Capítulo 38: Saskia

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Un suspiro es liberado de mis labios y vuelvo a ocupar mi lugar en el sillón, los pasos en la habitación de Joe suenan apresurados y sé que nuevamente se había olvidado de la cita.

—¡Joe! —Grito nuevamente, algo irritada.

—¡Cinco minutos, no encuentro mis bóxers! —Pongo los ojos en blanco y una risa abandona mis labios. Era mi sexto mes de embarazo y la madre de Joe debía volver a Barcelona, llevándose consigo al General, a Sofía y al pequeño Tom.

Dejando la casa algo silenciosa, salvo de los ladridos de Zeus.

La mata de cabello negro de Joe entra en mi campo de visión y mis ojos se detienen por más tiempo del normal en su torso, niego con la cabeza, dejando de lado aquellos pensamientos y observo al guapo hombre frente a mí.

Verlo de pie, usando únicamente sus piernas y el equilibrio que había regresado con el sinfín de horas en las terapias, me hacia sonreír, las secuelas del accidente parecían desaparecer con el paso de los días, aunque siempre había uno que otro dolor durante las noches.

—¿Debo cargarte? —Pregunta, sentándose a mi lado, luego de haberse colocado la camisa, ruedo los ojos divertida y, con algo de ayuda, me pongo de pie.

El enorme vientre me hace soltar un gruñido por lo bajo. Las simples tareas como ir al baño y levantarme de la cama, eran simplemente imposibles.

—Tómalo con calma. —Joe murmura, presionando un beso contra mi frente, asiento, dándole la razón. Su mano se entrelaza con la mía y juntos abandonamos la casa.

No sin antes, equiparme con cada protección contra el frió que Joe había encontrado para mí. El invierno en Barcelona había llegado tanto como la corta distancia que quedaba para que Navidad llegue.

La puerta del auto de Joe es abierta frente a mí y me subo a él, para poder observar mi casa desde el cálido interior del automóvil.

—Tu madre duerme hoy en casa. —Joe recuerda, dando un pequeño golpe en mi rodilla, mi vista regresa hacia él y puedo observar como enciende el auto—. ¿Dormirás en tu casa?

—Siempre puedo dormir en mi casa. —Digo, soltando una risa—. Pero tu cama es más cómoda. Además, todas mis cosas están en la tuya. —Joe me da una rápida mirada antes de volver a colocarla en el camino.

—Yo no tengo problemas con que te quedes, morenita. —Su ceño se frunce un poco, pero luego regresa a la normalidad—. En realidad estaba pensando en empezar a traer tus cosas a casa.

Lo observo sin saber que contestar a eso, mudarme con Joe era algo en lo que no había pensado.

Si, podría estar embarazada de él, traer dos mellizos en mi interior, pero seguía siendo menor de edad. Continuaba siendo una estudiante de preparatoria. Una embarazada estudiante de preparatoria.

—El cuarto de abajo será para los gemelos. —La voz de Joe me saca de mis pensamientos y me encuentro algo perdida.

—¿Qué? —Es lo único que logro pronunciar, Joe me da una rápida mirada, pero no dice nada.

—Luego hablaremos de eso. —Asiento, realmente aturdida. ¿A que ha venido todo eso? ¿El enserio quería que viviera con él? Aunque prácticamente ya lo hacía... aun tenía muchas cosas en casa, junto a mamá.

Alejo esos pensamientos de mi cabeza, concentrándome únicamente en la visita al médico. Tomarían el ultrasonido, me darían una nueva dieta –tal y como lo hacían cada mes-, y volvería a casa a ver televisión.

—Tenemos que comprar las cosas para la maqueta de tu escuela. —Miro a Joe nuevamente y suelto una risa.

—Relájate. —Golpeo su mano, la cual se encuentra sobre la palanca de cambio—. Mamá los compro hace dos días, aun tengo dos semanas antes de que las vacaciones terminen.

INTRINSIC © |EDITANDO|Where stories live. Discover now