se filtraba de entre las remas de los árboles del bosque, se escuchaba como estas se movían con el suave soplar del viento, algunas hojas eran desprendidas y caían con delicadeza al suelo, se sentía un aura tranquila donde se escuchaba el caminar de un joven guepardo de pelaje amarillento y manchas negras en algunas partes del cuerpo: el mismo era delgado y no tan fornido.

Movía la cola a la vez que caminaba por el boscaje; sujetaba de forma suave, la correa que formaba parte de la bolsa de flechas: la misma estaba en su espalda, esta era de cuero negro y poseía en la parte superior un patrón de unos triángulos azulados; cuyas puntas apuntaban hacia abajo del bolso, se lograban ver las plumas rojas de lo que parecía ser unas flechas: también llevaba colgado un viajo arco de madera a un lado, mirando los errores informáticos que estaba en las nubes, debido a que estas parpadeaban y se distorsionaban como si fueran parte de un videojuego.

—Tú crees… ¿que a Bianca le guste esa flor? Spyro —dijo la fiera, alzando las orejas puntiagudas de su cabeza: estas poseían pelo blanco por dentro, rebordes marrones en el contorno y amarillo por fuera. Le echó un vistazo a un joven dragón de escamas purpuras y placas amarillas, viendo que el mismo movía la especie de daga del mismo tono, la cual estaba en la punta de su cola.

—No tengo idea, además… Sabes lo que pienso sobre el amor Cazador —contó el joven reptil de ojos amatistas, mientras que extendía los cartílagos de sus alas amarillentas, debido a que las tenía entumecidas por no moverlas, mientras avanzaba con un pisar de sus cuatro patas, inclino el hocico denotando a la libélula amarilla que lo acompañaba, entre gruñidos suaves le dijo:
—¿No es así Sparx?

—Es verdad, no compartimos sus emociones —resaltó la libélula, revoloteando alrededor del joven dragón púrpura, el mismo tenía una expresión afirmativa, donde mostraba dos colmillos de color blanco en sus fauces—. Hablando… ¿Dónde vamos?
—He… No lo sé… Que te diga Cazador.

—Entonces… ¿Seguimos a Cazador por un portal sin saber primero a dónde iba? —Sparx alzó el entre cejo de duda, mientras que se colocaba de brazos, a la vez que seguía moviendo sus alas casi no visibles, debido a que no quería desplomarse sobre el suelo.

—Estoy algo aburrido, no pasa nada interesante desde que derrotamos a esa bruja en los reinos olvidados. —Spyro algo desanimado elevo la mirada, mientras que notaba como las luces se filtraba de entre las hojas del follaje de los árboles, donde se escuchaba el cantar de las aves, haciendo un gruñido suave y bajando la mirada—. Nada pasa en la villa de los artesanos, ni en el reino de los dragones, me encantaría volver a sentirme un héroe.

—Yo también lo quisiera, la aventura y las emociones fuertes —expresó Cazador algo desolado, el mismo tenía pelaje blanco en la parte de debajo de su hocico: este era corto y bajaba por su cuello, pasaba por su panza, donde tenía un moñigo de pelo largo que se encontraba en su abdomen, este continuaba bajando hasta la entre pierna, mientras que caminaba junto al dragón púrpura, comentaba:
— Me imagino que esta búsqueda, no va a hacer tan genial como la aventura en los reinos olvidados, pero al menos… Estamos haciendo algo diferente.

—Si…. pero… ¿Qué flor buscaremos y donde la encontraremos? —pregunto Sparx con un tono agudo, mientras que veía algunas rocas y arbustos a los lados, denoto como Spyro y Cazador saltaban el tronco de un árbol caído, el cual solo paso volando de forma vertical, acercándose nuevamente al lado izquierdo de Spyro. Este sin decir nada, solo alzo una ceja de forma pensativa y enseño algunos colmillos en su boca.

—Ha… Buscamos una flor diente de dragón, cuenta la leyenda que crecen dentro de una cueva, los dragones de la villa dicen que se encuentra al norte del bosque encantado —explicó el guepardo enseñando algunos colmillos, mientras que se relamía los labios con su áspera lengua, miraba algunas flores que estaban al lado de un matorral verdoso, este se encontraba a la izquierda de ellos, pasándolo de largo, volvió a mirar al dragón, notando los cuernos amarillentos que estaban en su cabeza—. Es un lugar que gamas he visto y quiero visitar, además que me encantaría darle una a Bianca.

Skylanders: Una promesa para conocernos. Acto 1Kde žijí příběhy. Začni objevovat