Capítulo 12

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Familia.

—Esto tiene que ser una broma — digo con los ojos abiertos enormemente y pasando saliva, antes de silbar al ver la enormidad de la estructura que muestra el castillo Rimaldi, en donde el sobrino de Massimo y Malakai nos espera en la imponente puerta de entrada.

Todo grita a antigüedad y poder, al igual que lo hace el hombre del que he estado escuchando anécdotas durante las últimas tres horas de viaje hasta aquí y que nos espera en lo alto de unas escaleras de mármol, rodeado de cinco hombres.

Marco Rimaldi Morelli, el príncipe de Mónaco.

El atardecer que se alza sobre nuestras cabezas remarca su facciones apuestas y el naranja en el cielo me ha dejado deslumbrada al iluminar tan grande y hermosa ciudad mientras veníamos en el Audi y éramos seguidos por cuatro lujosas camionetas que se unieron a nuestra marcha dos horas antes, conducidas por la guardia real del príncipe.

—La finca Morelli es más grande — chista Malakai y sonrio divertida al ver el evidente rastro de celos que el castaño demuestra mientras repara en mi impresión por la enorme estructura que tenemos en frente.

—Pero tu polla es más pequeña — dicen y los tres observamos al morocho de ojos impresionantes que baja las escaleras y viene hacia nosotros con paso elegante y con su horda de hombres a su espalda, los cuales bajan la mirada cuando mis destinados los analizan.

—Ya quisieras tu tener mi polla, principito — gruñe Malakai y no me pierdo el brillo afectivo que centella de sus ojos y de los de Massimo cuando ambos estrechan manos con él y le toman del hombro en un agarre fraternal.

—Y nuestro cabello, porque mira este desastre — añade Massimo y tironea de los cabellos rizados del príncipe, quien le da un manotazo y bufa con molestia en lo que mis destinados parecen satisfechos de haberle molestado.

—Les salvo el culo y ustedes me molestan, que familia nefasta me ha tocado — chista y finge verdadera molestia mientras da un paso hacia atrás para alejarse de sus agarres.

Ahora que puedo verlo mejor, logro reparar en su aspecto, en que sus ojos son una mezcla entre gris y verde que definitivamente debe mojar miles de bragas.  Su cabello es rizado, pero se encuentra bien ordenado, al igual que la barba que le hace parecer más grande y que acentúa más sus facciones.

Es alto y musculoso. Su tono de piel tostada le da más vigor al color de sus ojos y estos me quitan la respiración por breves segundos cuando los posa en mi y me analiza con una seriedad analítica. Su mirada intimida, pero yo no soy de las personas que se acobardan y por eso se la devuelvo con la misma firmeza hasta que Massimo es quien interrumpe nuestra intercambio.

—Deja de mirarla así, no vas a intimidarla, es una guerrerita — dice el rubio y mi mirada rápidamente vuela a la de mi destinado, encontrándome con una sonrisa de lado que acelera mi corazón y calienta mi pecho al ver el orgullo en su expresión. Le sonrio de vuelta y me pierdo en él hasta que Marco se aclara la garganta y Malakai ríe bajo.

—Es un gusto conocerte, Artemisa. Massimo no ha dejado de hablar de ti por años y me alegra por fin conocer a la chica que ya conozco más que a mi mismo — bromea Marco en tanto asiente con una reverencia elegante y yo extiendo mi mano hacia él para estrecharla con la suya.

Sin embargo, y sorpresivamente, Marco no agita mi mano como espero, sino que toma con delicadeza mis dedos y se lleva mis nudillos a los labios, demostrando una galantería que me enciende las mejillas cuando deja un beso sobre ellos que le saca un gruñido a mis destinados.

—Quita tu asquerosa boca de mi mujer — demanda Malakai y me rio cuando tira de mi mano con suavidad y me aleja de Marco para, en cambio, enredar sus dedos con los míos de manera posesiva.

Morelli [2] ✔️Where stories live. Discover now