Capitulo 16

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Lan Wang Ji se paseaba de un lado a otro durante toda la noche, contemplando a Wei Ying que aún estaba inconsciente. Después de que se desmayó, Lan Wang Ji fue en busca de su hermano, el corazón le latía a mil por hora. La esperanza al igual que el miedo batallaban a la par dentro de él.

Después de que su hermano revisara a Wei Ying y decretara que había sufrido un shock al enfrentar parte de sus recuerdos. Pero que aunque pareciera esperanzador esto, en realidad no debían hacerse muchas ilusiones, de que cuando Wei Ying despertara ya estaría bien y recuperado. Lo más seguro era que al despertar hubiera un retroceso y ni siquiera recordara lo que había pasado hace un rato.

Así que mientras las horas pasaban Lan Wang Ji siguió velando su sueño, hasta que por fin, agotado, se dejó caer en una silla, con el conejo de juguete en su regazo, y cerró los ojos. Sus pensamientos se agitaban con la perspectiva de que Wei Ying había hecho una especie de brecha; la imagen de su despertar, se filtraba en su mente tan melodiosamente como las notas de WangXian hace unas horas. Seguramente no se lo había imaginado. Los ojos de Wei Ying, sobre los suyos durante aquellos breves segundos antes de que quedara inconsciente, le habían inspirado esperanza... y algo más. Una perturbación constante que también le asustaba reconocer y que avanzaba lentamente en su estómago como el ácido y rezumaba por sus venas en un torrente caliente.

—A-Yuan. — ¿Seria beneficioso para la salud de Wei Ying si pudiera traerle a su hijo? — ¿Dios mío, seria eso posible? —Había sido el juguete el detonante para que despertara de su letargo, y junto con WangXian, eran los únicos estimulos que le provocaban alguna reacción. Decidió que lo platicaría con su hermano y si era necesario llevar a Wei Ying hasta donde ocultaban a su hijo, él lo haría. Aun a riesgo de exponer la verdadera ubicación del niño. A fin de cuentas era su hijo también, y él lo protegería de cualquier daño que el mal nacido de Xue Yang quisiera causarle. Por fin, cansado por sus pensamientos y la guerra física y emocional de su cuerpo, se durmio.

Un grito lo despertó con una sacudida, y miro hacia arriba para ver brevemente los ojos enfurecidos de Wei Ying antes de que instintivamente esquivara un atizador de hierro que el había golpeado sobre el lugar donde hasta un segundo antes había descansado su cabeza. La silla cayó al suelo cuando Lan Wang Ji se arrojó al suelo y Wei Ying se quedó de pie sobre él, con su pelo suelto alrededor de su cara roja de furia.

—¡Bastardo! Démelo. Wei Ying balanceó el atizador sobre la cabeza de Lan Wang Ji otra vez.

Y entonces Lan Wang Ji lo agarro. Luchando por sostenerlo mientras Wei Ying daba sacudidas hacia atrás, intentando quitarle el juguete.

—¡Demonio asqueroso, y malvado! —Gritó Wei Ying—. ¿No te dejaré llevártelo me oyes? No te dejaré quitármelo otra vez.

Lan Wang Ji arrojo el conejo fuera de su cuerpo y lo echo a sus pies. Wei Ying dejó caer el atizador, cogió el juguete y lo abrazó contra su pecho, volvió a la cama acurrucándolo contra el cabecero y con cuidado besó la cara del peluche, acariciándolo suavemente.

—Estoy aquí, aquí —lloró suavemente—. Tu madre está aquí, mi niño.

XiChen llego trayendo consigo el desayuno en una charola, cuando vio la situación solo movió la cabeza con desilusión y coloco la bandeja sobre la mesa de noche. Ayudó a su hermano a incorporarse. Juntos miraron a Wei Ying mientras mecía al conejo de peluche, las lágrimas rodaban por sus mejillas mientras que una sonrisa iluminaba sus ojos al contemplarlo.

—Te lo dije Wang Ji, existía una alta probabilidad de que tuviera un retroceso por el shock. Su mente no pudo soportar la realidad y volvió a evadirse, lo más probable es que inconscientemente este evitando enfrentar la verdad.

Soul BrokenWhere stories live. Discover now