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Mateo. 


Bueno, definitivamente estaba un poco muy nervioso por esta situación. Desde donde estaba podía ver perfectamente a la Javiera conversar con la Barbie. Bueno, en realidad veía su espalda, pero se entiende el punto.

Dudé si debía o no debía acercarme. La verdad es que quería hablar con ella, saber cómo estaba y cómo le había ido durante estos años, porque si bien he visto sus redes sociales algunas veces y sé que está pololeando con un uruguayo, me gustaría escuchar de su propia boca que hoy en día es feliz.

Pero estaba nervioso.

Sí, la Javi ya no me gustaba, pero eso no quería decir que no pudiese sentirme así respecto a conversar con la primera chica que me rompió el corazón. Y la única, vale aclarar.

Me armé de valor y luego de tomar lo que me quedaba de cerveza al seco —solo para darme valor— caminé hacia donde la Javiera se encontraba hablando con la Barbie.

Mis ojos conectaron con los de la rubia y ella abrió los ojos sorprendida.

—Oye, Javi —llamó a su mejor amiga para que la viera, ya que estaba saludando a otras personas.

—¿Mhm?

—Eh... viene el Mateo, ¿segura que vas a estar cómoda? —enarqué una ceja hacia ella.

—No sé si voy a estar muy cómoda, no nos hemos visto en mucho tiempo, pero no voy a tener problemas, tranquila.

—Qué bueno, porque está atrás tuyo —sonrió nerviosa.

—¿Ah?

—Hola, Javiera —hablé.

Se dio la media vuelta y pude notar la sorpresa en sus expresiones. No estaba muy distinta a la última vez que la había visto, tenía el pelo un poco más corto y sus rasgos ya no eran tan de niña —porque siempre había creído que tenía cara de bebé—, pero en general no había cambiado caso nada.

—Hola, Mateo —dijo en voz baja.

—Eh... Bueno, yo me voy, los dejo hablar —la Barbie salió corriendo.

El silencio se extendió entre nosotros durante unos segundos.

—¿Cómo estás? —comencé la conversación guardando las manos en mis bolsillos delanteros.

Sonrió levemente—Bien, muy bien, ¿y tú?

Solté un pequeño suspiro—. Bien.

—Me alegro —dijo—. ¿Tú... quieres hablar? —preguntó dudosa.

—Sí, por favor —asentí con la cabeza y comenzamos a caminar hacia la cocina.

—Perdón —habló cuando estuvimos solos—. No fui capaz de hacerlo en persona, en serio perdón, aún me siento... muy, muy avergonzada.

Fruncí el ceño y me tallé la frente con ambas manos—. Me sentí como la mierda, ¿sabís? Nunca me había sentido tan miserable porque yo igual te amaba —admití con pesadez—. Y te entiendo, en serio, te sentías mal y no eras capaz de terminarme a la cara. Lo entiendo y no te juzgo. Pero eso no significa que no haya dolido —me encogí de hombros—. Y dolió mucho. Hubo momentos en los que te quise odiar por haberme dejado así... pero no podía. No puedo. El amor que sentía por ti no me dejaba hacerlo... cuando pude procesar mejor las cosas y entender... te perdoné.

—Gracias por entender. Pero sé que mi actitud estuvo mal y siempre voy a estar arrepentida por haber terminado lo que tuvimos de esa forma, te merecías más que eso, pero... era todo lo que tenía en ese momento.

El silencio nuevamente reinó entre nosotros hasta que carraspeé por la garganta—. ¿Y ahora? ¿Ahora tienes más? —aclaré la pregunta al ver su confusión—. ¿Eres feliz?

Me miró por unos segundos y luego asintió con la cabeza—. Lo soy. Conocí personas maravillosas a las que les estoy muy agradecida.

—¿Te irás de nuevo? ¿O te vas a quedar? —inquirí.

—Me voy. Vine de vacaciones unas semanas, pero estoy estudiando allá, tengo mi vida hecha allá.

—¿Y entonces tienes pololo? Vi unas fotos en Instagram —admití sonriendo un poco.

Ella sonrió inmediatamente, como si solo nombrarlo le trajera felicidad—. Sí, se llama Luca. ¿Y tú? ¿Tienes a alguien por ahí?

Bufé mientras el recuerdo de la Josefa se cruzaba por mi mente—. Me gusta una chica, pero me la hace difícil —y qué difíciles estaban las cosas ahora, pensé—. Voy progresando poco a poco —dije recordando las pequeñas sonrisas ganadoras que me brindó ese día cuando íbamos camino a la heladería.

—Me alegro por ti.

—Y yo por ti.

Luego de eso ella asintió y me sonrió antes de salir de la cocina. A los segundos entró el Matías rápidamente con cara de preocupado.

—¿Qué pasó? La Barbie me dijo que vinieron a conversar —caminó hacia mí.

Rasqué mi mejilla—. Nada, conversamos, solo eso —me crucé de brazos—. No fue nada muy importante, era solo algo que nos debíamos.

—¿Pero tú estai bien? La Barbie me dijo que ella anda con su pololo acá.

—¿Está acá en la casa? —pregunté confundido, ya que no lo había visto. Aunque tampoco es como si recordara al cien por ciento su cara.

Él negó con la cabeza mientras agitaba su mano que rodeaba una lata de cerveza—. No, acá en la ciudad, me expliqué mal.

—¿Entonces no está aquí en la casa?

—¡No, weón! —exclamó enojado y reí.

—Ya oh, era para corroborar.

—¿Y eso fue todo? ¿No hay drama?

Negué con la cabeza—. Nop, no hay drama.

—Ah, qué fome —hizo un gesto de pesadez.

—Ya no somos cabros chicos para andar haciendo drama por todo, Matías —lo empujé levemente con un golpe en el brazo—. Además, solo algo que nos debíamos, no le guardo rencor, así que no tendría por qué haber armado algún tipo de drama.

—Y porque te interesa la Josefa —sonrió pícaramente.

—Y porque me gusta la Josefa —corregí.

—¿Te gusta la Josefa? —hizo énfasis en el "gusta".

Asentí—. Me gusta.

—¿Y cuándo la voy a conocer?

Suspiré y miré hacia el suelo. Dudaba bastante que la Josefa estuviera interesada en conocer a alguien en este momento... Sobre todo, porque ni siquiera había ido a la universidad durante estos días. Al buscarla y no encontrarla le hablé por Instagram, pero me respondió que iría cuando ya no se le notase tanto el moretón que tenía en la cara para que pudiera maquillarlo y no le preguntasen nada. De todos modos, ya había hablado con su jefa de carrera para que pudiese faltar durante esa semana.

—Algún día llegará el momento —le respondí a mi mejor amigo.

—Ojalá que ese momento llegue pronto, necesito saber quién está robándome a mi hombre —se acercó a abrazarme por el cuello.

—Qué gay te pones cuando tomas, Matías —suspiré esperando a que me soltara en algún momento, sabía que si intentaba alejarlo solo lograría que se aferrase con más fuerza. 



Holi, doble actualización:D

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