Enojo

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Después de un largo día con dolor de cabeza e intriga decidí salir en mi motocicleta para despejarme un poco, manejé a una velocidad prudente, llevaba casco y cubre bocas por si las dudas, esta vez llevaba una chaqueta que cubría ambos brazos, pero por debajo siempre llevaba mis camisetas que tapaban el brazo izquierdo y el derecho iba descubierto. 

Me estacioné frente a una de las sede de la mafia, usé mi teléfono celular un momento, al parecer se habían olvidado de mi asalto en el bar porque el hashtag con mi nombre bajó de rango en Twitter. 

"Da igual", dije para mí misma, en realidad no me daba igual, me preocupaba mucho lo que decían de mí pero al fin de cuentas no tomaba en cuenta esos comentarios, aún así sentía la necesidad de leerlos, es contradictorio. Quité mi casco y lo puse sobre mi regazo, me dejé descansar un momento y encendí el audífono para hablar con el jefe. "Jefe", le llamé. 

"¿Víbora Kila?", preguntó, estaba segura de que está sonriendo ahora mismo. 

"¿Me deja pasar? Necesito hablar con usted sobre algo", hablé con seriedad, el silencio al otro lado de la línea me hizo saber que su sonrisa se había borrado, después de todo había cierta incomodidad entre él y yo que descubrimos hace poco. Nuestra relación se basa desde que estuve pequeña, así que lo vi siempre con alguien más de la familia, pero hasta los propios leones se matan entre ellos.

"De acuerdo...", dijo más serio. Apagué el micrófono y me lo quité para guardarlo en la parte trasera de mi motocicleta. 

Un portón escondido detrás del basurero se abrió, bajé de la moto y guardé las llaves para llegar al lado del basurero, el cual era bastante grande. 

"Joder...", suspiré tratando de mover el basurero, al volver a tomar aire llegué a oler algo diferente al olor de la basura y humedad del callejón. Iba a girarme pero el basurero se movió a mis espaldas sin ningún problema, esta vez si me giré para mirar. Esos lentes cuadrados y piel morena... "Kisaki", lo miré sorprendida, a sus espaldas estaba Osanai así que hice mala cara. "Veo que no trajiste a tu perrito hoy". 

"Si tanto te interesa verlo puedo silbar para que venga corriendo", pasó de mí y se agachó a la altura del escondite. Osanai prefirió quedarse en su sitio para dejarme pasar primero. 

"JAJAJA♥️ Aceptaste que es como un perro", me reí ocultando mi risa, Osanai hizo una sonrisa por mi comentario así que dejé de reír y lo miré con seriedad. Lo miré de arriba a abajo y me escabullí junto a Kisaki al escondite, Osanai vino después. 

"No sabía que tenías una reunión con el jefe", dijo Kisaki a mi lado. 

"Fue de imprevisto, solo va a ser para aclarar unas cuantas cosas", el eco de nuestras pisadas era lo único que se escuchó después. 

"Entiendo...", habló Kisaki. "Entonces pasa a hablar con él tú primero".

"Gracias", dije abriendo la puerta sin ningún pudor y adentrándome a la sala bastante lúgubre. 

El olor a incienso llegó a mis fosas nasales, una musiquita italiana a volumen bajo también me llamó la atención. Carlo estaba de espaldas, mirando a la nada porque literalmente estábamos bajo tierra, seguía usando su máscara de siempre, cuando notó mi presencia encendió las luces, así dejándome ver como había una mujer acostada en su sillón tapándose con unas sábanas. 

"Kila, bienvenida", dijo abriendo los brazos. 

"¿Sabe? Kisaki está fuera y no es conveniente que mire esto", apunté a la chica con mi cabeza, la cual giró sus ojos. 

"No soy una cualquiera", dijo egocéntrica, eso hizo ponerme de malas y sacar mi pistola de siempre, no me gustaba usarla mucho pero me sacó de quicio, además hoy no estaba muy de buenas. Ella se sobresaltó por mi acto y se cubrió más con las sábanas, Carlo en su posición no se movió un centímetro, más bien le dio igual.

GAME OVER (en edición)Where stories live. Discover now