Capítulo 41

433 28 5
                                    

Aprovechando que habíamos finalizado por fin varias materias, usábamos algunas horas para ensayar, ya fuera en la cancha dónde hacíamos educación física o algunos salones vacíos. Pero se complicaba la hora de ensayo, pues Robert tenía que dar clases todavía, pero él decía que ya estaba por finalizar con la mayoría de los años que le correspondía, sin embargo, nosotras ensayabamos solas (lo cual era un punto a mí favor).

Un viernes durante la hora de biología (ya que no necesitábamos presentar el examen correspondiente por hacer todas las tareas) nos dirigimos al auditorio vacío para ensayar. En el primer intento mis amigas lo hicieron bien, pero les faltaba rudeza.

-No, no, intenten que suene más grosero, un poco más de odio en el tono de voz -le decía a mis amigas.

Sus personajes eran dos jóvenes de clase alta que atacaban a una joven campesina por creerla bruja, solo por el hecho de saber de flores, plantas y ser pretendida por un joven conde.

Gia y Dani asintieron a mis instrucciones e iniciaron de nuevo, esta vez con miradas de odio y tonos de voz despectivos y de repudio. Yo solo estaba de pie siendo rodeadas por ella, intentaba decirles que no era mala y ellas debían arremeter contra mí, tomaron las bolas de papel que habíamos hecho para hacer pasar por rocas y me las arrojaron, yo fingí tambalear hacia atrás y caer al suelo tratando de cubrirme, entonces una de ellas tomó otra falsa roca y me la lanzó a la cabeza, yo caí como si me hubiese desmayado y entonces, un aplauso, desde los asientos provino un aplauso de orgullo, yo me levanté para buscar con la mirada el dueño de esos aplausos y resultó ser Robert.

-Señoritas, estoy impresionado, para haber sido un ensayo flojo quedó bastante bien -alabó. -Veo que no les he hecho mucha falta.

-¿Cuando piensa ensayar con nosotras? -preguntó Dani cruzándose de brazos.

Dani era exigente cuando quería que las cosas salieran bien y ella sabía que ensayar con un miembro ausente era dejar espacio a que ocurriera algún error.

-Es estricta, eso es bueno -se puso de pie. -Y ya que me encuentro aquí podríamos ensayar.

Salió de la fila y caminó hasta estar cerca del escenario, al que se subió de un buen salto, se quitó su saco, se dobló las mangas hasta la mitad del antebrazo, cuando aflojó su corbata miró a Mack y al sacar está lo hizo lentamente, dejó su saco y corbata en el suelo a un lado y aplaudió y frotó ambas manos.

-¿Desde el inicio? -preguntó.

-Arranquemos desde la parte en la que ella yace en el sueño -dice Gia.

Sabía porqué quería que arrancase desde ahí. Yo no me quejé, simplemente me puse en el suelo acostada de lado cubriéndome el rostro con una mano. Él se acercó y cayó de rodillas al lado mío lamentándose, metió su mano debajo de mi espalda y me levantó hasta apoyarme en su pecho, abrí los ojos y nuestros rostros estaban a centímetros uno del otro, podía sentir su respiración, dijo sus diálogos a la perfección para luego acercarse y besarme. Las chicas comenzaron a aplaudir, pero en ese momento solo estamos nosotros dos. Yo coloqué mis manos en su nuca atrayéndolo más a mí, sin querer dejarlo ir.

-Oigan enamorados, basta, que los pueden descubrir y se meterán en un lío -dijo Dani separándonos.

-Solo espero que no hagan eso el día de la presentación o estaremos fritos, ustedes por hacerlo y nosotras por cómplices -aclaró Gia recogiendo sus cosas.

Con una sonrisa Robert recogió sus pertenencias y miró su reloj. -Jack debe estar esperándome...

-¡En realidad llevo más de quince minutos aquí sentado! -gritó alguien desde una de las últimas filas. -¡Y la señorita Mikaelson tiene razón, sean prudentes o todos estaremos metidos en un lío!

Mi mano reposaba en mi pecho justo sobre mi corazón, la impresión de oír tan repentinamente a alguien me había causado un buen susto y más al creer por unos segundos que sería alguien que ignoraba por completo mi extraña relación con Robert, este se dirigió a nosotras y nos dijo que teníamos una semana para terminar cualquier detalle técnico para presentar la pequeña obra, nos despedimos y al final Jack y Robert se fueron juntos, y las chicas y yo nos fuimos a mí casa, para comenzar a trabajar en el vestuario.

Robert PDV

Golpeaba el saco con fuerza constantemente, luego de haber desaparecido un tiempo del gimnasio, al llegar, Richard decidió castigarme ¿Cuál era el castigo? Una semana de puro saco sin guantes y sin derecho al ring a menos de que quisiera castigarme de peor forma.
Mientras golpeaba el saco no podía dejar de pensar en Mack, en sus labios, después de ese ensayo no nos hemos vuelto a reunir, y menos comunicarnos por algún medio, estaba ansioso, quería saber sobre ella. En un momento golpee el saco con fuerza demás y grité, grité porque había sentido una especie de calambre en mis nudillos, al revisarme lo que en realidad había sucedido es que me los había roto, el saco estaba hecho de cuero y al golpear desmedidamente mis piel cedió.

-Maldición... -exclamé observando como brotaba la sangre de mi puño izquierdo.

-¡Robert! -gritó Richard a metros de distancia.

«Esto no puede ser bueno»

-¡Maldición Robert! ¡Tú castigo era golpear el saco, no romperte las manos! -regañó con molestia.

Es verdad que es mi culpa, a estas alturas debería saber entrenar con el saco sin guantes, pero estaba distraído, a parte de frustrado, noches soñando con ella y no poder siquiera verla me tenían de malas.

-Lo siento Richard, no volverá a suceder -me disculpé algo avergonzado.

-¡Ve a la enfermería idiota, me ma chas el piso!

Era claro que estaba de mal humor, un muchacho con potencial de atleta olímpico renunció por dedicarse a la contaduría y eso no lo tenía nada contento.

Sin mucho gusto tomé mi toalla, mi botella y a paso ligero fui a la enfermería del gimnasio, una vez allí la señora que atiende me miró con cara de pocos amigos.

-Tenía tiempo sin verte por aquí, siéntate. -señaló un banco que estaba pegado a la pared.

-Sé que no fue responsable dejar de venir sin dar un aviso -sonreí apenado. -Pero eso no es causa de que me mires con rencor ¿Verdad? -le puse cara de cachorro.

La señora de la enfermería ya tendría unos cincuenta y seis años, no había tratado mucho con ella, pero sabía que era muy agradable y trata a todos los que llegan a sus manos con cariño.

-Ay ¿Cuál rencor? -rió. -Solo sé más responsable a la próxima, eres uno de los mejores atletas de Richard y al ver que no regresabas se puso de malas -abrió los ojos dando a entender que ese "de malas" era el diablo en la tierra.

Luego de que me limpiara la herida y la vendara con mucho cuidado, me retiré, Richard me dejó ir a casa, lógicamente no podría seguir con el castigo; luego de despedirme de Jack, y conducir sin distracción alguna, llegué a casa para encontrar una nota de mi sobrino.

"Salí un rato con Gia, te dejé el almuerzo en el microondas, por favor, no lo dejes. D."

-¿Qué hice para merecer a este chico? -pregunté en voz alta.

Luego de comer, una ducha rápida y una rápida revisión de exámenes, me encontraba recostado en mi cama con un brazo detrás de mí cabeza y el manuscrito de la obra en la otra mano. Repasaba los diálogos, que aunque fueran pocos, debía memorizarlos bien, no es que me costara memorizarlos pero creo que leer y releer la obra me sentía cerca de Mack, sobre todo si el recuerdo de nosotros besándonos invadía mi mente una y otra vez.

Y con esa imagen, sin saber cómo, caí en un profundo sueño.

• • • • • • • • • • • • • • • • •

Hola, sé que me he tardado mucho, pero he estado con ocupaciones, aparte de pequeños bloqueos creativos, pero les aseguro que la historia no quedará a medias.

Por favor, no olviden votar, comentar, compartir la historia y seguirme.

La historia va apenas por la mitad, ahora es que se viene lo fuerte.

Tentemos A La Suerte |#1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora