4: Joe

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Nuevo capítulo corregido, espero que les guste<3

—Así que... ¿Al fin echaste al perro? —La ironía en la voz de Ethan no me da gracia. Deja un vaso lleno con un líquido ámbar frente a mí, observándome con diversión. El recuerdo de Saskia contra mí –exactamente su trasero contra la casi erección que se estaba formando en mis pantalones-, aun no me abandonaba por completo.

—Algo así —digo, los planos frente a mi captando la mayor parte de mi atención—. Necesitaba revisar esto y Zeus es algo... ¿necesitado de atención? —Medio miento. Zeus no era un perro tan necesitado, pero había veces en las que sus claves se desconectaban y yo terminaba pagando los platos rotos.

—¿La vecina buena es la niñera? —Suelta, asomándose con cuidado en la ventana principal. Mi irritación crece y por un momento pienso en golpear a Ethan, mi mejor amigo, si no se quitaba de esa ventana—. Está bien... buena.

Ni que lo diga.

—Por el amor a Dios, Ethan —Me quejo, dejando los papeles de lado por un momento—. Tiene dieciséis años. —Él se ríe, retirándose de la ventana por completo.

—Ese Dios fue el mismo que creo los ojos para mirar. Lo que no lo hace un pecado. —Se encoge de hombros, como si sus palabras fueran lo más normal del mundo. No puedo evitar irritarme—. De todos modos, ¿cómo sabes su edad?

Levanto la mirada, encontrándome con los ojos verdes del castaño. Este me envía una mirada algo confusa y, encogiéndome de hombros, hablo con tranquilidad diciendo: —Ella vino con un pastel de bienvenida y hablamos.

—¿Hay pastel? —La pregunta sale tan rápido como termino de hablar, como si fuera lo único que logro captar de mis palabras. Ruedo los ojos, señalando el camino a la cocina. Ethan no pierde el tiempo y echa a andar hacia donde le indiqué, como si su vida dependiera de ello.

Suelto un suspiro y me levanto del sillón, no dudo en tomar el vaso con cerveza frente a mí. Saskia estaba en el jardín, riendo ante las hazañas del labrador. Ella estaba completamente muerta de amor por el can, quien no era nada ajeno a la atención por parte de la morena.

Zeus tenía más suerte que yo.

Me acomodo el frente del pantalón, recordando lo que estuve haciendo antes de que Ethan llegara a casa, necesitaba deshacerme de toda la energía acumulada en mi pene o moriría con las bolas azules. Él había cambiado de opinión; en lugar de ir a su casa, se sentía más cómodo viniendo a la mía.

Saskia se levanta del jardín, haciendo una mueca cuando estira sus piernas. Al parecer, alguien se había excedido con las sentadillas, o tal vez solo extendía su tiempo en el gimnasio, porque, se veía muy adolorida.

Una duda se filtra en mi cabeza.

¿Por qué haría ejercicio? Ella estaba muy bien dotada, mucho más que las mujeres que me rodean pero, ¿Por qué sacarse la mierda en ser más delgada? Esa pregunta se respondió por si sola en cuanto le había entregado el pedazo de pastel.

Ella apenas y lo tocó.

—Luego yo soy el depravado —La voz de Ethan me sobresalta y termino cerrando la cortina de golpe. Gruño en su dirección, observando cómo engulle un pedazo de pastel. Regreso al sillón, dejando el vaso sobre la mesa con dureza—. Si no te conociera diría que estás avergonzado. ¿Dónde está Joe? ¿Qué hiciste con mi mejor amigo?

—Eres idiota —Aseguro, dándole una mirada—. Estaba vigilando a Zeus. —sé que sueno a la defensiva, pero realmente no me importaba. Ethan podría ser un grano en el culo cuando se lo proponía.

INTRINSIC © |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora