Capítulo XVII: Te Lo Buscaste Aaron .

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El comienzo de mi jornada siempre era eficiente, salía a correr por el parque a las cinco de la mañana, regresaba a casa a las seis, hacía un desayuno nutritivo y me alistaba para ir a la oficina

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El comienzo de mi jornada siempre era eficiente, salía a correr por el parque a las cinco de la mañana, regresaba a casa a las seis, hacía un desayuno nutritivo y me alistaba para ir a la oficina. Hoy sin embargo fue diferente; Valeria estaba aquí desde anoche ayudándome con unos planos del nuevo proyecto, ella era ingeniera civil y debíamos ponernos de acuerdo para los materiales de construcción.

Muchos pensarán ¿por qué toda la noche?, porque una vez que te sientas a dibujar así sea un cuadrado con simetría, cuando te das cuenta han pasado una hora. Imaginen un centro comercial entero.

Apenas y si dormimos dos horas y sentía la presión en mi cervical, cabeza y párpados.

—¿Quieres café? —preguntó Valeria desde a cocina de mi casa.

Yo estaba en el sillón del recibidor arreglando unos documentos en mi maletin.

—Si por favor —acepté el ofrecimiento del café.

No era muy fan del café, pero tomando en cuenta que no dormí casi me ayudaría a sobrevivir durante el día.

—Ven vamos a desayunar —Valeria avisó y fui con ella a la cocina.

Cuando miré el sándwich con lechuga, tomate, tocino y queso derretido supe que Dios me amaba. Después de una larga jornada de trabajo, comer lo que más te gusta lo veo como una bendición.

Me senté y comenzamos a desayunar, me devore los tres sándwich en un suspirar.

Valeria me vio divertida, —Eres un crío todavía Raell.

La mire fruncido, —¿Por qué?

—El sándwich de lonchera sigue siendo tu desayuno favorito —comentó riéndose.

No pude evitar sonreír también ¿Cómo hago?, soy así. Soy del tipo que se desvive por papas fritas, hamburguesas de burger King, la cajita feliz, sándwich, macarrones con queso. Ese es mi espíritu de niño que aún se empeña en salir.

—Y tú eres bien mona que me complases.

—Eres mi hermano ¿qué esperabas?

La miré con cariño por eso que dijo. Hermano. Bien tenía razón, Valeria desde pequeños a sido mi defensora en el grupo tiquismiquis al que pertenecemos. Además de eso, fue quien me llevó a los pies de Cristo en mi peor momento, cuando pensé que no había más vida después del dolor, ella me enseñó la luz.

Fueron días oscuros, de los cuales Dios y ella me ayudaron a salir.

Me hubiese gustado que mi hermano Rainer se hubiese refugiado en Dios como yo lo hice y no estuviese sumido en el mismo pasado que yo entre alcohol y mujeres, pero todo a su tiempo. Cada quien vive su proceso según el propósito que tenga en esta vida.

Sigo orando por él sin perder la fe que pronto llegará al camino como yo lo hice.

—¿Qué tanto piensas Figueroa? —espetó Valeria al verme tan callado.

Arriésgate Liz. Where stories live. Discover now