Desconocido

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Me puse al lado de algunos de mis compañeros, muchos de estos se encargaban de trabajos como tráfico de armas y droga, claro, tienen sus subordinados por aparte pero con la llegada de más personas a nuestro lado todo sería mucho más fácil. En pocas palabras tenemos a quienes hagan el trabajo sucio por nosotros, los líderes ejecutivos. Yo trabajo lavando el dinero y contándolo para distribuirlo entre todos y literalmente soy el perro de ataque del grupo, ya que soy la única conocida de la mafia, los demás miembros son fantasmas de los cuales la sociedad no ha señalado. 

Acomodé mi mascarilla, todos llevaban una, a pesar de que mi rostro ya es conocido me puse la mascarilla por ética del grupo. Los guarda espaldas del jefe llevaban armas encima. 

"Nobutaka Osanai, un gusto estar con ustedes", sonrió dando un aire de hipocresía, inmediatamente se bajaron mis ánimos. Siempre espero lo mejor de las personas y termino desanimándome, resoplé en mi lugar. 

"¿Eh? ¿Qué hace una chica aquí? ¡Moebius no trata con niñitas!", un imbécil de la pandilla expresó su desagrado por mi presencia. Muchos abuchearon y concordaron con la crítica del pandillero.

Me removí en mi lugar sin decir nada, el abrigo que llevaba puesto bajó por mi espalda, dejando descubierto el famoso tatuaje de una serpiente por el cual recibo reconocimiento a diario. Al momento de dejar el tatuaje descubierto escuché como finalmente se callaban y murmuraban entre ellos. 

El jefe en su lugar soltó una risa al no creer lo que había escuchado. Volteó hacia los demás miembros y al instante empezaron a reír también. 

"Un error lo comete cualquiera", me quité la mascarilla y la guardé en mi bolsillo, me señalé a mí misma. "No olvides este lindo rostro y especialmente la marca de la serpiente", sonreí orgullosamente. Me había decepcionado un poco pero la serotonina había aumentado después de escuchar la estupidez que había dicho el tipo. "Oiga, jefe, no me simpatiza la gente que subestima a las mujeres en estos tiempos. Falta que pinten mamuts y hombres con antorchas en las paredes de nuestros pasillos", dije con desagrado, no me daba miedo expresar lo que pensaba. 

"Kila es mi mano derecha, no voy a escuchar más faltas de respeto", dijo desde su lugar. 

"Siento mucho la imprudencia", un chico nuevo habló, esta vez tuvo el valor de dar un paso adelante. Llevaba unos lentes cuadrados y tenía una piel bronceada. Sonreí al escuchar lo que parecía ser una disculpa sincera. "Kisaki Tetta", se inclinó después de presentarse. 

Osanai encendió un cigarro. 

"Él también es mi mano derecha, espero que se lleven bien", dijo mientras ponía el cigarro en su boca y echaba el humo por la nariz. Me incliné también, miré a Kisaki, parece ser alguien calmado y serio. 

"Moebius es bienvenido a nuestra mafia, los esperaremos con las puertas abiertas siempre", indicó el jefe. "Quiero dejar algo claro y es que no nos involucramos con disputas internas que tengan con otras pandillas, trabajamos únicamente con ustedes, lo demás nos da igual", el jefe explicó todo bastante bien y tiene razón, estoy de acuerdo.

"Mis hombres son los suyos, no dude en contactarnos", Osanai no dejaba de fumar mientras hablaba.

"Acordaremos la paga de la pandilla junto con Kila, ella es la contadora", el jefe habló, yo saludé a Osanai con un ademán. Me miró sin mucha gracia. 

A lo mejor piensa como el sujeto que gritó mostrando su incomodidad de tener una mujer en el grupo. No me interesaba en lo absoluto sus pensamientos retorcidos, solo quiero tener diversión y causar polémica. La noche se pasó lento, hablamos sobre los sitios en los que operamos y nuestras formas de dar amenazas y hasta formas de asesinar de la mafia. Tuve la suerte de ser adoptada bajo la autoridad del jefe, quien nunca dio permiso de que yo asesine a alguien, ya que en ese entonces estaba más pequeña, mis compañeros se han encargado de eso. 

GAME OVER (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora