Capítulo XXVII: Resentimientos

24 6 43
                                    

Últimamente la vida me ha sorprendido mucho con Raell, pasé de ser su acogida a ser algo más especial. Por una parte siento que no lo merezco, pero a la vez agradezco ese rayito de felicidad que estoy teniendo.

Anoche vimos películas hasta tarde comiendo hasta reventar el pantalón, hablando sobre nosotros y conociéndonos mucho más. La mejor parte fue el despertar, el sueño me venció tanto que terminé dormida en la cama con él.

Ya era de mañana y él seguía dormido, estaba boca abajo, su rostro dando hacia mi vista. Era tan guapo y varonil, me era imposible verlo con ojos de amiga ya. Este chico se ha portado tan bien conmigo y yo solo puedo ofrecerle mi dañada alma, más aquí está; dispuesto armar mi roto corazón.

Confío en él.

Sé que no me defraudará como lo hizo Aaron, Raell tiene principios y valores bien marcados y me lo ha demostrado muchas veces. Lo mejor de todo: no tengo que compartirlo con nadie.

Al fin podría tener una hermosa relación abierta con alguien que me quiere de verdad.

Claro, todo con calma. No podemos apresurar las cosas.

Una sonrisa se me escapa de los labios de solo imaginarlo, sin embargo; un punzada en el pecho me hace tener  muchas dudas aún porque siento que es muy pronto para salir con alguien. Aún tengo heridas recientes con Aaron a pesar de cerrar ese ciclo. Supongo que deberán ir sanando poco a poco.

En fin, decido no amargarme con eso y me levanto con cuidado para no despertarlo, hoy es sábado y no toca trabajo. Salgo en silencio de la habitación y me espanto horrible cuando tropiezo con Raiden en el pasillo.

Se cruza de brazos y me mira serio.

—Vaya pero mira, saliendo del cuarto de mi hermano —masculla irónico.

Su actitud me incomoda un poco, eso a él no le incumbe.

—Buenos días Raiden —saludo, intentando pasar por su lado pero me sostiene del brazo.

—¿Dormiste con él? —pregunta exigente.

Yo arrugo mis cejas por su atrevimiento, —Ese no es tu problema.

Me zafo de su agarre y entro en mi habitación furiosa ¿quién se cree para tratarme así y exigir explicaciones? Yo no le he dado ese derecho. Me recuerda mucho Aaron, con sus atropellamientos y malos tratos.

La puerta de mi cuarto se abre con brusquedad y casi se me caen los ojos al verlo entrar sin permiso.

—Vete de aquí Raiden, no te di permiso de entrar —le exigí.

Se acercó a mí de una manera tan rápida que ni tiempo de asimilar la situación me dio.

—Yo no necesito permiso para esto —sostuvo mi nuca y mi mentón y me besó.

Su agarre fue tan fuerte y demandante que me dejó bizca, su beso era feroz y necesitado. Su lengua se hizo paso a la mía y me besaba como todo un experto. Intenté empujarlo lejos y por más que lo intenté fue difícil, solo logré lastimarme los labios con el brusco movimiento.

Estaba desesperada, quería que me dejara en paz y no tuve opción que morder su labio. Se apartó de mí con brusquedad y se tocó el labio dolorido. No le dejé marca ni sangre, pero fue suficiente para alejarlo.

—¿Estas loca? —espetó enojado.

No pude con tanto descaro y le di una bofetada.

—¡No vuelvas a tocarme nunca en la vida! —ya estaba histérica—. Raell y yo estamos juntos y por tu bien espero que esto no se repita.

Arriésgate Liz. Where stories live. Discover now