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C A P I T U L O 46

C a p í t u lo 46 "Confesiones" 

Parte II

Muchas veces había fantaseado con el momento en el que Harry confesara estar enamorado de mí, pero al igual que con el primer beso, con el paso de los años dejé de tomarme el tiempo para sumirme en esos pensamientos tontos de adolescente enamorada.

Y ahora que estaba ocurriendo, no estaba siendo para nada igual a lo que alguna vez soñé.

— ¿Qué? — pregunto y detecto que en mi voz hay un temblor — Harry, si esto se trata de una puta broma, que sepas que no tiene ni una sola gota de gracia — me pongo de pie tratando de mantener la mayor distancia entre los dos

— Isabella, nunca había sido más sincero en mi vida — responde y también se levanta del sofá — Esa es la razón por la que estoy aquí...

— No puedes hablar en serio — lo interrumpo y me atrevo a soltar una risa que carece de gracia

— Lo hago, escúchame por favor — suplica — Sé que es muy tarde y después de tanto tiempo confundido...

— ¿Tanto tiempo? ¿De qué me estás hablando? ¿Cuánto tiempo llevas así? — cuestiono

— Desde nuestro primer beso — suspira

Esto no puede estar pasando, me aferro a que esto es una jodida broma pesada.

— No te creo nada

— Lo sé — susurra — Lo sé, amor, pero necesito que lo hagas, necesito que me permitas hablar y escuches todo lo que tengo que decir

Comienzo a caminar por todo el departamento sintiendo que me estoy asfixiando en este gran espacio; las voces en el televisor comienzan a fastidiarme y con furia, apago el objeto.

— No puedes venir y tranquilamente soltarme en la cara que estás enamorado de mí, que llevas meses, no, un año ¡Un año, Harry! ¡Un maldito año desde ese beso! — hablo con rapidez

— Isabella...

— ¡Te casaste, Harry! ¡Te casaste con Paige estando confundido! ¿Qué mierda ocurre contigo? — lo miro con terror

— Sé que no tengo excusa, sé que te estoy lastimando y sé que todo este tiempo ha sido demasiado duro para ti...

— ¡No! ¡Tú no tienes idea de nada! Tú solo te atreviste a decirme en la cara que no estabas enamorado de mí, te casaste en mis narices, me restregaste el amor que sentías por ella y ahora vienes a decirme que durante todo ese tiempo, tú...

Simplemente no puedo, no puedo terminar de formular todo lo que quiero decir.

— Muchas veces quise decírtelo, muchas veces intenté dejarlo claro pero por una u otra cosa no podía — dice — Soy un cobarde — susurra

— ¡Sí! ¡Eso es justamente lo que eres! ¿me escuchaste? — alzo la voz. Tomo la copa de vino más cercana que tengo y bebo todo el líquido de golpe — ¿Qué pasa con Sam? — pregunto

— ¿Con Sam?

— Todo el tiempo que estuve con él pretendías estar alegre por nuestro noviazgo ¡Fuiste tú quien insistió en que saliera con tu buen amigo Sam! ¿Acaso era un maldito juego para ti?

— ¡No, Isa! Yo de verdad estaba entusiasmado por verte con él, parecías más feliz que nunca a su lado. Pero con el tiempo, comencé a sentir celos y al principio creí que solo era porque pasabas más tiempo con él, porque yo estaba siendo remplazado, pero... — suspira — Pronto me di cuenta de que esos celos no eran normales