20. Hora del show

9 3 0
                                    

¿Conocen esa sensación cuando miran documentales y están en la escena donde el león está tratando de cazar a una presa?

Bueno, esa sensación siento yo ahora.

Algo me había estado siguiendo estos cinco minutos que he caminado a la entrada. Puedo hacer dos maniobras: la primera, hacerle creer que no me he dado cuenta y atraparlo, o, podría hacer como si nada y jugar un rato con él.

Mmm, prefiero la segunda.

*inserta sonrisa interna*

Apenas iba a subir el primer escalón cuando mi collar empezó a vibrar.

El tiempo se había terminado y antes que pueda hacer algo ...

Desperté dando bocanadas de aire y con la respiración agitada.

Traté de sentarme pero no podía, algo me lo impedía; unas ataduras en las muñecas y piernas me rodeaban para inutilizarme.

Empecé a alterar y a tratar de zafarme de estas ataduras pero estaban reforzadas como si trataran de capturar algún animal.

En la esquina de la habitación blanca apareció un doctor y...¿mi madre?.

<<¿qué hace ella aquí?>> 

—No temas Elizabeth

<<ese no es mi nombre>>

—...no te haremos daño, estamos aquí para...ayudarte— siguió —la condición en la que te encuentras, ...se puede resolver, tenemos métodos para ello.

Yo sólo miraba a mi madre que estaba junto al doctor, ella no se inmutaba, me miraba con asco.

Posé mi mirada al doctor y le sonreí.

—Esa no es mi hija doctor, por favor haga algo— agarró al doctor de la maga de su bata y lo empezó a sacudir dramáticamente, mientras que su tono sonaba preocupada.

La miré y mi sonrisa se desvaneció.

—Por favor mamá, no me hagas esto— y empecé a llorar

—Calma cariño, pronto estarás mejor— se acercaba para sujetar mi cara con ambas manos pero el doctor no la dejó

—No se permite ningún contacto físico con estos tipos de pacientes señora.

Mi madre desconcertada sólo asintió y se alejó a la posición donde se encontraba antes.

—mamá por favor ayúdame— dije entre lagrimas con una falsa expresión de tristeza —te juro que mejoraré no fue mi culpa, ¿o...es que acaso ya no me quieres?— intensifiqué el llanto

—Cariño si te quiero, es por tu bien

—nunca me quisiste mamá, tú eras todo para mí y lo único que hiciste fue lastimarme y hacerme creer que era mi culpa, ¿por qué ya no me quieres?— el doctor sólo miraba, parecía ¿triste?.

Bien, un poco más y estará listo.

Mis ojos estaban empezando a hincharse por mi gran creíble llanto

Sólo un poco más.

La enfermera ya había venido con un carrito especial para el hospital.

Jeringas.

Bien es justo lo que necesito.

—Aquí está lo que pidió doctor— y se retiró sin antes de dirigirme una mirada de pena.

Empecé a chillar más y mi manipulación se centraba ahora en los dos.

—Entiendo que es por mi bien— hice rodar una lágrima por mi mejilla derecha tan natural que nadie lo habría sospechado —doc, usted es casado, yo lo sé, ¿le gustaría que sus hijos pasarán por esto?— se tensó todo su cuerpo.

Iba hablar pero seguí.

—mami— pff mami, que patética liz —mami, por favor, no me dejes otra vez. Prometo esta vez que va ser la última vez, ¿acaso no me crees, mami?— pronuncié lentamente y con sentimiento estas últimas palabras.

Empecé a patalear como me dejaban las ataduras, mi llanto era demasiado creíble que la enfermera había sentido pena por mí, todos lo hacían.

—Está muy alterada señora, le aplicaremos un sedante para que duerma y cuando despierte vera que estará mejor, ¿sí?

—Lo que sea mejor está bien

Bien.

Es mi momento de tratar de quitarle la jeringa y clavársela e huir.

Cuando el doctor se acerco a aplicarme el sedante me lamió el lóbulo de mi oreja derecha

—como siempre tan lista, liz.

¿qué mierda?

Puedes Ser Parte De Mí© [𝕰𝖓 𝖕𝖗𝖔𝖈𝖊𝖘𝖔]Onde histórias criam vida. Descubra agora