Capítulo 28

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POV Amelia.

El domingo temprano bajé al enorme garaje donde se encontraban mis cuatro motocicletas personales; shark blue, Ranger fire, phantom, Falcon Black que era la que más usaba y el auto deportivo Bugatti Veyron que nunca usaba, pero debería comenzar a usarlo para ir al trabajo. 

Subí a la shark blue y conduje por la autopista como la última vez que estuve aquí cuatro años atrás, me sentí liberada, eufórica, la adrenalina corría por mi cuerpo mientras jugaba con algunos trucos, al llegar a la desviación frené barriendo con la llanta de atrás, el olor del hule se podía sentir en el aire, mi vida había cambiado, el tiempo había avanzado, pero este lugar seguía siendo el mismo, el viento se arremolinaba en la copa de los árboles agitandolos, la brisa fresca se sentía sobre la piel descubierta, observé durante un rato antes recordando.

La última vez que vine aquí estaba apunto de hablar con mi madre para darme la noticia de que debía mudarme con ella, ¿Me arrepiento?, ¿No, lo volvería a hacer?, Definitivamente sí, ¿Algún día sabría los motivos de Alexander?, No estaba segura.

Miré a los árboles ser agitados suavemente por una nueva ráfaga de aire que después impactó con mi cuerpo, cerré los ojos al tiempo que llenaba mis pulmones de aire, al abrir los ojos aceleré de regreso a casa.

Desayuné antes de subir para desempacar, luego de acomodar mi ropa y mis pertenencias de las cajas se acercaba la hora de almorzar.

Aika ,la señora que me ayudaba, me llamó para el almuerzo. Los hacía comer conmigo en el comedor para no estar sola y que ellos no se sintieran menospreciados, eran muy amables y sobre todo dulces, se veían con gran cariño y admiración cuando hablaban del otro, eran de esas pocas parejas que te hacían creer que aún existe el amor real pero desconoces todo el camino que han tenido que recorrer.

Luego del almuerzo ameno que había tenido con ellos subí de nuevo a mi habitación, Recientemente había cumplido 21 años y aún tenía regalos sin abrir. Había uno en particular que no tenía remitente, cuando lo abrí había un pulso de plata bañado en oro blanco con una piedra púrpura que se veía preciosa, acaricié la piedra.

Taaffeite— susurré.

Karin había mencionado una vez que existía un tipo de piedra natural de color púrpura con ese nombre, que era muy rara y difícil de encontrar, también mencionó que durante un viaje de negocios Alexander había logrado conseguir una, pero se había negado a obsequiársela. Acaricié la gema de nuevo, sería estúpido pensar que él envío este regalo después de haberme ignorado por tres años.

«Toc, toc, toc»

EL toque de la puerta me sacó de mis pensamientos y guardé el pulso antes de abrir.

—¿Qué sucede Aika?

—Un joven que dice conocerla desea verle y se negó a decir su nombre, también se negó a irse, se encuentra en el jardín con Misael.

Misael era su esposo y mi nuevo jardinero.

—Ahora bajo— indiqué. 

Ella asintió y se fue.

Traía puesto un pants gris a la cadera y una blusa de mangas cortas que dejaba ver parte de mi abdomen, mi cabello suelto llegaba cerca de mi cintura. 

¿Quién podría venir a esta hora?, pensé. 

Vi un Cadillac negro frente a la casa y mi pulso se aceleró, caminé con las manos sudadas hasta el jardín allí lo vi con su típico traje negro, camisa azul claro y corbata negra, aunque estaba de espaldas apostaba lo que fuera a que de ese color era su camisa y corbata. 

Desde ceroWhere stories live. Discover now