12. Heladería

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Hemos estado viajando sin dirigirnos ni una palabra, nada, solo la música que sale de la radio.

Veo de reojo a Demon, el viento le alborotaba el cabello; no le sienta mal el rojo, hace que le resalte sus ojos.

Su rostro bien perfilado estaba serio al manejar, la diversión que antes reflejaba en sus ojos se había desvanecido por completo; sus pómulos, pestañas y la forma de su cara eran perfectos, tiene un aura intimidante, la mayoría del tiempo lo he visto con su sonrisa malévola o una sonrisa de perversión, yo diría las dos, pero bueno que puedo decir, atrae a muchas chicas así, que estúpidas son.

Pude notar que llevaba unos anillos peculiares en sus dedos finos, sus manos (con las venas resaltando) tenían muchas cicatrices para ser sinceros pero aun así eran suaves al tacto, cuando manejaba tensa la mandíbula si algo le molesta o está calculando algo.

—¿Se te ofrece algo?— dijo seriamente sin mirarme

—No— respondí cortantemente

Parecía molesto en estos momentos.

—¿Te pasa algo?— pregunté secamente

—No y ya no hables más— su voz sonó bastante arisca —Necesito hacer una parada antes, no quiero que te bajes del carro— me miró —¿entiendes?— algo lo estaba irritando, probablemente mi presencia.

—Sí— contesté y rodé mis ojos —¿Se puede saber a dónde vamos?— cuestioné

—Un lugar peligroso, no necesito que te bajes

—Peligroso, wow— enuncié dramáticamente —como si no supieras a lo que me dedico

—No puedes bajarte, no te pueden ver ahí, ¿ok?— sonaba preocupado —Mira, no diré una palabra más, o me haces caso o te vas caminando a un hotel— y paro el coche de repente que casi salgo volando en el parabrisa, iba a protestar pero él quitó el seguro de mi puerta.

Gruñendo le dije —¡No me vas a decir que hacer!

—Oh creo que lo acabo de hacer

—Bien— le grité y empezó a manejar de nuevo.

Pasaron otros 10 minutos cuando fui yo la que hablé.

—No soy una cosa como para que me trates como quieras, estúpido. Cállate— le dije cuando vi que iba a hablar y seguí —No eres nadie como para decidir por mí, ¿ok?. no seguí ninguna de las opciones que me diste porque ¡yo hago lo que quiero!— vociferé y abrí la puerta del carro y me tiré.

Rodé en la tierra, golpeándome la cabeza varias veces antes de parar de rodar; mis codos, rodillas, manos, brazos y un poco de mi cara están raspados.

El coche se detuvo no muy lejos de mí, me paré pesadamente y corrí como pude a cualquier dirección para alejarme de ahí.

[...]

Noticia del día. Nunca se tiren de un auto en movimiento

<<mierda, la cabeza me está matando>>

Paré de correr cuando ví que me había alejado bastante.

A lo lejos veía calles llenas de coches así que decidí teletransportarme allí

Algunas personas se sobresaltaron cuando aparecí de repente junto a ellas que me hicieron paso hasta la siguiente calle.

—¡Es ella!— escuché que unos hombres gritaron lejos a mis espaldas.

Antes que pueda hacer algo empezaron a disparar dónde me encontraba, sin importarle las personas, yo me metí en una especie de callejón rápidamente; los disparos seguían.

Traté de clamar mi agitada respiración y poder respirar mejor, mierda esto del esfuerzo físico en un día me está matando, después de unos segundos de compostura  empecé a cambiar el color de mi cabello de negro cobre a un naranja oscuro y en vez que me llegue hasta mis hombros lo peine en una coleta que me llegaba hasta la mitad de mi espalda, cambié mi voz al igual que mis ojos, éstos de un color verde azul, la forma de mi cuerpo igual la cambié, [con pase a los años y a las misiones suicidas que he tenido pude agarrar una "buena figura" como la sociedad le dice] decidí verme un poco más mundano.

Me teletransporté de a una esquina dónde me encontraba; empecé a escuchar que los mismos tipos estaban pasando a revisar a la gente en busca de mí.

Ellos me agarraron para verme, revisándome de pies a cabeza, como no me parecía me soltaron para seguir revisando a la demás gente.

Joder de la que me salve, no tengo ganas de pelear o matar, probablemente más tarde pero ahora solo necesito saber dónde carajos estoy.

Entré a la primera tienda que encontré, resultaba ser una heladería.

<<más estúpida no puedo ser>> pensé rodando los ojos mentalmente

—¿Me podría decir dónde estoy?— le pregunte a la cajera.

Ella solo se me quedo mirando, como esperando algo.

Vi una pequeña figura atrás de ella la cual reconocí.

Mierda, la mafia se reúne aquí, necesito saber cuáles de todos, con algunos tengo algunos tratos a respetar y a otros...digamos que no les gusta que los traicionen.

Nadie decía nada.

—Тебе не следует быть здесь, девочка [No deberías estar acá niñita]— escuché decir a un señor que se encontraba en una esquina del lugar.

<<niñita>>

Esas estúpidas palabras retumbaban en la mente y lo odiaba.

Odiaba que me llamen niñita.

Si supieras lo que esta niñita podría hacerte maldita rusa de mierda.

Rusos.

Menos mal, con ellos estaba en paz.

Digamos que nos toleramos: ellos no se meten en mis asuntos y yo no los mato.

Puedes Ser Parte De Mí© [𝕰𝖓 𝖕𝖗𝖔𝖈𝖊𝖘𝖔]Where stories live. Discover now