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Josefa. 


—¿Te asustaste?

Fruncí el ceño—. ¿Por qué me asustaría?

—No sé, dime tú —la Carla apoyó su espalda en el respaldo del sofá.

Suspiré—. No, yo no... No me asusté, es que, si te soy sincera, no esperaba que me lo dijera tan pronto... Y menos por teléfono.

—Sí... No sé, el Mateo es medio tímido igual —se encogió de hombros.

—Sí, un poco sí.

Llevó un puñado de palomitas a su boca y luego de masticarlas tomó un poco de su bebida.

—¿Y tú lo quieres?

¿Lo quiero?

—No... No sé... Nunca me lo había preguntado —ladeé la cabeza.

Sí, era cierto que lo que el Mateo y yo teníamos se asemejaba mucho a una relación, lo que no me molestaba. Pero nunca me había parado a pensar en si lo quería. Lo apreciaba, eso era más que obvio. A pesar de que llevábamos poco tiempo "en algo", él se había convertido en una persona especial para mí, sobre todo con la gran paciencia que me ha tenido a lo largo de los meses que nos conocemos.

Ahora, yo tenía claro que comencé a gustarle al Mateo mucho antes de que él comenzara a gustarme a mí. Principalmente porque yo estaba más concentrada en mi ex relación con el Cristóbal —del cual, por cierto, no sabía nada hace meses.

Al principio sí me sentía bastante nerviosa y alerta a su lado, porque si bien confiaba en que él no me golpearía... La violencia psicológica muchas veces resulta ser peor y más letal que la física, y fue la que yo sufrí. Sin embargo, aún me siento muy en conflicto con la situación, ya que si bien yo fui una víctima del Cristóbal, él no era simplemente el malo del cuento, también habían cosas que lo atormentaban, aunque eso no lo adjudique de sus actos. 

Hoy, la verdad es que le tengo mucha confianza al Mateo, y no solo porque me ha demostrado con acciones que... me quiere, sino porque más que una pareja, él me ha demostrado que también puede ser amigo: es bastante bueno escuchando, se preocupa por estar atento siempre lo que tengo para decir y cómo me siento; confía en mí y me habla sobre sus propios sentimientos —también de su ex relación y el cómo su abrupta ruptura lo hizo sentir—, lo que aprecio mucho; nos divertimos juntos y los silencios que hay entre nosotros son cómodos; no me siento incómoda a su alrededor... Estar junto a él es... extraño. Sé que no hay peligro a su alrededor, pero aun así a veces estoy un poco alerta sobre lo que puede decir y hacer, lo que supongo es normal teniendo en cuenta que estuve en una relación abusiva durante tanto tiempo...

—Bueno, creo que deberías comenzar preguntándote eso primero.

Los siguientes días fueron un poco incómodos: no sabía bien qué decir cuando hablaba con el Mateo, porque lo único en lo que pensaba mi cabeza era "te quiero, te quiero, te quiero", por lo que los primeros días lo... ignoré un poco. Sin embargo, mi hermana cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo tomó mi teléfono y lo llamó, así que cuando él contestó me pasó la llamada y me vi obligada a hablar de manera fluida con él.

A pesar de que no quería tener la conversación por teléfono, hablamos durante mucho tiempo sobre lo que me dijo.

—Nunca quise que te sintieras presionada, Jojo —susurró—. Es que sentí la necesidad de decirlo... Pero, ¿sabes que no tienes que responderme de vuelta, cierto? No me importa esperar a que estés lista.

Asentí, aunque sabía que no me veía y apoyé mi barbilla en mis rodillas con una pequeña sonrisa—. Lo sé, gracias —murmuré.

—No tienes que dar las gracias.

Péscame poWhere stories live. Discover now