Capitulo XXIV: Tu Mirada ♥️

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Para muchos el perdón es un acto de cordialidad donde decides dejar atrás el rencor y el odio, hacia una persona que te hizo daño.

En el sermón del domingo dijeron exactamente lo mismo cuando fui con Raell y los chicos a la iglesia, solo que una parte me incómodo bastante: sabes que perdonaste realmente cuando permites que el agresor forme parte de tu vida como si nada hubiese pasado.

Todavía lo estaba asimilando...

Número uno porque ese día el pastor pareció haberme seguido toda la semana, hablando tantas cosas con las que me identifiqué. Sobretodo el perdón.

Era como si indirectamente me estuviese diciendo: anda con Aaron y perdona que casi te mata, que te engañó muchas veces y te humilló como le vino en gana y permite, que forme parte de tu vida nuevamente. Es más; sean mejores amigos ahora.

¿Acaso era una broma?

¿Cómo podría olvidar o perdonar todo lo que me hizo?

Lo más insólito es que el pastor hablaba ese día como si nada, como si fuese súper fácil ir por la vida perdonando a los que nos ofenden gravemente.

Esa palabra me ha tenido inquieta estos días, porque no logro asimilarla.

-Hola cuñadita -escuché a mi lado.

Miré y Raiden me sonrió. Alcé mis cejas con sorpresa de verlo en la universidad.

-Vaya ¿tú aquí? -no pude ocultar mi curiosidad.

Él me hizo compañía en la mesa, con una bolsa de papas fritas en su mano. Estábamos en la cafetería de la universidad.

-Estudio aquí para tu sorpresa -avisó y alce mis cejas-, antes eras una estudiante más pero ahora que te conozco me vi en la obligación de buscarte.

-¿Y eso por qué? -indague espectante.

-Porque es mi deber cuidar a la futura novia de mi hermano -dijo galante y me sonroje.

-Ya sabes la verdad, no soy novia de Raell realmente -recordé lo que hablamos cuando llegó a la casa.

-Cierto, pero me gusta escucharlo porque así no siento culpa.

Mi frente se frunció, -¿Culpa?

-Si, de coquetear contigo -me dio un guiño.

Rodé los ojos divertida. Desde que me conoció lanzaba su flirteo muy seguido.

-Eres coqueto desde que te conocí -le espete mofada.

Ladeo una sonrisa.

-No lo puedo evitar, eres muy hermosa...

-Bien, ponle pausa a tu película romántica -lo señalé con mi tenedor dando esa orden antes de continuar-: Primero que todo esa labia barata ya me la sé, segundo no estoy interesada en ti porque no eres mi tipo y tercero, somos amigos o nada.

Aclaré lo puntos de una vez. No iba a dejar avanzar esto más de la cuenta. Con chicos como Raiden había que ser radical y frívola, porque mucha confianza trae malos entendidos.

-Vaya, odiosa. Así me gustan más -siguió de coqueto y volví a rodar los ojos.

Ni hablar... Los mujeriegos del mundo no tienen compostura.

-Y a mi me encanta dar manotazos cuando se propasan -advertí, por si acaso.

-Puedo vivir con eso.

Negué la cabeza rendida, este chico usaría mis palabras a su favor siempre. Así se mueven los cazadores de bragas y ve que tenía experiencia con ese tipo de hombres.

Arriésgate Liz. Where stories live. Discover now