Capitulo XXIII: Raiden

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Tuve que recibir vendaje en mi muñeca porque aunque no parecía tan grave,  me lastime con el choque del auto. Hace media hora que habíamos llegado al hospital y ya nos habían atendido. A Raell todavía no me dejan verlo porque estábamos en áreas diferentes, parece que le iban a colocar un yeso en su brazo izquierdo. Si, a él le fue peor que a mí.

De modo que me encontraba en la sala de espera, sentada esperando que terminasen con él y odiando con todo mi ser a Aaron. Bien pudimos haber muerto por su culpa.

Es que estaba loco ya, los celos no lo dejaban ver con claridad.

Lo peor del caso es que no deja de enviar mensajes preguntando como estamos y disculpándose por lo que hizo.

¡¿Qué rayos tenía en la cabeza este chico?!

Primero nos intenta matar y ¿ahora anda preocupado?

—¿Señorita?

Una enfermera llama mi atención y se la doy de inmediato.

—Hola —le sonrío.

—¿Es acompañante del joven Raell Figueroa? —preguntó y asentí efusiva—. Ya colocaron su yeso y está preguntando por ti.

Avisa y me levanto de la silla.

—¿Puedo verlo?

Ella asiente y me indica que la siga por el pasillo. No lo pienso mucho y voy con ella, caminamos varias áreas del hospital hasta que llegamos a una puerta con el anuncio Traumatologia en una ficha de bronce. Nos adentramos al consultorio y veo a Raell sentado en una camilla y al doctor ubicado en su escritorio.

—Aquí está la joven doctor —avisa la enfermera y él doctor me mira.

Lo reconozco de santiamén. Fue el mismo que me colocó el vendaje en la muñeca hace un rato.

Mi atención vuela enseguida hacia Raell, su mirada me encuentra y noto el alivio en sus ojos por verme. Yo también estoy aliviada de poder verlo, estaba ansiosa allá afuera.

—Gracias Judith, nos vemos en un rato —le indica el doctor y ella asintiendo se retira.

Miré a ambos hombres extrañada.

—¿Pasa algo?

—Estaba preocupado por ti —dice Raell cabizbajo.

—Por eso le pedí a Judith que te buscara —explicó el doctor.

Era bastante joven por cierto, le calculaba 27 años aproximadamente.

—Gracias por ese favor Rafael —Raell le dijo con mucha confianza.

Se sonrieron ambos y miré la escena fruncida.

Espera...

Rafael...

¿Será posible que sea el mismo que estoy pensando?

—¿Ustedes se conocen? —no pude amarrar mi lengua al respecto.

—Si, tenemos una amiga en común —respondió Doc Rafael.

Cuando dijo eso pude atar cabos.

—¿Andrea? —lo Solté automáticamente.

Él me miró impactado de que supiera..

—Ya sabe la historia, es muy amiga de Andi —explicó Raell por mí.

Rafael solo alzó las cejas, impresionado de cómo la vida nos trata aveces.

—Vaya, definitivamente el mundo es pequeño —musitó sin creerlo todavía.

Arriésgate Liz. Where stories live. Discover now