Capítulo 20

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Oímos música en el auto, durante el camino lo vi mover sus dedos sobre el volante, al ritmo de Guns N' Roses que sonaba en la radio. Estacionó en un parque natural, se puso gafas y me pasó unas.

—Abre la guantera— indicó. 

Lo hice, dentro había dos gorras.

—Quédate quieto un segundo. 

Le coloqué la gorra y le dejé un beso en los labios.

Alexander bajó primero para sacar una mochila de la cajuela del auto, se la colocó sobre los hombros mientras yo llegaba a su lado para sujetar su mano.

—Es un sitio concurrido al menos en el acceso intentaremos no llamar la atención— explicó.

—Está bien para mí— respondí mientras comenzamos a caminar.

Los periodistas no estaban tras nosotros como lo estaban detrás de las estrellas de cine, pero siempre se filtraban y hacían chisme, si encontraban al heredero y director de Moore & Asociados con la única heredera de McCall motors en una cita, sería un alboroto.

Caminamos hasta una parte alejada, entonces soltó mi mano, abrió la maleta y sacó de ella una manta que extendió en el pasto, luego sacó una bandeja con sándwiches, quesos, un par de copas y una botella de vino.

—¡Por nosotros!— dijo chocando nuestras copas.

—¡Por nosotros! —tomamos un sorbo— ¿Tú hiciste todo?

—No, fue el servicio no soy tan rápido, la próxima vez lo haré yo.

—¿Habrá próxima vez?— pregunté.

No pude evitar que el corazón saltara dentro de mi pecho. 

Tomé un Sándwich.

—Si quieres, por supuesto.

—¡Claro que quiero!— respondí de inmediato y el sonrío.

Eso me hizo sonrojarme, me hacía feliz que pensara en más citas.

Comimos entre bromas y conversaciones, al tomar el último sorbo de vino con un último brindis me acerqué a sus labios para probar el sabor del vino en su boca.

—Este vino, se va a volver mi favorito— susurró Alexander antes de volver a besarme.

—¡Me gustas Amelia! 

Esa declaración me sorprendió, me miraba directamente a los ojos cuando lo dijo.

—¡Tú me gustas!— alcancé a decir antes de volver a besarnos.

No me importaba que alguien pudiera pasar por ahí, justo en ese momento podrían tomar muchas fotos y no me habría preocupado en lo más mínimo.

—Cof, cof—  sonó una tos falsa. 

Al separarnos vi a un Derek muy molesto, pero que mantenía la compostura y una Karin muy seria, nos pusimos de pie.

—Karin...— dijo Alexander ignorando a Derek ya que no lo conocía.

—Chicos déjenos unos minutos a solas.

Derek miraba fijamente a Alexander, pero si intervenía quizás explotaba, no lo había visto así jamás, estaba muy molesto, se alejaron juntos y temí por ambos.

—Karin, lo siento... pasó de forma rara, primero tenía que saber qué era lo que estaba sucediendo antes de decirte cualquier cosa yo....

Karin soltó una risita, estaba de buen humor.

Desde ceroWhere stories live. Discover now