Capitulo XXXVI: Noticias

21 6 30
                                    

—Lizi trata de quedarte quieta —me pidió Val como por décima vez.

Suspiré cansada. Estaba en mi prueba de vestido desde hace una hora y me dolían los pies, la modista estaba dando los retoques del vestido muy meticulosamente y me estaba desesperando.

—Val tengo sed —dije desganada.

—Dios mío Lizi, salir contigo es como salir con una niña pequeña.

—¡Tengo una hora aquí parada! —pedí consideración.

Me miró reprobatoria y le hice puchero.

—Quiero agua.

Suspiró rendida, —Bien, ya te traigo.

—¡Auch! —me quejé cuando sentí la punta de un alfiler en mi cadera.

—Debes quedarte quieta Liz —dijo Agata, la modista.

—¿Podemos seguir la semana que viene? —le pedí piedad.

—No Liz, si seguimos a este paso te casaras en diez años —reprochó.

—Pero si ya tienes dos meses en esto —no podía creer que hacer un vestido tardara tanto, considerando que no era tan ostentoso.

Bueno, a decir verdad ya estaba listo, pero primero subí de peso y no me entraba, luego tuve que bajar de peso y ahora tienen que ajustarle de nuevo.

—Sino cambiaras tanto de peso ya estuviese listo —Ágata me recordó lo que ya sabía.

Bufé.

Era imposible no comer con Raell consintiendo mis antojos, que si quería helado, que si quería palomitas, que si quería hamburguesa.

—Pero aún faltan cinco meses para la boda...

—Y dónde vuelvas a engordar renuncio —me advirtió muy enserio.

Hice mohín. Esto era difícil, yo amaba comer y decirle que no a Raell cuando traía comida me parecía muy descortés.

—Es culpa de Raell, siempre trae a casa comida rápida.

—Pues dile que traiga vegetales de ahora en adelante.

Rodé los ojos. Ya quería casarme, número uno porque ya quiero ser la señora de Figueroa, número dos porque ya no puedo soportar estar bajo el mismo techo que mi novio y no poder dormir con él, besarlo mucho ni nada de eso para evitar caer en tentación y tercero, porque quería comer lo que se me diera la gana sin preocuparme del vestido de novia.

—Aquí esta tu agua Lizi —llegó Val con el agua y sentí la gloria cuando la bebí. Estaba sedienta.

—¿Ya nos podemos ir? —volví a pedir.

Me miró severa, —Ya te dije que no.

Rodé los ojos quejumbrosa.

—Ya falta poco Liz —avisó Ágata.

Eso quería, porque mis pies ya estaban abarrotados.

—Raell ya está presentando su proyecto en este momento a los inversionista —me avisó Val.

Mi corazón empezó a bombear fuerte en mi pecho, Raell y yo pedimos mucho a Dios para que todo saliera bien hoy. No sabía que ya había empezado la presentación de su maqueta.

—Seguro me escribió y yo aquí plantada Val —me quejé.

—Ten paz Lizi, todo saldrá bien.

Bufé. Tenía fe que si, pero yo quería darle ánimos a mi chico.

—¡Listo!, terminamos por hoy.

Me sentí libre cuando Agata dijo esas cuatro palabras. Lo primero que hice fue buscar mi teléfono en el bolso, para revisar si Raell me escribió y efectivamente; tenía varios mensajes suyos.

Arriésgate Liz. Where stories live. Discover now