Nuestro final.

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Drabble dedicado a mí misma.

Narra un pequeño escenario sobre como me imagino el final de nuestro querido Comandante Erwin Smith, lleno de amor, paz y esperanza para su vida luego de tanta penuria.

Todavía no lo olvido.

Cuando la luna se posó en el lugar más alto del cielo, las estrellas acompañaban con su luz aquellas figuras en el balcón de la gran mansión donde sucedía el baile en homenaje a los valientes soldados que habían salvado el mundo. (Nombre) escuchaba la música, una lírica extranjera, tan apasionada y melancólica que la hacía aferrarse a las solapas de la chaqueta del varón frente a ella, el contrario solo la observaba, delineando el fino rostro con sus masculinos dedos y viéndose en la tentación de besarla con toda la intensidad que escondió todos esos años sumergidos en la calamidad de la guerra.

El viento soplaba, agitando las hojas de las enredaderas, haciendo caer pequeñas flores sobre sus cabezas, los espíritus de la naturaleza siendo cómplices de los desesperados amantes que desbordaban en un anhelo inmensamente genuino, embriagador como el dulce vino que se acentuaba en sus paladares junto a las palabras que tenían miedo de pronunciar. Pero, después del mal soportado, la destrucción y la muerte, el hambre y la agonía, las cicatrices y las arrugas de sus facciones; verse era como llegar a la orilla, refrescar sus almas, comenzar de nuevo.

Porque al final, Erwin quería empezar una historia diferente con (Nombre), la mujer que había luchado a su lado, quien no lo abandonó ni permitió que sucumbiera ante su egoísmo y locura, ella era su ancla a tierra firme y su amor eterno.

—Me esperaste todo este tiempo aunque podía romper tu corazón —dijo el rubio, sus orbes azules como el mar real que habían descubierto juntos.

—Sabía que no lo harías. No podrías dejarme. Porque me elegiste una y otra vez, así que yo te correspondí —murmuró la fémina, acariciando su mejilla y rozando sus labios, queriendo reclamar su boca.

—Soy un hombre viejo, los años no han transcurrido en vano ¿y aún así quieres estar conmigo? —soltó el Comandante, riendo con suavidad, su mano izquierda palpando la piel expuesta de su espalda.

—Por ese hombre no me rendí, pese a que todo parecía ir en nuestra contra, fuiste quien me inspiró a creer en este país y en los verdaderos líderes —contestó, su labio temblando, los ojos cristalizados con lágrimas que se derramarían—. Me diste paz y esperanza, Erwin, quiero estar contigo todo el tiempo que me queda en este mundo.

—Prometo hacerte feliz cada día de nuestras vidas, porque nuestra valentía nos trajo hasta aquí y valió cada lágrima. Sé que merecemos todo esto que está ocurriendo.

—Gracias por ser ese faro en la oscuridad, Erwin.

Despiértame | Erwin Smith Where stories live. Discover now