Capítulo 4

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⚠️ A D V E R T E N C I A ⚠️

Capítulo con contenido adulto, leer bajo responsabilidad.

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Responsabilidad.

Massimo observa nuestras manos unidas con una mirada indescifrable mientras un auto nos conduce por las hermosas calles de Grecia en lo que yo no puedo dejar de ver todo maravillada. Mis mejillas aún arden por lo que pasó en el callejón hace unos minutos, pero mi interior celebra con fuegos artificiales en lo que me niego a dejar de sostener su mano.

Sin embargo, hay algo que aún no me deja disfrutar de esto que estoy sintiendo, de todo lo que Massimo está causando en mi y que me tiene eufórica. Ese algo que ha dejado su marca en mi entrepierna incómodamente húmeda por un cimiente que no es mío.

Malakai.

Su recuerdo eriza mi piel y lo acontecido en aquella terraza no deja de repetirse en mi cabeza como una película que no quiero dejar de reproducir. Tampoco puedo dejar pasar el hecho de que Massimo nos vio follando y no dijo nada, no enfureció como lo hubiera hecho un demonio si escontrara a su destinada engañándole.

Él básicamente lo avaló.

Recuerdo cómo Malakai dijo que debieron haberlo detenido y ahora comprendo que esas palabras no eran para mi, sino que eran para Massimo, quien no solo no lo detuvo, sino que hasta parecía habernos estado viendo por la potente ereccion que cargaba desde un principio.

¿Será posible que...?

—El hombre de la terraza, el que me... — no me contengo de preguntar, pero dejo la frase en el aire cuando mis mejillas arden por lo que casi digo en lo que dejo de observar hacia la ventana para volver mi atención al rubio a mi lado, el cual se tensa al escucharme, pero me observa con una ceja en alto, incitándome a seguir —... él es también mi destinado, ¿verdad? — digo, un poco insegura.

Un suspiro pesado escapa de los labios de Massimo y muerdo el interior de mi mejilla con nerviosismo al ver cómo el ojigris me observa fijamente por unos segundos, antes de llevar mi mano a sus labios y dejar un beso en el dorso de ella que me eriza la piel en segundos.

—Si — contesta escuetamente, reafirmando lo que todo mi interior grita que es tan obvio y lo que comprime mi corazón dolorosamente al recordar las palabras dichas por el castaño a lo largo de la follada —. Pero no es un hombre, Artemisa, y yo tampoco lo soy. Somos demonios — me corrige.

Mi mano le da un apretón a la suya al escucharle, pero no me impacta en lo absoluto al ya estar más que acostumbrada a estar rodeada de demonios. Sin embargo, recordar que soy la destinada del demonio a mi lado aún me sigue sorprendiendo.

—Lo sé — respondo y su mirada brilla cuando mis dedos le vuelven a apretar e inclino mi cuerpo un poco para pegarme al suyo —. Aún tengo un centenar de preguntas que hacerte, Massimo — susurro bajo, hipnotizada con su mirada de nuevo.

Observo maravillada como sus pupilas se expanden al escuchar de nuevo su nombre saliendo de mis labios y como su mano libre sube a mi mejilla para regalarme una caricia que me incita a inclinarme más hacia su frio tacto.

—Todavía no, agápi — susurra y suspiro cuando sus dedos bajan a mi barbilla para mantenerla firme en lo que su rostro baja al mío y sus labios dejan un beso sobre mi boca que me hace cerrar los ojos para disfrutar el breve pero exquisito contacto —. Debes descansar y yo aún debo encargarme del problema que tú y Vlad Maxwell causaron — dice más serio esta vez.

Mis ojos se abren con rapidez al escucharle y le vuelvo a apretar la mano al recordar a mi mejor amigo, el cual se encuentra en el auto detrás del nuestro en lo que somos llevados a la casa de Massimo.

Morelli [2] ✔️Where stories live. Discover now