Capítulo 36: Saskia

26.8K 1.6K 100
                                    

Siento cada parte de mi cuerpo entumecido y un quejido brota de mis labios cuando intento moverme, la aguja en mi brazo duele, duele tanto que intento retirarla pero me es casi imposible, el zumbido en mis oídos no se detiene ni aunque golpeo estos con suavidad, tratando de alejar el molestoso ruido.

Tengo ganas de gritar, pero simplemente nada sale de mi garganta, es como si mi cerebro no conectara con mis labios, negándome la habilidad para comunicarme.

No estaba segura de cuantas horas había estado dormida, pero el recuerdo de la sangre me golpea con fuerza, obligándome a parpadear con rapidez, quería saber que había pasado, pero tenía miedo, miedo de que algo haya salido mal y que todo lo que habíamos logrado con Joe se destruyera.

La puerta de la habitación se abre, haciendo que la luz se filtre en la habitación, las luces de esta son encendidas con rapidez y la mujer en bata blanca se sorprende al verme despierta.

—Hola. —Saluda, pero no puedo abrir la boca, se que si digo una sola palabra, terminare llorando y era lo que menos quería hacer en este momento—. Estás despierta, ¿Quieres que haga pasar a tu madre? —Niego con la cabeza, abriendo mi boca y volviéndola cerrar con rapidez, no quería ver a mamá, solo quería que Joe entrara por esa puerta y me dijera que todo estaba bien, que todo seguía en orden y no fue más que un susto.

Un horroroso y terrorífico susto.

—J-joe... —Musito en un hilo de voz, la doctora asiente con rapidez y desaparece de la habitación, dejando la puerta entre abierta.

Las sabanas que cubren mi cuerpo es removida por mi mano libre y como si supiera lo que iba a hacer, toco mi estomago, la desilusión llega a mi cuando no soy capaz de sentir nada, todo parecía estar igual, pero el miedo en mi pecho no desaparecía hasta que eso saliera de los labios de la doctora.

Necesitaba saber que mi bebe estaba bien.

Debía estar bien...

Cinco minutos después, la puerta vuelve a abrirse por completo y un Joe consternado y preocupado cruza la misma, sus ojos se encuentran rojos y lo primero que hace es guiar la silla a mi lado, apretando mi mano con cuidado.

—Cariño. —Su voz sale en un ronco susurro, haciendo que mi corazón termine por romperse, niego con la cabeza, tratando de detener las palabras que salen de sus labios—. Todo está bien ¿Vale?

—No. —Digo, alejando mi mano de la suya—. ¿Qué ocurre? —Joe abre la boca, pero la voz de la doctora lo interrumpe con rapidez.

—Tuviste una amenaza de aborto, Saskia. —Niego nuevamente, tratando de mantener a raya las lagrimas que tratan de salir de mis ojos—. Tus niveles de estrés se encuentran en un punto crítico, eso, sin contar la falta de hierro y ácido fólico en tu embarazo, ¿has tomado todos los medicamentos recetados por tu ginecóloga?

Parpadeo con rapidez, tratando de ordenar las ideas en mi cabeza.

Había tomado cada una de las cosas que me fueron recetadas al pie de la letra pero, el estrés por el inicio de clases había sido demasiado, los dolores de cabeza...

—Sí. —Respondo, luego de unos minutos, la doctora me mira con las cejas arqueadas pero no dice nada. Mis ojos se posan sobre Joe, quien en silencio, observa a la mujer rubia frente a nosotros.

—La receta con lo que necesitas ya fue entregado a tu madre, ella se hará cargo de que otra enfermera te los administre por los siguientes dos días. Y si, necesito que te quedes dos días más, debo monitorear al feto.

El silencio que inunda la habitación es realmente incomodo y abro la boca, tratando de conectar las palabras con mi boca, pero falló estrepitosamente.

INTRINSIC © |EDITANDO|Where stories live. Discover now