Capítulo 10

545 67 70
                                    

Suiza, viaje de negocios de Alexander, actualidad.

—¿Está de acuerdo sr Moore?— me habló el socio.

Miré a mi alrededor sin girar mi rostro al tiempo que salía de mis pensamientos y me puse de pie.

—Cuando los cambios estén hechos hágame llegar el informe inmediatamente y quiero un reporte completo del estado actual hoy mismo.

Mi rostro se mantenía inexpresivo.

—Lo pediré para usted inmediatamente— recibí como respuesta.

—Continúen con sus labores.

Salí inmediatamente de la sala de juntas dirigiéndome a la oficina que usaba cada vez que venía a una sede, revisé los informes que ya se encontraban, realicé un recorrido para ver cómo se desenvolvían los trabajadores y concreté una cita para el almuerzo con un nuevo socio.

Al caer la noche me encontraba en un evento, después de socializar un poco llegué al hotel cerca de la 1:00 am, tomé una ducha y preparé todo para regresar al día siguiente por la mañana.

Desde lo que le sucedió a mi padre tenía un ritmo de trabajo absurdo para un chico de diecisiete años, pero a decir verdad no era mucho para mí, luego de todo lo sucedido tomar la empresa fue la mejor decisión, levantarla luego de lo que ocasioné era lo menos que podía hacer.

POV Amelia

Noté que salíamos de la ciudad luego de 20 minutos.

—No me llevarás a un bosque para asesinarme y tirar mi cadáver, ¿verdad?— pregunté en tono dramático.

—Estoy completamente segura que un asesino no confesaría antes de tener a la presa asegurada— ambas soltamos una risa -tranquila paranoica ya casi llegamos.

Cinco minutos después se comenzó a oír la música y los motores, «carreras» estaba segura que eran carreras clandestinas, Dios, ¿enserio iba a hacer esto?, no conocía este sitio y estaba segura que no podía llegar con mi actitud de «no me doblego ante nadie» o me metería en problemas, así que me limitaría a seguir a Karin y bajo ningún concepto subiría para conducir, de todas formas no traía mi motocicleta.

Una vez llegamos todos miraron hacia nosotras y por una vez deseé no quitarme el casco pero igual me lo quité.

Karin caminó hacia el único grupo que no la miraba supongo que eran quienes dominaban las pistas.

—¡Said!— saludó Karin alegre.

—Mira nada más quien está por aquí, la princesita que sabe cómo montar en dos ruedas- mencionó el tal Said, antes de saludarla con un beso y un abrazo.

—Ella es Amelia— me presentó Karin.

Me acerqué a saludar de la misma forma y nos presentó a su grupo: Alana, Rony, Troy, Samay, todos eran de diferentes nacionalidades Said y Samay eran judíos, Alana y Rony eran franceses, Troy era local, aunque sus padres eran suecos.

—¿Qué motor traes?, ¿dos o cuatro ruedas? —dijo Alana mirándome como si me retara.

Niñita si estuviera en mis dominios ya no tendrías neumáticos, pensé.

Desvíe mi mirada a Karin fingiendo no entender.

—Dos, pero no la trae, es mi invitada no seas descortés y es recién llegada— respondió Karin por mi.

—¿Dónde corrías antes?, Said conoce todos los clandestinos del país prácticamente —dijo Roy para hacer plática.

—Yo...

Desde ceroWhere stories live. Discover now