Capitulo 9

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La cabeza de Wei Ying se ladeó violentamente, sintió que se le incendiaba la mejilla, y llovieron gotitas de sudor mezcladas con lágrimas. Luego se hizo un silencio abrasador. Su cara palpitaba frenéticamente.
Tardo unos momentos en comprender que Xue Yang acababa de pegarle un bofetón. Wei Ying se quedó inmóvil, meciéndose lentamente de un lado a otro con la mente en blanco mientras exploraba con los dedos su mejilla donde la sensación de calor había cedido paso a un extraño entumecimiento.
El velo de lágrimas que le nublaba los ojos hacía que lo viera todo borroso, pero de súbito oyó la voz de Xue Yang, distorsionada por el enfado.

—Mira lo que me has hecho hacer —Xue Yang le grito, y luego volvió al dormitorio.

Wei Ying no podía huir del apartamento, además su hijo estaba en su recamara ajeno a todo esto — ¿Cómo podría exponerlo a salir a estas horas? Además Wen Ning había ido a visitar a su hermana. Y a Wei Ying no se le ocurría adónde más ir. Puso la toalla debajo del agua fría, y se sentó en la taza del inodoro con la tapa bajada y sostuvo la tela goteante contra su mejilla.
No había nadie a quien pudiera contarle lo sucedido. Era algo acerca de lo que ni Wen Ning y mucho menos sus otras amistades podían consolarle,  y mucho menos era algo que pudiera compartir con su familia. La vergüenza lo embargó, extendiéndose por todo su ser, y tuvo la sensación de que se lo merecía, porque de lo contrario no habría sucedido. Wei Ying sabía que escribir y peor guardar esas cartas no era lo mejor, ¿Por qué fue tan estúpido? Sus propias recriminaciones hacían que fuera imposible escapar a esa vergüenza que no paraba de crecer. Espero sin moverse del sitio mientras Xue Yang acababa de arreglarse para dormir. No se movió ni siquiera cuando lo oyó llamar a su asistente para que cancelara el ensayo de mañana.
Que Wei Ying no se encontraba bien, lo dijo con voz apenada. Que tenía gripe o algo por el estilo, no sabía exactamente qué. Sonaba compasivo y preocupado. Xue Yang se rio levemente de algo que le dijo su asistente.
—Sí —dijo después—. Cuidaré bien de el.
Wei Ying espero hasta que ya no oyó ruido en el cuarto, señal de que Xue Yang ya se había acostado. Moviéndose con pasos de anciano, metió la mano en el cubo de la basura y saco el sobre con las cartas y las fotografías, como era de esperarse estaban completamente destrozadas.
Wei Ying se quedó viendo los trozos de papel arrugado en su mano y comenzó a llorar. — ¿Qué es lo que he hecho? -preguntó en un murmullo mientras presionaba esos papeles contra su pecho. ¿Cuándo dejare de ser tan estúpido?
La necesidad de componer la situación creció como una enfermedad en  Wei Ying. Él lo sabía, y sin embargo seguía haciéndolo. Lavo, almidono y plancho una y otra vez las camisas de Xue Yang. Luego las colgó en el armario e inspecciono el resto de la ropa. Acto seguido alineo sus zapatos y colgó todas sus corbatas de manera que las puntas quedasen exactamente al mismo nivel.

Cuando Xue Yang llegó a casa, el apartamento estaba como un espejo y la mesa estaba puesta, y Wei Ying con la ayuda de la nueva chica del servicio había cocinado un estofado en el horno. Su cena favorita. Wei Ying tuvo que armarse de valor para mirarlo a la cara.

Pero Xue Yang entró sonriente y con expresión de disculpa, trayendo consigo un ramo de flores. Le tendió el ramo como ofrenda de paz y un aroma a rosas se esparció por la habitación.

—Toma, Wei Ying —dijo Xue Yang entregándole el ramo, después se inclinó para besarle la mejilla, la que había abofeteado antes. Todo ese lado de la cara de Wei Ying se había hinchado y había adquirido un tono violáceo.

Wei Ying se mantuvo inmóvil mientras los labios de Xue Yang tocaban su resentida piel. Quería apartarse de él. Quería devolverle el golpe. Pero lo que quería por encima de todo era llorar.
En lugar de eso, llevo las flores al fregadero y empezó a desenvolverlas mecánicamente mientras se serenaba un poco.

—No debí haberme comportado así anoche —dijo Xue Yang detrás de Wei Ying—. Me he pasado el día entero pensando en ti.

—Yo también he pensado en ti. — Wei Ying metió el ramo en un jarrón y lo lleno de agua, incapaz de enfrentarse a la mirada de Xue Yang.

Soul BrokenWhere stories live. Discover now