Un poco de ayuda

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Me detuve un momento y fui a tomar más cosas, entre mezclas de alcohol y cervezas mal servidas volví a bailar hasta que...

Me vomité.

Después de bailar tuve que correr al baño para ir y expulsar todo lo que tenía dentro, llevaba más de 20 minutos tomando y bailando con todas mis fuerzas y energías posibles; tanto fue el ardor de mi garganta que hasta pude jurar que esas bebidas tenían más etanol de lo común. Tal había sido mi mala suerte que terminé metiéndome al baño para hombres, por suerte no había nadie -o eso creía-.

Al darme cuenta de que estaba en el lugar equivocado, fui rápidamente a los lavabos y lavarme la boca con agua. Refresqué mi cara a como pude y alcé mi cabeza para mirarme en el espejo, cosa que fue difícil ya que estaba viendo al menos siete yo moverse según como movía la cabeza. Cerré los ojos fuertemente al sentir una punzada en la cabeza, escuché una puerta de alguno de los cubículos abrirse y me alarmé, intenté darme la vuelta pero el mareo era impresionante.

"Vaya, mírate", escuché una voz asquerosamente familiar detrás de mí, era el colmo y mi suerte una mierda.

"Antwan...", dije entre dientes.

"¿Has visto a mi padre?", preguntó con normalidad, a decir verdad creí que se burlaría de mí por confundirme y venir al baño de hombres.

"No".

"Qué seca...", se burló y rodó los ojos. Abrí el tubo del lavabo a como pude y le tiré agua, se encogió cuando el agua llegó a él y me miró con desagrado.

"No tan seca, idiota", dije y tambaleándome salí de ahí sintiendo como su mirada se encajaba en mi nuca. Al salir del baño, las luces volvieron a atacar mi vista, ahora mismo no había mucha gente en la barra así que me recosté en esta como forma de apoyo.

"Esto es un anuncio del jefe: Dejen el bar en 20 minutos ya que siempre hay chequeos por parte de la ley", una voz sonó en el altavoz del lugar, habían bajado el volumen de la música y se pudo escuchar el murmullo de la pandilla presente. Mientras tanto seguía tan mareada que creí que vomitaría de nuevo.

Mierda, y tengo que devolverme a casa manejando en moto.

La mayoría de gente salió del bar, unos se despedían, otros solo me miraban con rareza por mi estado de embriaguez. Mientras tanto otros salían con algún amigo colgado del hombro por la borrachera. En mi caso, no tenía a nadie, siempre fui yo solamente.

O eso pensé hasta que escuché una voz conocida a mi lado.

"¿La serpientita bebió demasiado alcohol?", su voz burlona me hizo recordar las veces que me molestó. Lo miré hacia arriba por la diferencia de altura.

"Así que también viniste, poste de luz", le vacilé también. No me caía muy bien, prefería a Kisaki, pero he de admitir que Hanma podría llegar a ser interesante si no me pusiera apodos tan estúpidos.

"Habla normal para estar borracha", Kisaki salió detrás de Hanma para mirarme con los ojos entrecerrados, como si estuviese escaneándome.

"Solo está intoxicada", dijo Hanma agachándose un poco para pasar mi brazo por su hombro, con su mano libre tomó mi espalda con cuidado. "Ayúdame al otro lado", le pidió a su compañero y este vino a mi lado para hacer el mismo proceso. Ambos me ayudaron a salir del bar y una vez fuera pararon de andar.

"¿Cómo llegaste?", preguntó el menor de los tres.

"Mi moto", miré hacia los diferentes vehículos estacionados en el parqueo. "La Ducati roja", dije viendo una mancha roja suponiendo que esa era mi moto.

"¿Las llaves?", preguntó Hanma dejándome al lado de la motocicleta, me acomodé en esta y una vez sentada metí la mano en mi sostén para sacar las llaves, casi siempre metía las cosas allí cuando no llevo bolso. Instantáneamente escuché a Hanma quejarse por mi acción y Kisaki desde un principio no estaba viendo hacia acá.

GAME OVER (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora