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C A P I T U L O 38

C a p i t u l o 38 "Mi pequeño girasol"

Mi cumpleaños, navidad y año nuevo habían transcurrido como si alguien hubiera chasqueado los dedos.

Agradecía con toda el alma el hecho de que en esta ocasión no habían ocurrido besos inesperados, ni cenas incómodas o discusiones pasivo-agresivas.

Incluso, después de doce navidades juntos, por primera vez, había pasado las fiestas decembrinas lejos de Harry, pues el hombre había tenido que viajar junto con su esposa a Francia para celebrar con su familia a petición de ella, sin embargo, después de varias conversaciones entre Gemma, Niall y yo, se llegó a la conclusión de que algo debió ocurrir en ese viaje.

Las actitudes de Harry y Paige habían cambiado; puede que ante los ojos de los demás, ellos seguían siendo la misma pareja de siempre, pero nosotros tres no éramos tontos, sabíamos que la situación de los recién casados no era la común. Por alguna razón, Paige pasaba mayor parte del tiempo en su repostería y Harry encerrado en la empresa o en el departamento de cualquiera de sus amigos.

A pesar de los constantes interrogatorios, nadie recibía alguna respuesta de lo que estaba sucediendo, por lo que, después de unas semanas, decidimos dejar el tema por la paz.

Era primero de febrero y mi mejor amigo estaba cumpliendo veintiocho años.

A pesar de haber hablado con él por teléfono a las ocho de la mañana, las palabras de felicitación no habían sido suficientes, por lo tanto, había decidido darle una visita sorpresa en su oficina.

Cuando termino de realizar los pendientes que tenía en la empresa, salgo de ésta para subir a mi automóvil y dirigirme a la compañía para la que trabaja Harry. El tráfico de Londres provoca que mi camino sea lento y desesperante, pero, casi treinta minutos después, logro llegar a mi destino.

Tomo del asiento trasero mi bolso de uso personal, el paquete que contiene el regalo de Harold, el pequeño pastel y un lindo ramo de girasoles, pues eran las flores favoritas de mi mejor amigo.

Rezando para no encontrarme con Sam, camino un poco dudosa hasta el elevador y cómo puedo, presiono el número diez. Para mi mala suerte, muchos trabajadores suben al elevador en constantes ocasiones, por lo que la subida se hace eterna y mis brazos comienzan a cansarse debido a la carga que llevo.

— ¡Isabella! ¡Qué sorpresa tenerte por aquí! — la secretaria de Harry me recibe cuando llego a su puesto

— ¿Me extrañaste? Yo sé que sí — le guiño el ojo y ella ríe de mi acción

— Así fue — responde — Oye, supe que la relación que mantenías con el señor Claflin terminó, lo siento mucho — dice por lo bajo

¿Así que toda la empresa lo sabía?

Eso explicaba las constantes miradas que recibí al entrar al gran edificio.

— Sí, bueno, ya pasó un tiempo y sigo trabajando en ello. Pero gracias, Jade — digo sintiéndome incómoda — Dime una cosa — decido cambiar de tema — ¿Harry está en su oficina?

— ¡Oh, sí! El señor Styles se encuentra en una reunión, pero no debe tardar. Si mi instinto no me falla, deben quedar quince minutos para que concluya

— ¡Genial! ¿Hay problema si ingreso a su oficina? — pregunto — Me gustaría adornarle un poco, ya sabes, es su cumpleaños

— Seguro, no hay problema, Isa

Con su ayuda, ambas ingresamos con las cosas a la oficina de mi mejor amigo y después, su secretaria se marcha dejándome sola. Como siempre, Harry tiene su espacio completamente impecable, por lo que me encargo de adornar un poco tratando de mantener el orden de sus cosas.