Capítulo VII: En La Misma Habitación

63 22 63
                                    

Escupe para arriba y ¿donde crees que caerá el escupitajo?, directo a tu cara.

Los sabios dicen que todo lo que hacemos con maldad, se nos regresa con doble dolor y vaya que tienen razón.

Al principio pensé que me sentiría bien incomodando a Aaron con mi presencia, pero resulta que ahora la incomodada era yo al verlo muy acaramelado con Andrea. Lo hacía al propósito el muy descarado, sabe que me afecta y por eso no deja de besar su mejilla cada vez que puede, mientras habla con sus otros amigos.

Yo mientras tanto, me quede atrasada en mi venganza como una boba, recostada en la baranda del yate, con el mar como único testigo del dolor que estoy sintiendo en este momento.

Miré el agua frustrada a medida que el yate la va dejando atrás, recibiendo la brisa por lo rápido que vamos. Repitiendo a mi misma una y otra vez que fue un grave error venir. Yo aún seguía vulnerable a causa de Aaron y verlo con Andrea era un arma de doble filo, que yo misma puse en mi garganta.

—¿Estas bien? Te noto desanimada —escuché a Raell junto a mí y le di una sonrisa débil.

—Creo que el tiro, me salió por la culata —rezongue rodando los ojos.

Lo escuché soltar una rosita, —Lo supe desde un principio, y eso que todavía está comenzando la reunión —musito y no me ayudó en nada su comentario.

Pero no dejaba de estar en lo cierto.

Sabelotodo...

—Estoy que me tiro por el estribor —gruñi y lo hice reír más.

Me agradó eso y sin tenerlo previsto mi ánimo subió un poco. Raell increíblemente me daba paz. Era un gran amigo.

—Si te lanzas, tendré que ir por ti y mira que no me gusta el agua salada del mar —bromeó.

—Pensé que no sabías nadar.

—Y aunque no supiera, aprendería con tal de salvarte —sus palabras me volvieron a causar un estrago raro por dentro.

Nos quedamos mirando por un momento y pude detallarlo mejor. Su Piel estaba coloreada por el sol, tenía un perfil marcado y varonil y sus ojos eran color miel. Me llamó la atención un lunar que tenía en su cuello, era como una especie de mancha beige pequeña en forma de mapa.

—¡Chicos estáis muy solos aquí! ¿Por qué no han venido con nosotros? —apareció Andrea de repente.

La miramos y de refilon vi a Aaron desde mi lugar, estaba platicando con un chico de lo más animado, desentendido de nosotros.

—Tienes razón, ya es hora de que conozcan oficialmente a Liz —Raell sujetó mi mano y yo, tragando el nudo en mi garganta seguí su paso y el de Andrea hacia los otros invitados.

—¡Chicos, chicos! A que no adivináis, Raell tiene una noticia que darles —Andrea inició la primicia.

Yo me preparé para lo peor.

—No me digáis que ya sé, por fin conoceremos la novia de nuestro misterioso Raell —musito un chico con una copa de vino en la mano, que hablaba con Aaron minutos antes.

Yo me sonroje al instante.

—Así es, ella es Liz mi novia —continuó Raell y yo di un corto saludo con la mano para no parecer odiosa.

Ya que siempre he detestado llamar la atención.

—Te habíais tardado ah tío, pensamos que ibas a vestir Santos —bromeó otro chico y entre poco la gran mayoría se unió a mi presentación oficial.

Arriésgate Liz. Where stories live. Discover now