Capítulo 18

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Islas

—¡Con cuidado, Artemisa! — Jack me pisa los talones junto con Vlad que va por delante de mí otorgándome estabilidad para correr mientras sostiene mi mano con fuerza en tanto corremos por el estrecho pasillo. Casi diez mujeres nos siguen por delante y por detrás, haciendo aún más delgado el espacio en el que nos adentramos. Son todas mujeres de la secta, destinadas con tareas específicas.

Me sostengo el vientre mientras corro con ellos y me obligo a avanzar con destreza para no tener un accidente porque no tenemos tiempo. No hay tiempo de dudas, de accidentes o de contratiempos. Todo depende de lo rápido que nos movamos y lo eficaz que sean nuestros próximos pasos.

Nos hemos preparado por meses, y cada uno de nosotros, demonios, destinadas o hijos, todos tenemos un lugar y una tarea crucial en este plan. Hasta yo lo tenía, hasta que fallamos y eso nos obligó a actuar en consecuencia, pidiendo clemencia. Me mentalizo y repito aquellas palabras con un nudo en la garganta hasta que descendemos a una pequeña sala abierta con tecnología de último modelo.

Los seguidores de todas las sectas que aún están en pie están allí afuera, luchando por la supervivencia de sus superiores mientras las fuerzas armadas comandadas por los Pavél no dejan de arribar a la isla. Tienen armamentos de gran escala y a montones, hombres entrenados para matar que ahora mismo están dejando un cementerio de cuerpos en las playas que rodean las cabañas de las sectas.

Llegan helicópteros, embarcaciones, pelotones enteros de soldados que se adentran en la selva de la isla. Acaban rapidamentecon con la gente que tenemos allí afuera y llenan las playas y los caminos enterrados. Vienen en busca de nosotros en tanto se aseguran de ser suficientes para poder rodearnos, doblegarnos y asesinarnos.

Imágenes de ello se muestran en todas las pantallas planas que cuelgan de las paredes de la sala. Algunas de las destinadas miran y jadean con horror al ver que, poco a poco, superan en número a nuestra gente. Están cada vez más cerca de nuestras viviendas. Masacran sin piedad para llegar a nosotros mientras los vemos hacerlo con impotencia.

El nerviosismo y la tensión se asientan como una bruma asfixiante que me revuelve el estómago cuando el shock de las primeras vistas pasa y todos toman sus lugares frente a las pantallas y maquinarias que son nuestra última esperanza, quitando las imágenes y pasando a lo importante.

Algunas de las destinadas caminan a de un lado a otro a mi espalda mientras yo observo la enorme pantalla que tengo en frente, esperando la señal. Vlad y Jack se muestran sombríos y vacilantes uno a cada lado de ella, pareciendo dos guardaespaldas a la espera de defenderme en cualquier momento.

Bárbara, Lizzy y Rose, tres de las destinadas más viejas y experimentadas, se encuentran tecleando a lo loco a los lados de ellos y eso me confirma que están buscando la brecha que les dejará interceder una llamada y unirnos a ella. Su parte es crucial y las miramos en todo momento con el corazón en la garganta, rezando para que no haya error o estaremos arruinados.

Mis manos sudan y el revoltijo en mi estómago se vuelve persistente, pero me obligo a respirar profundo para contener las náuseas, porque no es el momento. Todo depende de esta llamada, todo por lo que luchamos, nuestras vidas y las de nuestros hijos, todo depende de esta pequeña brecha de tiempo.

Massimo. Malakai. Zeus. Magnus. Repito los nombres que son toda mi vida como una mantra mientras acaricio mi vientre debajo de la camiseta y del chaleco antibalas que me obligaron a poner mis destinados hace horas. Todo mi cuerpo suda por el calor alrededor y por los nervios, obligándome a airearme con mi otra mano.

—Todo salió mal, Artemisa — asiente Vlad hacia mi, dedicándome una mirada endurecida que logra esconder demasiado bien la ansiedad y el miedo que sé que siente, porque todos en este estrecho lugar lo sentimos. Me pone los pelos de punta y solo puedo asentir en comprensión en tanto intento sobrellevar esta ansiedad que me tiene con la adrenalina por las nubes y que mantiene a los niños en mi vientre en constante movimiento, este miedo que me tiene con el corazón en la boca.

Morelli [2] ✔️Where stories live. Discover now