14. No confíes

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<<Se parece mucho a Abel>>

Salí de la mente del tipo.

—¡Dime quiénes son esos tipos!

Él tenía la mirada pérdida, creo que esta vez fui muy lejos

—Lo qu-e hayas vis-sto no creas nada de e-eso, no es real

—¿pero qué mierda decís?

El sonido de cristal rompiéndose retumbó por el local, alguien había lanzado una bomba de gas cegador.

Le corté el cuello finalmente y salí corriendo de ahí por la puerta trasera, antes que pueda llegar alguien me agarró de la cintura y me lanzó por un costado.

Mi cabeza se golpeó muy fuerte con la pared, mi nariz y boca empezaron a sangrar.

Mierda, no tengo tiempo para estas estupideces— susurré

Me levanté como pude y ví a la persona que me había empujado.

La cajera.

<<Estúpida de mierda>>

Me abalancé hacia ella anticipando sus movimientos, salté hacia sus hombros y me sostuve como pude, empezó a forcejear y aplastarme contra la pared; desvainó una cuchilla que se dirigía hacia mi cuello, la esquive.

—¡Mierda!— grité soltándome del agarre.

La cuchilla no se dirigía a mi cuello si no que, a mi ojo, mierda como duele. Ella aprovechó para darme una patada en mi espalda baja y a acorralarme en el piso boca abajo.

Se sentó en mi espalda y puso su mano apretando mi cuello.

Me quitó la cuchilla.

—¡AAARGH!— grité de dolor

—¿Acaso la niñita ya no es tan valiente?

—¡Eres una puta cobarde!

Ella solo rió

—Atacarme por la espalda, que patética eres, al menos pensé que por ser un berserker tendrías más valor que atacar por la espalda

Unos soldados se acercaban hacia nosotras.

— ¡mam dziewczynki! [tengo a la niña]— les gritó

Es hora.

Lizbeth estaba atrapada por la cajera, inmovilizada y ciega de un ojo.

Empezó a dar respiraciones calmadas, por un momento todo pasaba muy lento a su alrededor.

Cerró los ojos.

Cuando los volvió abrir estos eran de un color magenta.

Ella sonrió maliciosamente.

Todos sus huesos se empezaron a quebrar, uno por uno. Se retorcieron como un insecto en una telaraña.

El sonido de los huesos quebrajándose de Lizbeth asustaron a la cajera.

—Pero, ¿qué mier....

Ella se había convertido en la cajera.

Alzó una mano y la cajera la imitó, pretendió agarrar un arma y la cajera volvió a imitar el movimiento.

La cajera estaba en un estado de shock, inmovilizada por la habilidad de Liz, pero antes de que pudiera hacer algo se destransformó y mató a la cajera.

Los soldados le empezaron a disparar, pero puso un escudo alrededor de ella.

Abel apareció atrás de ella. —Vamos, tenemos que irnos— y se teletransportaron a otro lugar.

Puedes Ser Parte De Mí© [𝕰𝖓 𝖕𝖗𝖔𝖈𝖊𝖘𝖔]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz