Nuevo hogar

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"Entra, rápido", me habló haciéndose a un lado para dejarme paso libre a la puerta. Hace dos horas estuvimos metidos en las cloacas, con la ciudad como loca por los rumores que se esparcieron. Rápidamente entré, la cabeza me dolía y me sentía débil, pero no lo suficiente como para partir todo un palacio en miles de pedazos.

Dejé caer las pocas cosas que llevaba, pues después de un tiempo caminando en silencio, Hanma me escuchó respirar con más pesadez a medida que avanzaba, por lo que él ofreció llevar el resto de mi equipaje.

Mi moto...

Era la mierda que más extrañaba ahora mismo, habré entrenado duro por años, pero sin duda soy una floja que prefiere lo fácil en la vida. La puerta se cerró detrás de mi, escuché el suspiro de Hanma, ambos éramos una mierda en cuanto energía.

No habíamos cruzado muchas palabras desde que me confesó su plan. Era de noche pero no sé qué hora era.

"Ve a bañarte. Kisaki vendrá dentro de pronto", fue directo a la cocina, no lo seguí, simplemente me quedé en mi lugar, procesando sus palabras.

No quise responderle, lo mejor fue tomar mi maleta con ropa. Tomé la toalla y mis cosas, no estaba segura de si ponerme ropa cómoda o presentable debido que Kisaki vendría con nosotros. Tras pensarlo un poco, decidí elegir un conjunto cómodo pero no informal, un enterizo negro bastante básico.

Fui directo al baño y cerré la puerta con pestillo.

Mientras tanto Hanma estaba indeciso en la cocina. Decidí lavarme por completo, olía mal por culpa de las cloacas, pero eso no me importaba del todo. Al terminar de bañarme, me envolvi en la toalla, no sin antes ponerme aunque sea la ropa interior, puse con cuidado mis pies en la alfombra de baño y alcé la cabeza lentamente para mirarme en el espejo.

Era un desastre.

Tengo ojeras moradas debajo de los ojos, aspecto pálido por completo, como si no hubiese comido bien en dos semanas. Mis ojos tenían subtonos rojizos, probablemente era una reacción por los medicamentos que tomé antes...

A mi lado comencé a visualizarme a mi misma, pero era diferente. De pronto una yo salió detrás de mi, estaba bien vestida, llevaba un traje caro, cabello arreglado y una gran sonrisa. ¿Así de importante me veía antes de caer?

"Yo que tú no me dejaría caer, Kila", la yo a mi lado me hablaba mirándome a través del espejo.

"¿Qué...?", tartamudeé.

"Ese muchacho solo te quiere por tu fama, eres la Víbora con el peor puto veneno de Japón, no lo olvides", su... o mejor dicho mi sonrisa era malévola y comandaba una gran autoridad.

"No soy nadie", bajé mi cabeza, dejé de verme en ese espejo. "Estoy alucinando", susurré, sentí unas cuantas lágrimas quemar la piel de mis mejillas.

"No soy una alucinación, soy tú pero más fuerte", escupió con odio.

Me miré de nuevo al espejo, la otra yo ya no estaba... Debo estar malditamente loca como para tener una conversación conmigo misma. Sentí una leve punzada en mi cabeza, traté de ignorarlo y tomé mi cepillo para peinarme, mientras lo hacía, el dolor aumentó. Mis ojos volvieron a arder, pero decidí vestirme rápido antes de desmallarme de nuevo. No me permitiría desmallarme en la casa de Hanma de nuevo, me verá como presa fácil.

Salí del baño después de dejar todo en su lugar, metí mi ropa sucia en una bolsa, me dirigí a la sala, ahí estaba Hanma comiendo una sopa instantánea.

"Hasta que al fin", me miró. "Hay una de estas en la cocina", señaló su sopa. "Me iré a bañar, si Kisaki viene le abres la puerta", se levantó y tomó el resto de su sopa en un solo sorbo.

GAME OVER (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora