Parte 20: Viaje 4. Las consecuencias de ser un Héroe

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—Uf... Entonces. No diré nada más, ¡cabeza de apio! —La hechicera con las escamas iluminadas por el sol, le señalo con la vara mágica, mientras que se reía de lo torpe que era el pequeño dragón púrpura.


—¡Oye...! —Aulló Spyro enseñando unos colmillos de color blanco, mientras que la miraba con enojo; denoto como aparecía a su lado izquierdo otro aro de color dorado, este al activarse hizo que tragar saliva de los nervios, mientras que del vórtice azulado, salía la bola de fuego que había lanzado—. ¡Eso fue trampa!


"¡Pan!" se escuchó en el aire, seguido de un ruido sordo por parte del joven repetir escamoso, mientras que el mismo era lanzado hacia la parte derecha del camino; debido a que la llama le había dado en un costado, sintiendo las duras piedras con el hocico, adolorido se levantó colocándose sobre sus cuatro patas, le echó un vistazo al dinosaurio con la corona negra y gemas rojas incrustadas, la cual dio algunos pasos enfrente de el para acercársele con suavidad.


—En el amor y la sangre uno puede jugar como sea, pero ahora muere... —La hechicera enseñando algunos dientes afilados hizo mover su gigantesca pansa, mientras que daba una vuelta como bailarina y ladeaba su báculo mágico; haciendo que apareciera en el aire un pequeño anillo, el mismo se le acercó al dragón púrpura, este sintió como se lo colocaba en el cuello y se volvía más pequeño, asfixiándolo con mucha fuerza— ¡Es el momento que he esperado! ¡Por meterte en mí reino! ¡Odio a los dragones! ¡Ese fulgor estará conmigo por toda la eternidad!


—N-no... P-puedo... ¡r-respirar! —Spyro desesperado intento quitarse la argolla dorada que le había colocado en el cuello, levantando una pata delantera para intentar quitárselo a la fuerza, pero cada vez que lo tocaba se hacía más pequeño, bajando la zarpa, medio desmayando cayó al suelo con un gemido adolorido—. A-ay-y-u-u-da...


—Jajá... Nadie te va ayudar —afirmó la malvada dinosaurio de escamas azules, solo lo veía con una sonrisa macabra, acorde el joven dragón púrpura se le iba la vida en el suelo del camino de rocas, el cual estaba en la explanada de la gigantesca sala con paredes de piedra cafés, algunas eran oscurecidas de forma dispareja por las sombras que proyectaban los picos, que estaban curvados hacia adentro y al final de los muros del prado, manteniendo el hechizo con su báculo continuó:

—Ahora viene la estocada final...


—¡No! ¡Protesto! —interrumpió Eruptor con cólera, mientras que corría a toda velocidad junto a Wind-Up, hacia rellenar las articulaciones metálicas de la armadura cilíndrica que llevaba, sujetando con fuerza el mango sus hachones, salto para darle con las hojas de fuego en el costado a la hechicera, la cual dio algunas vueltas y termino a la izquierda del camino, la misma había aterrizado boca abajo en el suelo por el empujón, a la vez que el aro dorado que estaba en el cuello de Spyro desaparecía entre chispas amarillas, este abrió las fauces para tomar una enorme bocanada de aire.


—g-gracias... —dijo el joven dragón de escamas purpuras, tosiendo un poco en el suelo, algunas gotas de saliva brotaban de los dientes afilados que estaban en su boca: estos eran de gama blanca como la nieve, respirando suavemente se colocó sobre sus zarpas—. Eso me tomó desprevenido, es verdad lo que dijo Leo, algo les paso, debo ir sobre la saliente para buscar a Sparx en ese tornado que está detrás de Ripto.


El monstruo de lava girándose de forma leve, avisto la saliente donde estaba el pequeño dinosaurio, el mismo tenía el cuerno blanco de su cabeza iluminado de medio lado por las luces diurnas, las telas de la túnica negra que llevaba y su cuello alto se ladeaban, al igual que la gema roja en forma de estrella, que cargaba el amuleto dorado que estaba en su cuello. Este era movido por los fuertes vientos del tornado de arena roja, el cual permanecía entre los desniveles que estaban pegados al muro de roca, estos eran dos y estaban uno sobre otro, los mismos dejaban un enorme espacio que era donde residían el tornado y el pequeño reptil de escamas beis, el mismo solo esperaba en silencio, esbozando una cara confiada, donde mostraba algunos colmillos en su boca de forma leve.

Skylanders: Una promesa para conocernos. Acto 1Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu