Capítulo 12

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Hacía algunos minutos habíamos llegado al sitio, Said y los demás nos saludaron, Alana solamente me miró y volvió a platicar con los demás.

—Amelia, ¿Cuándo tendremos el honor de verte correr?— preguntó Said.

—No lo sé, tal vez cuando tengas un rival digno— dije en modo de broma.

—¡Oye!, estoy junto a ti— dijo Karin dando un pequeño golpe en mi brazo

—Solo bromeaba— la calmé alzando mis manos en señal de paz.

Mientras todos reíamos de los reclamos de Karin un motor rugía abriéndose paso entre la gente, tenía el mismo estilo de pintura que la moto de Karin. Solo entonces recordé la moto y el R8 personalizados que mi padre modificó, ese día llegó muy alegre ya que era un proyecto que le gustaba mucho, al parecer eran un regalo para unos chicos en el extranjero.

Que pequeño era el mundo.

—¿Es una belleza de auto no?— mencionó haciéndome reaccionar.

—Si, tiene el mismo estilo que tú moto, ¿Quién conduce?, tú estás acá.

Karin aún no respondía cuando vi que Alexander bajaba del auto como si fuera el dueño del lugar, todo el mundo lo vitoreaba y yo solo giré los ojos, ya tenía bastante ego como para que se lo subieran más.

—Eres la primera persona que es inmune a mi hermano— comentó mientras caminábamos a su moto—¡espera!— dijo como dándose cuenta de algo —¿Te gustó yo?, ¿por eso no te interesa Alex?

La miré procesando lo que me había dicho y comencé a reír sin control sujetando mi abdomen, y sintiendo como mis ojos picaban e humedecían por tanta risa.

—Tú, tú...crees que— me costaba hablar por reírme.

Karin me miraba indignada comencé a calmar mi risa.

—Eres guapa pero no, me gustan los chicos.

—No era necesaria tanta risa, ya entendí—respondió indignada.

La multitud alrededor de Alexander se disipaba mientras Said y los demás lo traían hacia nosotras, Alana se veía muy sonriente y hasta coqueta, fue cuando me di cuenta que a ella le gustaba Alexander.

—Hasta que al fin apareces, ¿vas a correr?— le preguntó Karin a Alexander.

—No lo sé, si hay un buen retador.

—Ya suenas como Amelia— se burló Said.

—No Said, el rey de Inglaterra no me llega ni a los talones— dije barriéndolo con mirada.

—Uuhh— se oyó de todos, provocando al iceberg ególatra.

—Por lo que sé aquí nadie te ha visto correr, mientras que yo cuento con una reputación que me precede— refutó Alexander.

Vi como Alana se colocaba una mano en la frente a forma de visera y al mismo tiempo que bajaba la cabeza burlándose de mí.

—Ohhh— se volvió a oír.

—Pues yo no te he visto correr y solo puedo asegurar lo que mis ojos ven.

Me miró a los ojos con firmeza, pero en ningún momento me intimidé.

—Said, pon a dos de los mejores, mostrémosle a la señorita mal educada quienes mandan en la casa, es más— se acercó un poco a mí —¿Por qué no corres tú contra mí?— dijo sin dejar de verme.

—Amelia corre motos Alexander, lamento romper tus ilusiones — mencionó Karin.

Vi su gesto condescendiente hacia mí.

Desde ceroWhere stories live. Discover now