Capitulo XXXI: Dejar Ir

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Muy bien hermosos lectores ♥️ les puedo decir que si quieren vivir la esencia Completa de este capítulo, llorar conmigo y viajar a otra dimensión... Le den clic al video que aparece más abajo!! Será de otro nivel créanmeeeee...

Las ama Sol ☀

~♥️~

No sabes lo vulnerable que eres, hasta que un ser querido está postrado en una cama de hospital al borde de la muerte.

Observé a Raell desde mi posición en el sillón y simplemente el nudo en mi garganta no se quitaba, y eso que ya habían pasado semanas desde que estoy con él en este difícil proceso. Nunca pensé verlo así, con muchos tubos y aparatos en su cuerpo para ayudarlo a respirar.

Eso me partía en mil Pedazos.

El doctor nos daba dos opciones: tener paciencia hasta que despertara en un tiempo indefinido o buscar resignación si nunca despierta.

Con ninguna de las dos estaba conforme o feliz ¿cómo podría? No es posible dejar ir alguien que amas tanto. Porque si, verlo en estas condiciones me hizo saber cuánto lo amo, que me enamoré sin darme cuenta como ni cuando.

-¿lo amas? -preguntó papá.

Miré a Raell echa Pedazos.

-Tanto, que si pudiera estar en su lugar justo ahora lo haría.

Respondí sin dudas.

Ese recuerdo de cuando supe que Raell estaba en coma me invadió como una ráfaga, mientras estábamos en la habitación.

Desde entonces no me he separado de él, duermo aquí, como aquí, me baño aquí y pues sigo aquí. Ruego todos los días porque reaccione pronto y poder ver sus ojos llenos de brillo de nuevo, diciéndome princesa.

-Hola Liz -saludó la enfermera de Raell y la mire.

Ni me fije cuando entró.

-Hola Barbara -la saludo con confianza.

He pasado tanto tiempo aquí que hemos podido hablar un poco y siempre trata de darme ánimos. Su papá también estuvo en coma y despertó.

-A este caballero ya le toca su tratamiento -dijo sonriente preparando todo para colocar en la solución.

Miré todo lo que hacía con el corazón chiquito. Mi pobre Raell, nunca imaginé verlo así tan indefenso.

-Eres una buena novia Liz, de verdad que su historia me hace creer en el amor otra vez -dijo Barbara mientras colocaba la jeringa en la vía de Raell.

Le dediqué una sonrisa débil.

-Tal vez..., pero duró poco -dije con la mayor ironía y dolor que tenía en mi corazón-. No hemos tenido casi tiempo para amarnos -las lágrimas se atascaron en mis ojos-. Necesito más tiempo con él, quiero más tiempo con él.

Sentí mi pecho arder, apunto de estallar.

-Ten fe Liz, es difícil el proceso pero si eres positiva el dolor es más llevadero -aconsejó la enfermera.

No dije nada, solo pude observar a Raell y suspirar. De verdad quería ser positiva en todo esto.

-Toc, Toc ¿se puede? -hablaron en la puerta y era Val.

Asentí y entró a la habitación. Barbara le sonrió porque también ya la había conocido y pues Val es Val, con todos es dicharachera.

Excepto con Andrew.

Me recordó mi mente. Sonreí para mis adentros. El pobre Andrew también estaba muy dolido y preocupado por Raell ¡Cómo no! Si eran buenos amigos.

—Hola mi amor ¿cómo estás? —preguntó mi pelirroja dándome un beso en la mejilla.

Arriésgate Liz. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora