Capítulo 7

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Wei Ying trato de recomponerse, después de mojarse un poco la cara y peinarse salió del baño y se abrió paso entre el gentío, viendo sólo bocas y más bocas... hablando, riendo, comiendo, bebiendo. Había tanto ruido de fondo que no podías pensar. Le hecho una mirada al reloj de pared que adornaba el vestíbulo. Las nueve. Al cabo de media hora debía reunirse con su shijie en uno de los dormitorios del piso de arriba para ayudarla a quitarse el traje de novia y ponerse ropa de calle. Estaba impaciente por dejar atrás ese ritual. Su organismo ya había tenido bastantes emociones por hoy. El champán le había dado sed. Fue a la cocina, donde apenas se podía dar un paso por la cantidad de gente del servicio de banquetes que había, y se las arregló para encontrar un vaso limpio en un armario. Lo lleno de agua en el fregadero y lo apuro de unos cuantos tragos. -Perdone -dijo un camarero nerviosamente mientras trataba de esquivarlo con una humeante bandeja de pescado al vapor. Wei Ying se hizo a un lado para dejarle paso y se encamino al comedor. Para su alivio, diviso a Xue Yang entrando por la puerta que conducía a la bodega de vinos. Había entrado por la pequeña puerta y la había dejado emparejada. Pensó que se había hartado del gentío y buscaba un momento de tranquilidad. Se sentía tan mal después del altercado con Madame Yu que tuvo ganas de que lo abrazara. El también necesitaba un momento de paz entre toda aquella locura. Rodeo la mesa del comedor y entro en la bodega, repleta de barriles de roble que perfumaban el lugar. La puerta se cerró tras de el con un suave chasquido. Y se adentró en la bodega.
-Wei Ying... Xue Yang se extrañó de verlo aquí, se había sentido abrumado por tanta gente, que cuando salió del baño busco la cocina para pedir un poco de hielo para calmar la jaqueca que lo empezaba a molestar. Así que cuando vio esa pequeña puerta entro buscando un lugar silencioso para descansar un momento.
Wei Ying se acercó a él y rio suavemente mientras le rodeaba el cuello con sus brazos. - Te echaba de menos -susurro Wei Ying- Aún no has bailado conmigo.
Xue Yang contuvo la respiración, y sus manos se posaron sobre las caderas de Wei Ying mientras lo pegaba más a él. El olfato se le llenó con la fragancia del vino, y algo más... el aroma de la piel masculina, suave como las flores de loto...y alguna especia que hubiera retenido el calor del sol.
Wei Ying le apretó la nuca con las manos y llevo su boca hacia la suya, encontrando suavidad y calor, el cosquilleo de las burbujas de champán entremezclado con el sabor de Xue Yang. Una de las manos de Xue Yang subió por su espalda, provocándole a Wei Ying un estremecimiento, una deliciosa sacudida, cuando notó el calor de su palma. Wei Ying sintió la fuerza de aquella mano, y también la delicadeza con que sabía tocar, cuando rodeó su nuca y le inclinó suavemente la cabeza hacia atrás. La boca de Xue Yang apenas rozó la boca de Wei Ying, provocándolo. Wei Ying dejo escapar un leve gemido al contacto de sus labios y mantuvo el rostro vuelto hacia arriba, anhelando más. Hubo otro delicioso descenso, seguido por una presión vertiginosa cuando Xue Yang le abrió la boca con la suya. Buscó dentro de ella, y su lengua le hizo unas suaves cosquillas que le arrancaron una trémula sonrisa. Wei Ying trato de pegarse más a él, estrechándolo contra su cuerpo arqueado. La boca de Xue Yang era lenta e insistente, sus besos enérgicos en un primer momento para luego ir aflojándose poco a poco cuando faltaba el aire. La excitación creció rápidamente y oleadas de deseo fluyeron por su cuerpo, intensificando la sensación. Wei Ying no se dio cuenta de que daba un paso atrás hasta que su espalda choco contra la pared, de pronto Xue Yang lo levantó en vilo con una asombrosa facilidad y Wei Ying enredo sus piernas en las caderas de Xue Yang. Entonces el volvió a tomar posesión de su boca, todavía más profundamente que antes, mientras Wei Ying se esforzaba por capturar su lengua, tratando de atraerla más adentro de su boca. Quería dejar que Xue Yang hiciera lo que quisiese con él. Wei Ying se sentía embriagado de excitación, y una parte de la sensación se debía a que Xue Yang, quien siempre parecía tener tanto control de sí mismo, y siempre había respetado la línea impuesta por Wei Ying ahora parecía fuera de control. Había empezado a respirar con jadeos entrecortados y sus manos se aferraban al cuerpo de Wei Ying. Le besó el cuello, saboreando la piel delgada y sensible, y sus labios acariciaron el rápido latir de su pulso desbocado. Con la respiración súbitamente acelerada, Wei Ying de repente se paralizo ¿Qué estaba haciendo? Una fría descarga de horror le bajó hasta el estómago. -OH, Dios -logro murmurar a duras penas. Wei Ying sintió un súbito escozor en los ojos, las lágrimas inminentes se debían a la vergüenza, nunca había dejado que las cosas llegaran tan lejos entre él y Xue Yang, se habían besado antes pero de una manera más inocente y ahora que podía sentir el duro miembro de Xue yang presionándose entre sus nalgas, se daba cuenta de lo lejos que había llevado las cosas y ahora mientras trataba de calmarse veía como Xue Yang lo miraba aturdido tratando de enfriarse mientras su respiración se escuchaba agitada después de lo que había pasado.
-Dios, no sabes cuánto lo siento... -farfullo con los dientes castañeteando por la adrenalina que abandonaba su cuerpo. -Perdí el control, y no sé lo que me paso, no era mi intensión que las cosas subieran tanto de tono, no quiero que pienses que solo te estoy provocando.
-No te preocupes, yo también me deje llevar. Xue Yang estaba muy excitado pero sabía que por ahora tendría que renunciar a desahogarse ya que Wei Ying se veía muy avergonzado y tenía que tranquilizarlo. Le ayudo a desenredar sus piernas de su cintura tratando de no tocar cierta parte de su cuerpo que imploraba por atención y evitar empeorar más la situación ya de por si bochornosa. Dejo a Wei Ying sobre sus pies y le dio un casto beso en la frente y le ayudo a enderezar su ropa y su cabello, sus labios lucían rojos e hinchados después de la sesión de besos que tuvieron y eso lo hacía lucir más sensual que nunca, ya moría por que llegara el día de la boda y poder hacerle el amor sin restricciones.
Wei Ying se mantuvo obedientemente inmóvil. Una sonrisa tiñó su voz cuando preguntó.
- ¿Te importaría si salgo yo primero?
-No, la verdad es que necesito un momento para tranquilizarme, te alcanzo en un momento.
- ¿vale?
-Está bien. Wei Ying salió de la habitación y se dirigió hacia el salón. El corazón aun le retumbaba en el pecho. -No había hecho algo así en toda mi vida -se dijo-. Se sentía como... como si en cualquier momento fuera a desmayarse o a ponerse a gritar o a...
Wei Ying volvió a salir al clamor de la fiesta y fue sigilosamente hacia la curva de la gran escalera que conducía a los dormitorios de arriba donde su shijie lo estaba esperando en la habitación que ZiXuan había ocupado de pequeño. Cuando entro en la habitación vio a YanLi sentada en la cama entre una nube de organza roja, los zapatos en el suelo y el velo una espuma vaporosa que flotaba sobre el colchón. Parecía imposible que pudiera estar todavía más impresionante de lo que había estado antes en la iglesia. Pero se la veía aún más guapa así, un poco cansada y sin terminar retocarse el maquillaje. Tenía la piel suave y blanca como porcelana, unos enormes ojos violetas y la clase de figura que vuelve locos a los hombres. También era tímida. Casi recelosa. Tenías la sensación de que era introvertida pero en realidad era abierta y amorosa.
-Mi salvador -dijo YanLi con una cómica mueca de alivio en cuanto vio entrar a Wei Ying.
-Tendrás que echarme una mano para salir de este vestido. Tiene mil botones y todos en la espalda.
-No hay problema. -Wei Ying se sentó en la cama a su lado, y ella se volvió para facilitarle el trabajo. Wei Ying se sentía un poco incómodo, presa de un sinfín de tensiones a medio expresar que ni toda la simpatía de su shijie sería capaz de disipar. Trato de decir algo ocurrente y que su hermana no notara su turbación. -Me parece que hoy ha sido el mejor día de toda la existencia del Pavo. Se le ve tan feliz contigo.
- ¿Nunca dejaras de llamarlo así? Pregunto YanLi con una sonrisa. -Él también me hace feliz -repuso YanLi- Sintiéndose más que feliz. -ZiXuan es un hombre tan increíble, tan... -Hizo una pausa y elevó los hombros en un pequeño encogimiento, como si no encontrase palabras para expresar sus sentimientos.
Wei Ying se alegraba de que su hermana hubiera encontrado la felicidad en ese hombre egocéntrico y presumido pero que la adoraba. - ¿Van a vivir en esta casa al regresar de su luna de miel? -Wei Ying le pregunto.
YanLi negó con la cabeza. -No, en eso si fui muy firme, ZiXuan compro un departamento en el centro de la ciudad y ahí viviremos mientras no tengamos hijos, ya después pensamos comprar una casa más a las orillas, junto al muelle.
Wei Ying Fue al armario y cogió el traje de chaqueta rojo que estaba colgado de la puerta. Se lo llevo a YanLi, quien se escurrió fuera de su traje de novia. Toda ella era una visión de curvas sinuosas envueltas en encaje rojo. Se puso los pantalones y la chaqueta a juego, y se calzó unos zapatos de piso. Luego fue al tocador, se inclinó sobre el espejo y se retocó el delineador de ojos con un pañuelo de papel.
-Bueno -dijo YanLi después de ver el resultado- tampoco puedo hacer milagros.
-Estás estupenda. Wei Ying se sentía muy orgulloso de ver a su hermana tan feliz y realizada.
YanLi lo miró por encima del hombro con una sonrisa deslumbrante en los labios. -Quien te vea esa boca pensara que utilizas lápiz labial A-Xian. Le señaló en el espejo junto a ella guiñándole un ojo- Xue Yang te cogió por banda en algún rincón, ¿verdad? -Le tendió un tubito de algo pálido y reluciente. Afortunadamente, antes de que Wei Ying tuviera que responder, llamaron a la puerta. YanLi fue a abrir. Era Madame Jin, que entró acompañada por Madame Yu. Era evidente que las dos se llevaban bien. Vestida de rosa y púrpura, el pelo negro recogido en un moño sujeto sobre la nuca mediante un broche de amatistas y diamantes Madame Yu era una mujer hermosa y elegante. Así mismo Madame Jin, era la viva imagen de la alta costura en versión dorado, con un hermoso vestido en oro viejo acompañado de un juego de collar y aretes de perlas de la mejor calidad. Llevaba el ramo de novia, la versión más pequeña que se había hecho para que YanLi lo lanzara una vez finalizada la fiesta. -Esto lo voy a lanzar yo -anunció Madame Jin- YanLi no sabe lanzar ni la mitad de bien que yo. Madame Yu fue hacia donde estaban YanLi acompañada de Wei Ying, una amplia sonrisa en los labios, pero con una fría mirada que dirigió en mi dirección.
-Eres la novia más guapa que he visto jamás -le dijo a YanLi mientras le daba un fuerte abrazo- ¿Qué te vas a poner para tu viaje?
-Esto -replicó YanLi.
- ¿Piensas llevar pantalones?
-Es un modelito de diseñador que me regalo Wei Ying y me pareció hermoso así que decidí usarlo hoy, mama. - ¿Te gusta?
-Hubiera sido mejor un vestido, pero si, esta mono.
- Es muy elegante. -Dijo Madame Jin.
-Necesitas más joyas -la aconsejó Madame Yu- Vas demasiado sencillita.
-No tengo muchas joyas -dijo YanLi con una sonrisa.
-Tienes un anillo con un diamante del tamaño de una roca -observo Wei Ying- Por algo se empieza, ¿no? Wei Ying sonrió al ver la mueca de incomodidad que ponía YanLi ante la mención de aquel anillo de compromiso, que no había dejado de parecerle demasiado grande desde el momento en que lo vio. Como era de esperar, Jiang Cheng se había asegurado de hacerla sentir todavía más incómoda refiriéndose al diamante como el «pedrusco».
-Necesitas una pulsera -dijo Madame Yu en un tono que no admitía réplica, y le tendió una bolsita de terciopelo que contenía algo. -Ten. Es una cosita de nada que hará un poco de ruido en tu muñeca para que la gente sepa que andas por el vecindario. YanLi abrió la bolsita sacando el contenido en la palma de su mano con precaución.
El corazón le dio un vuelco a Wei Ying cuando vio su contenido. «La pulsera de oro que había pertenecido a su madre» Adornada con colgantitos de la suerte comprados en todos los lugares exóticos que había visitado a lo largo de su vida. Wei Ying no tenía muchos recuerdos de su madre pero esa pulsera nunca la podría olvidar todas las noches mientras ella le cantaba para dormirse, él jugaba con los colgantitos que hacian esos relajantes ruiditos que lo terminaban por arrullar. - ¿Cómo es que la tenía en su poder Madame Yu? Su tío le había comentado que había recuperado algunas cosas que pertenecieron a sus padres y que los guardaría hasta el día que tuviera su propio hogar para entregárselas, - ¿Seria que él se la había dado? No creía que su tío dispusiera de las cosas de su madre sin su consentimiento, seguramente fue cosa de Madame Yu, sabía que eso lo lastimaría cuando lo supiera. Pero Wei Ying al ver que se la había regalado a su shijie, sentía que la pena se atenuaba un poco. La culpa no era de su hermana. Si alguien merecía tenerla era ella. «No pasa nada -se dijo Wei Ying-. No pienses más en ello.» Pero el recordaba la voz de su madre mientras le contaba la historia que había detrás de cada colgantito de la suerte. Y le parecía como si ahora Madame Yu le estuviera arrebatando todos aquellos recuerdos para entregárselos a YanLi. Wei Ying se obligó a sonreír y mantuvo la sonrisa firmemente en sus labios, no le daría el gusto de verlo derrumbarse en su presencia.
Madame Yu puso la pulsera alrededor de la muñeca de YanLi. Mientras miraba de reojo a Wei Ying y le dedicaba una sonrisa ladina.
La sonrisa de Wei Ying no formaba parte de su rostro, colgaba allí como un cuadro en una pared, suspendido por clavos y alambres. -Se supone que he de hacer algo con esto -dijo en el tono más alegre que pudo fingir mientras recogía el velo de la cama y se lo echaba sobre el brazo-. Menudo damo de honor estoy hecho. Deberías despedirme, shijie.
YanLi lo miró. A pesar de su máscara de jovialidad, vio algo que le hizo fruncir el ceño. Cuando iban a salir de la habitación, Madame Jin y Madame Yu se fueron por delante. YanLi lo detuvo cogiéndole por el brazo.
-A-Xian...-susurró YanLi entre un tintineo de colgantitos. - ¿Te pasa algo?
-Oh, no, no... Es solo que me siento un poco cansado.
Fueron escaleras abajo, mientras Madame Jin y Madame Yu se adelantaban a bajar para organizar a los invitados. Cuando llegaron al final de los peldaños, alguien se les acercó. Era Jiang Cheng acompañado de Wen Qing, y se los veía muy contentos.
-A-Li, Wen Qing venía a despedirse ya que tiene turno de noche en el hospital.
Wen Qing le dio un abrazo mientras se despedía. -A-Li, la fiesta estuvo increíble me divertí muchísimo, te veré al regreso de tu luna de miel y nos tomamos un café mientras me cuentas todos los detalles.
-A-Qing, me dio mucho gusto que Wen Ning y tu pudieran acompañarnos en este día, y muchas gracias por el regalo, me encanto. Quedará perfecto en el nuevo departamento. ZiXuan y yo ya nos vamos también ¿Por qué no te esperas al lanzamiento del ramo? Tal vez mi hermanito y tu sean los próximos en casarse.
-Qué mala eres A-Li mira el susto que le has sacado a tu hermano se ha puesto pálido. Wen Qing y YanLi vieron la reacción de Jiang Cheng y soltaron la carcajada mientras Wei Ying consolaba a su hermano con unos golpecitos en la espalda.
-Ya paren de reírse de mí o la van a pagar, Jiang Cheng las fulmino con la mirada y tomo de la mano a Wen Qing para dirigirse a la salida de la casa donde despedirían a los novios.
Wei Ying los siguió no sin antes darle un fuerte abrazo a su hermana y desearle lo mejor en su viaje de bodas.

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